Foto Archivo

El impacto de la crisis climática afectará la gastronomía en la producción de los alimentos. Algunos chefs españoles, como María Varela e Ignacio Solana, propugnan adaptarse y renunciar temporalmente a ciertos productos para evitar que desaparezcan.

«El río que pasa por mi pueblo es famoso por su salmón, pero pescarlo está prohibido. Es una medida drástica y me frustra no poder cocinar el producto fetiche de mi restaurante, pero debo ser consciente y educar a mis clientes», explicó Solana.

El restaurante Solana recibió en 2012 una Estrella Michelin, que le convirtió en uno de los diez españoles más jóvenes en obtener esa distinción.

«La gastronomía, como todo, va a tener que adaptarte a muchas cosas, como los cambios en la estacionalidad. Si el tomate viene más tarde tendremos que acostumbrarnos a comerlo en octubre y no en agosto», explicó por su parte María Varela.

Solana y Varela se encuentran en Zúrich representando la gastronomía española en el festival Spanish Extravaganza.

La gastronomía tendrá que adaptarse a la crisis climática, los cambios en las temporadas y la desaparición de varias especies al borde de la extinción.  Los chefs tendrán que lidiar con estas condiciones que afectan sus ingredientes, los cuales, además, cambian por las temperaturas cada vez más cálidas en la atmósfera y el mar.

Las setas y muchos otros productos de la tierra sufren igualmente de los trastornos del clima, hasta extremos en los cocineros no obtienen los productos de temporada cuando deberían.

«Plantamos en la misma época, pero la planta no da», recalcó el chef.

Frente a todas estas experiencias del cambio climático en la cocina, los chefs defienden que hay que empezar a tener consciencia de la crisis ambiental y adaptarse a los cambios.


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