La clorofila fortalece el sistema inmune, contribuye a mejorar la absorción del calcio en huesos y dientes, fortalece el músculo cardíaco, mejora la circulación, baja la presión arterial y oxigena el organismo. Crédito: Evita Ochel en Pixabay

¿Sabías que a la clorofila se la conoce como «la sangre de las plantas«? Esto se debe a que su composición química es muy similar a la sangre humana en términos de estructura molecular, con la única diferencia de que la hemoglobina está compuesta principalmente por hierro y la clorofila por magnesio.

«La clorofila es un fitonutriente esencial, es decir un conjunto de nutrientes producido por los vegetales presentes en las plantas y en las algas con beneficios muy poderosos que contribuyen al buen funcionamiento del cuerpo humano», explica la doctora Sánchez Calvin, experta en psico-nutrición y obesidad.

Además, es mundialmente famosa en el reino vegetal por ser una de las principales componentes, junto con la luz, en la realización del proceso de fotosíntesis, reseña La Nación.

Entre los principales beneficios, la clorofila fortalece el sistema inmune, contribuye a mejorar la absorción del calcio en huesos y dientes, fortalece el músculo cardíaco, mejora la circulación, baja la presión arterial y oxigena el organismo. Además, es fundamental, al ser capaz de incrementar la calidad y cantidad de células rojas en el organismo y mejorar de esa manera el transporte de oxígeno, se destaca como una de las sustancias naturales más potentes para prevenir el cáncer.

Recordemos que el fisiólogo alemán Otto Warburg obtuvo en 1931 el premio Nobel de Medicina al vincular el desarrollo de enfermedades como el cáncer a los bajos niveles de oxígeno en la sangre, y claro está que la clorofila cumple un importante papel en este sentido.

Por otro lado, en el libro Chlorophylls and Bacteriochlorophylls: Biochemistry, Biophysics, Functions and Applications se detalla cómo la clorofila es capaz de «atar» moléculas tóxicas, pesadas y cancerígenas, formando un complejo que resulta de difícil absorción para el cuerpo y que puede ser eliminado fácilmente.

Cómo conviene ingerirla

Si bien todas las plantas contienen clorofila, las que poseen niveles más concentrados son la alfalfa, la spirulina, los berros, la menta, el cilantro, la espinaca, la acelga, la rúcula, el perejil y el apio. Y un dato fundamental: para incorporar la mayor cantidad de beneficios y para que la absorción sea plena, conviene consumirla de forma cruda y líquida, principalmente a través de jugos, batidos y licuados.

«Si queremos incluir alimentos que sean ricos en clorofila en las preparaciones lo mejor será que tratemos de conservar el alimento lo más parecido a como vino de la naturaleza, pues así se mantienen mejor los niveles de clorofila y micronutrientes», indica Sánchez Calvin.

Ideas fáciles para incorporarla a tus días

  • Si tenemos espinacas frescas, las podemos consumir crudas en ensaladas con otras hojas como rúcula o acelga, y sumar hongos portobellos o shiitake para aportar sabor y vitaminas.
  • Los espárragos podrían consumirse grillados, o bien, en el caso de hervirlos (con lo que llegan a perder casi 60% de los micronutrientes que tienen) se recomienda llevar el agua a 100 grados y  entonces introducirlos durante unos tres minutos. Este blanqueado produce la muerte de microrganismos y permite que queden aptos para el consumo, con la menor pérdida posible de micronutrientes.
  • Con este mismo procedimiento se puede cocinar brócoli, apio o cualquier otra verdura de tu elección para ingerir de forma cocida.
  • Una propuesta que puede gustar a los más pequeños. Si pruebas con una guarnición de arroz de color verde y lo acompañas por una buena historia de monstruos, dinosaurios o duendes, quizás, quién te dice, llama la atención. ¡Hay que intentarlo! Para su elaboración deberías elegir un puñado de albahaca, de menta, de cilantro y de espinaca (mejor las hojas sin sus tallos), lavarlos bien, procesarlos con un vaso de agua tibia en una licuadora y reservarlo. Por otro lado, en una ollita, se saltea arroz con un chorrito de aceite hasta que la mitad de los granos se encuentren bastante blancos. En ese momento ya se puede agregar agua hirviendo, un poco de sal y el licuado de hierbas que habías reservado. Luego hay que mezclar bien, llevar a fuego alto por 3 minutos y trascurrido este tiempo, cocinarlo por unos 12 a 15 minutos a fuego mínimo. Y listo para servir.
  • Si estás embarazada es recomendable consultar antes de ingerirla porque puede generar riesgos para ti y para tu bebé. Y también es importante que sepas que no se debe ingerir en el momento de lactancia porque puede generar erupciones en la piel al exponernos al sol.

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