En 2019 vivieron su apogeo de la mano de la moda. Pero no se fueron del todo y de su uso en las pasarelas o por artistas como Rosalía ha saltado a la calle. Así pues, la joyería dental se ha convertido en un complemento de moda.
Desde el boxeador Mike Tyson en los años ochenta, con fundas de oro sobre dos de sus dientes en una época en la que era además un sello distintivo para algunos géneros musicales, hasta la pasarela con Ricardo Tisci para Givenchy en 2015. La joyería dental no es nueva, pero experimenta un auge de la mano de artistas y bajo procedimientos que respetan la salud.
«Cada vez hay más gente que quiere ponerse gemas dentales. Que referentes como Rosalía los lleve hace que mucha gente joven quiera ser partícipe de esta moda«, explica a EFE la doctora Ane Rada, odontóloga y fundadora de la firma de joyería dental Xtravaganza World, marca insignia en España dentro de esta disciplina.
Dentro de este universo de joyería dental —anteriormente mal apodado como piercings dentales—, las posibilidades son muchas. Desde incrustaciones de brillantes con todo tipo de colores y formas, hasta fundas de quita y pon sobre la propia dentadura o grillz. Este proceso tiene un precio que puede ascender hasta 20.000 euros, según los materiales.
«El cliente habitual en gemas dentales suele ser muy joven, entre 18 y 22 años más o menos, con un perfil más atrevido y moderno», explica Rada sobre el público que más demanda este tipo de accesorios. Esta explicación se enfrenta al perfil de los que optan por los ‘grillz’, «de unos 25 años en adelante y ligados al mundo urbano».
Si hace años eran piezas que permanecían meses o años sobre el esmalte dental, en la actualidad su duración puede escogerse por el consumidor. Esto convierte su adquisición en una reflexión menos profunda y más fácil de tomar. Además, cuenta con un amplio abanico de posibilidades y diseños.
«En cuanto a gemas dentales, la gente viene con la idea de ponerse una redonda sobre un diente, pero en cuanto se ven con ella y pasan dos días quieren ponerse más. Una vez te ves con ellas, ya no te ves sin ellas. También nos piden mucho la mariposa, por Rosalía», indica.
Joyería dental, más que una simple moda
Si Rosalía fue la responsable de encumbrar las manicuras en versión XL con motivos extravagantes en 2018, también fue precursora de esta oleada estética el mismo año, en el que apostaba por colocar una mariposa —uno de sus iconos— entre ambos paletos para promocionar su gira.
No fue la única. Desde Madonna a Katy Perry o toda una generación de artistas vinculados a géneros musicales como el trap o rap apuestan por este emblema, rescatado desde las tendencias del 2010 que ahora regresan con fuerza y también desligándose de algunas connotaciones del pasado.
Una de estas connotaciones es la de ser percibidos como una pieza de aire trash —a medio camino entre lo vulgar y lo quinqui—. Prueba de ello es la asistencia de Bella Hadid al Festival de Cannes luciendo estas piezas sobre sus dientes, a la par que se enfundaba en un elegante vestido de Alta Costura.
La mejora en la higiene ligada a estos procedimientos también es un punto a favor de esta moda. «Es vital que el procedimiento lo realice un odontólogo; el experto conoce perfectamente la estructura bucal, sobre qué dientes se puede poner y sobre cuáles no e identificar también aquellos pacientes que no son aptos», resalta.
El procedimiento es sencillo y dura poco tiempo. «Primero se hace un chequeo para estimar si la boca está sana y si se necesita hacer una limpieza». Posteriormente, tras realizar esta limpieza si es preciso, adherir al diente la gema con productos específicos «que se utilizan en más procesos de odontología».