FOTO EFE

Con más de 30.000 juguetes y piezas de plástico desechados, el artista japonés Hiroshi Fuji ha creado un parque jurásico multicolor que se expone en Bangkok.

«Mi inspiración vino de mi sentimiento de rechazo ante todo el plástico que hay en el mundo», dijo a Efe Fuji, momentos antes de la inauguración de la muestra titulada Plástico jurásico en el parque creativo Chang Chui.

A lo lejos, el visitante de esta exposición ve dinosaurios multicolores en una sábana psicodélica, pero de cerca descubre que están hechos con todo tipo de juguetes recolectados en Japón y Tailandia.

«Quiero encontrar un equilibrio entre la diversión de ver todos estos juguetes, y al mismo tiempo sentir el peligro del plástico», dice el artista.

Agregó que en su obra quiere darle un nuevo propósito a la masa de juguetes de plástico que tiramos.

«Quiero encontrar un equilibrio entre la diversión de ver todos estos juguetes», dijo el artista japonés Hiroshi Fuji

Fuji también quiere recordar con su obra que el petróleo con el que se produce el plástico proviene en parte de los cadáveres de los dinosaurios del Jurásico, más de 145 millones de años antes de nuestra era.

El artista se siente especialmente orgulloso de las fauces de los dinosaurios realizadas de manera meticulosa con juguetes y piezas pequeñas que no fueron fáciles de encajar.

Además de visitar la exposición, los niños y adultos podrán participar en talleres en los que jugarán y luego crear obras de arte con los juguetes.

«Ni siquiera la crisis consiguió reducir la cantidad de plástico»

La preocupación de Fuji por los desechos plásticos se remonta a los años setenta y ochenta, cuando el crecimiento económico y la producción en masa convirtieron a este material en un elemento ubicuo en la sociedad.

«Quería escapar de todo eso, no me gustaba la gran cantidad de plástico que veía», asegura el artista, que imparte clases de arte en la Universidad de Akita en Japón.

Durante una estancia como profesor en Papúa Nueva Guinea en los años ochenta, se dio cuenta de que los residuos allí eran orgánicos por lo que volvían a la naturaleza.

No había basura, hasta que también fueron invadidos por el plástico y otros materiales no orgánicos.

«Ni siquiera la carencia y las crisis del petróleo consiguieron reducir la cantidad de plástico», comenta alarmado Fuji, que se considera también un activista medioambiental.

En 1997, empezó a recolectar juguetes de plástico y creó el proyecto «Bazar Kaekko», en el que los niños cambiaban sus juguetes por otros de segunda mano.

Siguió acumulando juguetes de plástico desechados y, aunque no lleva una cuenta precisa, calcula que puede tener alrededor de 100.000 piezas en su colección con las que realiza obras de arte.

Alerta que gran parte del plástico que desechamos va a parar a los ríos y los océanos, lo que causa un gran impacto en la vida marina, o se introduce en la cadena alimentaria a través de los microplásticos.

Antes de pasar por Bangkok, Plástico jurásico se expuso en el Festival de Sydney en 2018 y más adelante volverá a Japón.


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