semen
Imagen Europa Press

En los últimos 50 años, y con los datos encima de la mesa, los científicos pueden demostrar que la calidad del semen ha disminuido. En diferentes estudios se informa de que el recuento de espermatozoides ha bajado de un promedio de 99 millones de espermatozoides por mililitro a 47 millones por mililitro.

Para explicar este fenómeno se han identificado factores ambientales como disruptores endocrinos, pesticidas o radiación y un estilo de vida concreto –dieta, alcohol, estrés o tabaquismo–. Sin embargo, los expertos siempre se han preguntado qué papel jugaban la radiación electromagnética emitida por los móviles.

Ahora, un equipo de la Universidad de Ginebra (Unige), en colaboración con el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (Swiss TPH), ha publicado un importante estudio en el que asocia el uso frecuente del móvil con una menor concentración de espermatozoides y un recuento total de espermatozoides. Por otro lado, no han encontrado ninguna asociación entre el uso de celulares y la baja motilidad y morfología de los espermatozoides.

Cómo se mide la calidad del semen

La calidad del semen está determinada por la evaluación de estos parámetros:

Concentración de espermatozoides: la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que lo más probable es que un hombre tarde más de un año en concebir un hijo si su concentración de espermatozoides es inferior a 15 millones por mililitro. Además, el porcentaje de posibilidades de embarazo disminuirá si la concentración de espermatozoides es inferior a 40 millones por mililitro.

Recuento total de espermatozoides.

Motilidad de los espermatozoides.

Morfología de los espermatozoides.

Evaluación del impacto de los móviles

En colaboración con el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (Swiss TPH), los científicos estudiaron la asociación entre los parámetros del semen de 2.886 hombres y su uso de celulares. «Los hombres completaron un cuestionario detallado relacionado con sus hábitos de vida, su estado de salud general y, más específicamente, la frecuencia con la que usaban sus teléfonos, así como dónde los colocaban cuando no estaban en uso», explica Serge Nef, autor del estudio.

Estos datos revelaron una asociación entre el uso frecuente y una menor concentración de esperma. La concentración media de espermatozoides fue significativamente mayor en el grupo de hombres que no usaron su teléfono más de una vez a la semana (56,5 millones/mL) en comparación con los hombres que usaron su teléfono más de 20 veces al día (44,5 millones/mL). Esta diferencia corresponde a una disminución del 21 % en la concentración de esperma para los usuarios frecuentes (>20 veces/día) en comparación con los usuarios poco frecuentes (<1 vez>).

¿Es el 4G menos dañino que el 2G?

Se encontró que esta asociación inversa era más pronunciada en el primer período de estudio (2005-2007) y disminuyó gradualmente con el tiempo (2008-2011 y 2012-2018). «Esta tendencia corresponde a la transición de 2G a 3G y luego de 3G a 4G, que ha provocado una reducción de la potencia de transmisión de los teléfonos», explica Martin RÖÖsli, profesor asociado de la TPH suiza.

¿El móvil en el bolsillo?

El análisis de los datos también parece mostrar que la posición del teléfono, por ejemplo, en el bolsillo del pantalón, no se asoció con parámetros más bajos del semen. «Sin embargo, el número de personas de esta cohorte que indicaron que no llevaban el teléfono cerca del cuerpo era demasiado pequeño para sacar una conclusión realmente sólida sobre este punto específico», añade Rita Rahban, profesora de la Universidad de Ginebra y que también participó en la investigación.


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