No tener bien definido el horario laboral, la sobrecarga de trabajo, la excesiva responsabilidad, la sobrevaloración de las nociones de éxito o fracaso que cada uno tiene de sus tareas cotidianas, llevarse tareas a casa, ocupar tiempo del fin de semana para adelantar, la poca definición de las actividades a realizar y objetivos a cumplir, la entrega anticipada de asignaciones. Todas estas situaciones, y muchas más, propician la entrada a ese grupo de personas que sufren estrés en el trabajo.

Que habitamos un mundo colapsado por problemas y en permanente estado de crisis no es una novedad. De hecho, «gran parte de la sociedad oscila entre dos polos. Uno que despotrica en contra del medio en el cual le ha tocado vivir u otro que se culpa a sí mismo por la situación actual. En ambos casos, no se admiten posibilidades de cambio», apunta el especialista en Counseling Vincular, problemáticas organizacionales y director académico del Instituto Superior de Formación en Counseling Centro Cultural Italiano, Martin Virasoro.

Pero a todas estas, cómo se define el estrés laboral. La Organización Mundial (OMS) de la Salud expresa que, básicamente, es “la reacción que puede tener un individuo ante exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades, y que ponen a prueba su facultad para afrontar la situación».

Este tipo de estrés, también denominado ‘burn-out’, agota el sistema nervioso y tiene una tendencia a volverse crónico, producir desgaste y origina síntomas de tipo depresivos. Además de afectar psicológicamente a quien lo sufre, también repercute sobre la salud física de los trabajadores y en la eficiencia de las entidades para las que trabajan.

Cómo se sienten las personas estresadas

«Saber si estamos frente a un caso de estrés laboral puede ser una tarea complicada. Los síntomas son múltiples y variados; y la reacción de cada individuo suele ser diferente», indica el doctor Christian Leiva. Sin embargo, existen algunos síntomas guiones que pueden ayudar a definirlo.

Angustiadas e irritables

Incapaces de relajarse o concentrarse

Con dificultades para pensar lógicamente y tomar decisiones

Con inconvenientes para disfrutar de del trabajo y sintiéndose cada vez menos comprometido con este

Cansado, deprimido e intranquilo

Con problemas para dormir

Algunos podrían sufrir cardiopatías, trastornos digestivos, aumento de la tensión arterial, dolor de cabeza, trastornos músculo-esqueléticos (como lumbalgias y trastornos de los miembros superiores), entre otros

Cómo saber si un trabajo es saludable

Según la OMS, un trabajo es sano si la presión sobre el empleado se corresponde con sus capacidades y recursos, el grado de control que ejerce sobre su actividad y el apoyo que recibe de las personas que son importantes para él. Considerando a la salud como un estado de bienestar físico, mental y social completo, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades; un entorno laboral saludable no es únicamente aquel en que hay ausencia de circunstancias perjudiciales, sino abundancia de factores que promueven la salud.

Consecuencias en el ámbito laboral

*Aumento del ausentismo

*Menor dedicación al trabajo

*Aumento de la rotación del personal

*Deterioro del rendimiento y productividad

*Aumento de las prácticas laborales poco seguras y de las tasas de accidentes

*Aumento de las quejas de usuarios y clientes

*Efectos negativos en el reclutamiento de personal

*Aumento de los problemas legales ante las demandas presentadas y las acciones legales emprendidas por trabajadores que sufren estrés

*Deterioro de la imagen institucional tanto entre sus empleados como de cara al exterior

Cómo prevenir el estrés

Virasoro hace énfasis en practicar pequeñas formas de ‘regular’ emociones y reacciones habituales. «Introducir en la vida diaria breves prácticas de entrenamiento de la atención: respirar, caminar, escuchar música, bailar. Estas prácticas facilitan el camino que conduce a la neuroplasticidad autodirigida», expresa.

En tal sentido, el método RAM (Realidad, Aceptación, Motivación), intervención preventiva del Counseling, destaca lo siguiente:

El camino del auto control es aprender a responder al estrés de modo consciente en lugar de reaccionar de forma automática. La respuesta al síntoma –a diferencia de la reacción- no genera mayores niveles, tampoco nuevas formas de expresión de la patología.

Cuando una persona se siente estresada puede subirse a la ola de las consecuencias sin luchar ni salir huyendo. En esa instancia es posible que se sufran algunos altibajos, pero jamás serán tantos como los que padecerá cuando la alternativa se exprese en la prisión de las respuestas automáticas.

¿Cómo podría un empleador tomar la iniciativa en la gestión del estrés laboral?

«El empleador no solo puede tomar iniciativas, sino que es muy importante que las realice», acentúa, Leiva.

La detección y tratamiento precoz del estrés laboral se traducen directamente en menos ausentismo, aumento de la producción, mayor satisfacción y mejor ambiente de trabajo entre otros beneficios.

El departamento de recursos humanos debe asegurarse de controlar a los empelados. Tratando de definir correctamente cada puesto de trabajo y evaluando periódicamente el grado de satisfacción del personal. Otras acciones importantes son la de educación del trabajador, capacitaciones y un sistema de gestión que permite resolver de forma rápida y efectiva los conflictos que se presenten.

A su vez, Virasoro añade: «La gestión se facilita, si el empleador tiene siempre presente que cada persona debe considerar la decisión de disminuir su estrés laboral como un reto personal».

Cuándo consultar a un especialista

Cuando los problemas no se solucionan y la situación se vuelve permanente. Cuando los síntomas que se presentan se independizan de la situación puntual, es decir: luego de una semana agotadora, la exigencia del trabajo disminuye, pero igual se sigue con desgano o falta de energía.


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