Podcasts eróticos
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Una nueva generación de mujeres está creando podcasts y plataformas de audio con contenidos eróticos más en sintonía con el deseo femenino.

El punto de partida es darse cuenta de que hay un espacio sin ocupar en el paisaje del erotismo. El que está entre la literatura, no suficientemente sensorial, y el video, que deja muy poco lugar a la imaginación.

«Prefiero escuchar contenido erótico que verlo», dice Yves, que solo da su nombre y es usuaria de Dipsea, una de las tres grandes plataformas lanzadas hace un año.

«Como con los libros, prefiero imaginarme en una situación en lugar de mirar a alguien», dice.

Para Billie Quinlan, cofundadora de la plataforma Ferly, ya es hora de explorar el erotismo de otra forma, tanto en relación con los medios como con el contenido.

«La estimulación sexual es un sector históricamente dominado por hombres. No prioriza el placer femenino y, en consecuencia, creó narrativas perjudiciales e inútiles para las mujeres», explica.

Menciona, por ejemplo, gritos o gemidos exagerados y algunas posiciones supuestamente apreciadas por las mujeres.

Ferly se propuso la misión de reinventar estas historias siendo reflexiva, honesta y abierta a la diversidad.

Esta plataforma es solo para mujeres. En cambio, Quinn y Dipsea se ofrecen como abiertos a un público masculino.

Casi todos los podcasts duran entre 5 y 35 minutos, con escenarios a veces sofisticados, que incluyen, en algunos casos, cambios de lugares y múltiples personajes.

La intensidad erótica del programa se indica de antemano en muchos de ellos, así como la configuración inicial, Ella + Él, por ejemplo, a veces con categorías, como en público, fantasía o voyeurismo, en el caso de Ferly.

Bienestar sexual

Ferly y Dipsea dedicaron recursos significativos a la escritura y producción de sonido, distinguiéndose de contenidos más aficionados.

«Cuando creas contenido erótico, provocas una sensación muy frágil que puede verse perturbada si una respuesta no funciona o si la voz no suena bien», dice Gina Gutiérrez, cofundadora de Dipsea.

Gina Gutiérrez rechaza el término audio porno usado a veces, que para ella corresponde a algo transaccional y frío, cuando el erotismo es más amplio.

«Es difícil encontrar contenido erótico que valore a las mujeres, o al menos que trate al personaje femenino con respeto», explica una usuaria de Dipsea.

Los 5,5 millones de dólares invertidos en Dipsea y los 1,5 millones en Ferly pusieron a Estados Unidos y a Reino Unido a la vanguardia. El género también se está volviendo popular en otros países, como Francia con Les Chemins du désir en Arte Radio.

El auge de sonido erótico es parte de un movimiento general que, en los últimos años, propone abordar el sexo de una manera más moderna, menos estereotipada.


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