huevo
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Saber si un huevo está podrido es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y para tener éxito al llevar a cabo recetas que requieran de este ingrediente. Hay varias formas rápidas y sencillas para asegurarse de que estén en buen estado.

Existen tres factores principales que se deben observar para identificar con facilidad y rapidez si un huevo se encuentra en mal estado.

Uno de ellos consiste en un hedor marcado de carácter fétido y sulfuroso. Por esto mismo, si se percibe un olor fuerte y desagradable al romper el huevo, quiere decir que se encuentra en mal estado y no debe ser consumido.

Otra clave consiste en observar un cambio en los colores de la yema y la clara. Un huevo fresco tiene una yema amarilla brillante y una clara transparente. Si está en mal estado, la primera puede volverse verde o grisácea, y la segunda adopta un carácter más bien turbio o acuoso.

Por último, uno de los métodos más comunes y fáciles para saber si un huevo está podrido sin romperlo consiste en la técnica de la flotación. Basta con poner el producto en un recipiente con agua: si flota, significa que está en mal estado. Por lo contrario, los huevos frescos se hunden debido a su contenido de agua. A medida que pasa el tiempo y se van poniendo feos, van presentando más aire en el interior y por eso suben a la superficie del líquido.

Consecuencias para la salud de consumir huevo podrido y los cuidados por tener en cuenta

Consumir un huevo podrido puede tener consecuencias negativas para la salud. En mal estado, este producto puede contener bacterias dañinas, entre ellas la salmonela. Los síntomas de una intoxicación alimentaria por esta bacteria incluyen náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y malestar general. En casos más graves puede requerir atención médica.

Para evitar contaminar una receta con huevos podridos es importante inspeccionarlos cuidadosamente antes de utilizarlos. A continuación, algunos consejos para evitar que suceda esto:

  • Inspección visual: más allá de todo lo que tiene que ver con el color de la yema y la clara del huevo, primero hay que prestar atención a que este alimento no presente fisuras o grietas en la superficie.
  • Separación individual: hay recetas que requieren solo de claras o de yemas. Para evitar la contaminación de una preparación, lo más conveniente es aplicar la distinción en recipientes por separado, de forma tal que si se identifica uno en mal estado no altere la buena condición de los restantes.

La correcta conservación de los huevos es crucial para prolongar su frescura y prevenir la descomposición. Un aspecto fundamental es la refrigeración. Almacenar los huevos en el refrigerador, preferiblemente en su envase o recipiente limpio y cerrado, resulta imprescindible. Esto se debe a que la temperatura fría ayuda a mantener la frescura.

También es importante evitar cambios bruscos de temperatura. Los huevos deben mantenerse alejados de fuentes de calor, como la estufa o la luz solar directa, pues estas pueden acelerar su descomposición .

Otro consejo radica en no lavar los huevos antes de refrigerarlos. Estos alimentos tienen una capa protectora natural llamada cutícula, que ayuda a evitar la entrada de bacterias. Limpiarlos antes de guardarlos en el refrigerador puede eliminar esa superficie, lo cual aumentaría el riesgo de contaminación.


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