yoga facial

El arte de envejecer bien o well-aging es el nombre de la tendencia que puso a temblar al segmento de la estética convencional (la que usa técnicas invasivas como cirugías, rellenos, inyecciones) pues, a diferencia de esta, el ‘buen envejecer’ no pretende frenar, combatir ni revertir los efectos del paso de los años en el rostro, sino honrarlos.

«Mientras el concepto antiedad apuesta por esconder el paso de los años mediante intervenciones estéticas y procedimientos quirúrgicos que no apuntan a un resultado natural, el well-aging es todo lo contrario. Se trata de envejecer con naturalidad, sin prejuicios ni complejos. Aceptar y cuidar los cambios con amor, sin necesidad de transformarnos en algo que no somos o que queremos aparentar ser», explica Laura Botero en su libro sobre yoga facial.

Lo más llamativo de esta tendencia es que, literalmente, ‘le pone la cara’ al yoga para que cualquier persona puede unirse a ella y al mismo tiempo recibir los beneficios de la tonificación muscular -que habitualmente trabajamos a nivel corporal en un gimnasio- en la cara, gratis y destinando solo 15 minutos, idealmente antes de dormir, por el efecto relajante de los movimientos y masajes realizados y al uso de aceites esenciales para favorecer el desplazamiento de los dedos durante estos.

¿Qué es el yoga facial?

“Yoga facial es una técnica natural de rejuvenecimiento que nos ayuda a estirar, relajar y tonificar los músculos. Pero además, con la correcta práctica del yoga facial mejoramos la postura, estimulamos la circulación de la sangre, mejoramos la oxigenación de la piel y de los músculos, estimulamos el sistema linfático, desinflamamos la piel, disminuimos líneas de expresión, relajamos la tensión muscular (por eso también sirve para reducir el bruxismo), ayuda a dormir mejor y a iluminar la piel de manera natural”, añade Botero.

Su efectividad está dada por la constancia en la realización de la rutina de ejercicios faciales, los cuales, si bien no eliminan por completo las arrugas y líneas de expresión, sí las suavizan sustancialmente a la vez que van recuperando el contorno facial.

“El yoga facial permite conservar el tono muscular por más tiempo, el cual naturalmente se empieza a perder con la edad. Una buena rutina con ejercicios de tonificación muscular y automasajes ayuda a esculpir y moldear el rostro, disminuyendo la flacidez y la irrevocable caída de ciertos músculos faciales, como las mejillas”, añade la autora.

Ejercicios fáciles de yoga facial

Aunque la técnica tiene antecedentes milenarios -deriva de los automasajes y ejercicios faciales que realizan las mujeres en China y Corea desde el siglo VII e inspiraron la gimnasia facial que hace cien años inventó una de las primeras mujeres médicas de la historia, la francesa Nadia Payot-, Botero desarrolló una completa, efectiva y práctica rutina de yoga facial que “dura entre 12 y 15 minutos para que en las personas, realmente, se disminuya el nivel de deserción de este hábito”, finaliza la autora.

1. Calentamiento

– Para calentar el cuello: 

Relaje los hombros.

Baje la cabeza y gírela en forma circular.

Inhale cuando suba la cabeza, exhale al bajarla.

Repita cinco veces a cada lado.

-Para calentar el músculo macetero: 

Imagine que algo estira su cara hacia abajo y hacia arriba.

Pronuncia la palabra ‘wo’.

Repita cinco veces.

No fuerce la mandíbula, solo abra la boca hasta donde pueda.

-Para calentar los hombros:

Levante brazos y abrace sus antebrazos.

Estire lo más que puedas hacia arriba.

Si quiere, balancee el cuerpo de un lado hacia el otro para lograr un mejor estiramiento.

Mantenga la posición durante el tiempo que le tome dar cinco inhalaciones y exhalaciones profundas.

– Para calentar el pecho y la espalda:

Coloque las manos en la cintura.

Imagine que va a unir los codos por detrás de la espalda.

Abra el pecho, empuje suavemente los hombros hacia atrás, estire su cuello y mire hacia arriba, sin exagerar la postura.

Mantenga esta posición durante el tiempo que le tome dar cinco inhalaciones y exhalaciones profundas.

– Para calentar las orejas:

Baje los hombros.

Ubique los dedos índice por detrás de las orejas, y con los otros dedos, por delante, agarre las orejas y muévelas en dirección circular hacia atrás.

Inhale y exhale profundamente cinco veces.

Ahora gire sus orejas en dirección contraria, mientras inhala y exhala cinco veces.

Cierre los ojos y concéntrese en la sensación de relajación.

2. Tonificación

– Cuello y papada:

Coloque una mano sobre la otra debajo de la clavícula, para generar resistencia al músculo platisma.

Eleve la mirada.

Saque un poco la mandíbula.

Toque el labio superior con el labio inferior.

Sienta cómo estira y tonifica el cuello.

Relaje los hombros.

Repita 20 veces.

-Línea de la mandíbula:

Baje los hombros.

Levante un poco la mirada.

Saque la lengua como si quisiera tocar la punta de la nariz.

Mueva la lengua hacia la derecha y hacia la izquierda, hasta tocar la comisura de los labios.

Repita 15 veces a cada lado.

-Pómulos:

Relaje los hombros.

Succione las mejillas simulando ser un pescado.

Suelte y repita la postura treinta veces.

-Párpado inferior:

Coloque los dedos índices en el rabillo del ojo.

Levante suavemente como si quisiera dejar los ojos rasgados.

Observe un punto fijo y entrecierre los ojos, como si quisiera enfocar un objeto que está muy lejos.

Repita treinta veces.

Relaje los hombros.

Debe sentir cómo el párpado inferior trabaja.

-Párpado superior:

Coloque las palmas de las manos sobre la frente, posando los dedos sobre la cabeza.

Levante suavemente la frente hasta ver que sus cejas también suben.

Mire hacia abajo y parpadee treinta veces.

Relaje los hombros.

Toque por completo la piel de la frente con la palma de las manos para que no se formen arrugas.

Evite empujar la cabeza hacia atrás.

-Entrecejo:

Coloque los dedos índice y corazón en forma de V sobre las cejas.

Los dedos corazón deben quedar cerca del nacimiento de las cejas, y los índice a un centímetro de distancia.


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