Gustavo Cruz MasterChef Australia
Antonio Cruz Vaamonde, el cocinero venezolano que gracias a una cachapa hizo que Australia -a través de MasterChef- conociera el verdadero sabor de Venezuela

Cuando Antonio Cruz le hizo aquella promesa a su persona favorita, jamás imaginó que la vida movería las cuerdas de su destino para manifestarla. Sonsoles Vaamonde, su abuelita, se lo dijo bien claro: «Tienes que inscribirte en MasterChef, no puedes postergarlo. El momento es ahora». Hablaban todos los días y no había uno en el que, a Mamucha, como le decían, se olvidara de traer a colación el tema. El concurso de gastronomía, repetía incansable, era una forma de honrar su pasión. No las matemáticas, la física o las ciencias, su profesión. Sino la cocina, su vocación. «Lo que te hace feliz».

Se tardó un poco en cumplirle, tenía que recuperarse primero de su dolorosa ausencia, sobre todo él estando en Sídney y ella en Caracas, cuando murió de cáncer justo pasando la pandemia. Pero lo hizo, teniendo en mente los croissants que perfeccionó durante 2 años junto a ella y que le preparó a diario en su última visita. O aquel delicioso pollo en salsa blanca acompañado de papas gratinadas, que siempre le ponía una sonrisa en la cara a toda su familia durante los almuerzos de fin de semana.

Gustavo Cruz MasterChef Australia
Mamucha Sonsoles y Gustavo Cruz

Antonio Cruz Vaamonde, entonces, lo logró. Participó en uno de los reality de comida más importante de la televisión alrededor del mundo y demostró con una cachapa de queso, que no solo uno de los últimos deseos de Son se había hecho realidad, sino que sus raíces fueron capaces de mover la fibra sensible y los paladares de exigentes expertos que, hasta la fecha, desconocían la cultura y tradición venezolana.

El comienzo

Vaamonde emigró a los 27 años de edad de su natal Caracas. Hoy con 35 y casi una década al otro lado del mundo, explica que su decisión estuvo basada en la simple idea de mejorar su futuro. Es ingeniero informático egresado de la UCAB, algo que facilitó su proceso porque, además, es bilingüe y, su profesión, una de las más solicitadas alredor del mundo en materia de empleo.

Su travesía comenzó en 2013 con su naciente interés por hacer vida en Irlanda. De hecho, tenía todos sus papeles en regla y título universitario homologado para trabajar en Dublín, pero, justamente, comenzaron los problemas político-sociales entre Venezuela y algunas de las potencias europeas más importantes. El Instituto Tecnológico de la capital, rechazó su participación en el posgrado que había escogido.

Gustavo Cruz MasterChef Australia
Familia Cruz Vaamonde

Un año después, no obstante, la opción de irse a Australia apareció gracias a un primo y, sin pensarlo, tomo sus maletas, llegó a Maiquetía y no miró a atrás.

«Mi vida no ha pasado por ningún evento traumático», recalca. «Gracias a Dios, todo ha fluido muy bien desde el día uno. Llegué como uno entre los miles de migrantes suramericanos que vienen en busca de oportunidades. Por fortuna, nunca se me negaron», cuenta.

Vive en Sídney, ciudad que lo adoptó desde que llegó y a que, a los dos meses, gracias a un starup en el que aún trabaja y que confió en sus conocimientos, le brindó estabilidad y trabajo. Al año y medio de haber pisado la Tierra de Oz, logró la residencia; a los 5, se hizo ciudadano.

Antonio Cruz y su «familia australiana».

Un nuevo rumbo: MasterChef

Es hijo de dos periodistas nacido en una familia que ama la cocina.

«Cuando tuve que salir de Venezuela y valerme por mí mismo, no me costó; ya tenía práctica. Responsabilizarme por lo que comía fue lo que hizo, por lo tanto, que mi tiempo se enfocara también en buscar nuevas técnicas, aprender a hacer platos, leer, ver, saborear y encontrar opciones de lo que comería. Siempre fue una pasión, pero en Australia la terminé de desarrollar. Por eso, finalmente, me inscribí en MasterChef».

Gustavo Cruz MasterChef Australia
MasterChef Australia

«Aplicar fue exhaustivo», comenta. Sin embargo, pasó todas las pruebas porque lo invitaron a una audición que duraría un fin de semana, donde sus preparaciones serían protagonistas.

Tuvo que viajar a otra ciudad porque justamente estaba de visita en Venezuela cuando lo citaron en Sidney. Se dirigió entonces a Adelaide y cocinó, por primera vez, un sábado. Pasó y regresó el domingo. Superó las expectativas y ese día los mismos jueces decidieron el grupo de 27 finalistas.

«El llamado fue atendido por 50 mil personas, según se manejó en producción. Ese año, 2022, fui el único venezolano –que yo tenga entendido– en aplicar. Éramos muy pocos latinos», describe. Finalmente, tuvimos que dirigirnos a Melbourne para saber quiénes seríamos los escogidos y de 27 solo 18 estaríamos en MasterChef Australia, Season 15, que aquel año se llamó Secrets and Surprises».

De lo que cocinó en las etapas preliminares recuerda que tuvo que apañárselas con una mistery box; eso significó que no podía elegir qué preparar y sus recetas con sazón venezolano no podían llevarse a cabo.

Se hizo finalista con la preparación, en apenas 60 minutos, de unos profiteroles con praliné de nueces y crema pastelera de chocolate.

Gustavo Cruz MasterChef Australia
La cachapa que lo hizo viral en redes sociales y lo hizo reconocido en Australia

Cuando se supo entre los finalista se asomó el síndrome del impostor. «Se me bajó la tensión, pensé en Mamucha y el miedo me abarcó: no tengo lo que se necesita», dice que pensó.

“No sabía si lo que sabía cocinar era digno de ser presentado en MasterChef”

Entonces se tranquilizó al entender que sus compañeros pasarían por lo mismo. La condición sine qua non del programa es nunca haber estudiado cocina. «Todos debíamos ser home cookers, no podemos tener formación oficial o ser chefs, ni cursos o experiencias en cocinas comerciales. Un punto para mí, entonces. Me relajé y comencé a asumir mi papel».

La fecha, según trata aún de armar en su cabeza, fue entre finales de septiembre e inicios de octubre de 2022.

Cruz en MasterChef Australia

Sobre el concurso, subraya que tenía muchos platos criollos pensados a los que le daría forma en la cocina de MasterChef. Sin embargo, no llevó a cabo la tarea como pensó pues el programa, como buen reality de cocina, también funciona como una especie de juego. «Hay que tener estrategias si se quiere sobrevivir. Además, dependemos del reto del día. Si vas a la cocina pensando voy a hacer un asado negro, pero resulta que te presentan una mistery box y adentro hay solo chocolate y rosas, tienes que resolver», asevera.

Hay que tomarlo con calma, día a día, ver qué toca hacer, reitera. Eso le pasó con la cachapa que lo hizo viral, por ejemplo.

«Ese día teníamos a Jamie Oliver como juez invitado. La prueba era cocinar un plato completo en 15 minutos. En ese momento, el pantry de Mastechef me sonrió porque vi los jojotos y algo se apoderó de mí. Los ingredientes siempre rotan. Me sentí con mucha suerte, así que agarré el maíz y todo lo demás. Cociné y el resultado fue lo que vieron en el video. Era el segundo día», expresa.

De su paso, recuerda la vez en que cocinó junto a Oliver en una sección llamada Keep up with the chef, en la que los participantes imitan todo lo que hace el experto. «Hizo un rotolo italiano, una especie de brazo gitano pero hecho con pasta. En esa prueba obtuve el mejor puntaje. Fue el mismo día de la cachapa y estuvo lleno de emociones».

Afirma que la creación de signatures como el helado de sándwich de Toblerone y maní, el Éclair de choco krispies y el John Dory (pescado) al asado negro fueron de sus momentos más memorables.

Antonio Cruz Vaamonde quedó entre los 10 primeros lugares y participó en 30 episodios.

Lo «amenazaron» por un helado de avellana con sirop de naranja amarga, galleta y ganache de chocolate blanco, muy dulce según los jueces. Eso lo mandó a la segunda ronda de eliminación. Una vez allí, las aceitunas jugaron en su contra: hizo una milhojas de queso de cabra con caramelo de aceitunas que, según los diestros en la materia, había quedado fabuloso en sabor, pero la técnica de la harina de la milhojas no fue la adecuada. Parecía una galleta, no estaba hojaldrado. «Ese detalle me mandó a casa», afirma.

Después de MasterChef

Antonio Cruz sigue trabajando como programador de tecnologías Microsoft. Construye infraestructuras de servicios que soportan páginas web y se especializa en data. Afirma que «la fama» no le llegó como muchos piensan. Tampoco la espera.

«Australia no se revolucionó, pero sí aprendieron de nuestra cultura. Aquí no tienen un amplio conocimiento de la cocina latina, pero existen restaurantes que tienen opciones variopintas: colombianas, mexicanas, peruanas y venezolanas. Una sola sería muy de nicho y no los hay. Pero eso puede cambiar», recalca.

Gustavo Cruz MasterChef Australia
Antonio Cruz Vaamonde comparte sus días con su mascota Ziggy

Antonio también apuesta por mantener a la gente entretenida a través de sus redes sociales. «Iré posteando muchos videos, recetas y contenido de valor para no perder el contacto con quienes tanto me apoyan y me envían sus cariños. Quiero mostrarle al mundo quién que soy», expresa.

Tiene planes de hacer algunas colaboraciones gastronómicas. «Todo irá en son de las cenas privadas. Quiero diseñar experiencias o un menú especializado para cada temporada del año y, por supuesto, siempre dándole protagonismo a la cocina latinoamericana, sobre todo a la venezolana».

Finalmente, este admirador de Gordon Ramsay y Amaury Guichon, al que le gusta cocinar más dulce que salado, que ama Choroní y aún tiene presente el olor de las orquídeas de su abuela; fanático del queso telita y de las calles de El Hatillo; que le cocina arepas casi todos los días a sus amigos australianos y vive entregado a hacer feliz a Ziggy, su Golden Retriever; que ama a sus padres y a sus tres hermanas pequeñas como a nadie y que se define alegre, asevera que en el estudio, la preparación y el amor por lo que se hace es lo único que garantiza el éxito en la vida. «No es dejar las cosas al azar, es dar después el paso y evaluar las opciones, sin arrepentimiento».


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