A sus 93 años, don Armando Scannone es la viva demostración de una frase que él defiende y recuerda en el libro El legado de don Armando: «El bienestar está asociado al desafío. A tener un reto». El autor de los recetarios más difundidos de la cocina local, creador de Mi cocina. A la manera de Caracas, es incansable en su cruzada de recordar la valía de los sabores venezolanos. Los mismos que él conoció en la casa de su infancia en el centro de Caracas, con recetas de acento caraqueño, que son conservadas en su mesa por la veteranía de su cocinera Magdalena Salavarría.En ese inagotable propósito estrena ahora una nueva ventana para difundirla. En la Universidad Metropolitana, donde le otorgaron el doctorado honoris causa, ofrecen un curso online gratuito, de aproximadamente dos horas, en el que Scannone desarrolla su idea de humanismo gastronómico. «No es un curso de cocina. Está orientado hacia el placer de comer. Son reflexiones que lo abordan desde tres pilares: la intelectualidad, la sensualidad y la espiritualidad», cuenta Scannone.Allí, entrevistado por la nutricionista y cocinera Rosa Benítez, va desgranando sus convicciones, anécdotas y recordatorio de la importancia de reivindicar en excelencia los sabores venezolanos. «Es un curso que despierta el hambre por probar las recetas de nuestra cocina, prepararlas y preservarlas», agrega Benítez».Don Armando, desde su serena sapiencia, cuenta que quizá sea esta la antesala de una cátedra, dictada por él, de manera presencial, en esa casa de estudios. Eso, mientras allí se cocina, para el año entrante, concretar el Centro de Estudio Armando Scannone, para documentar, conservar y difundir el buen gusto de la gastronomía de este país.El curso de Humanismo Gastronómico, de Armando Scannone, se encuentra en Unimet en línea. Es de acceso gratuito. Su link: http://enlinea.unimet.edu.veBuen beberMiro Popic / [email protected] ShirazDistribuye: Productos del SurTeléfono: (0212) 261 6370El verdadero misterio de este vino es de dónde es originaria la uva con que se elabora. Algunos la escriben así, shiraz, como una antigua ciudad de Persia de donde, se cree, proviene. En Francia, en cambio, la llaman syrah y dicen que es de origen galo, donde se emplea mayormente en los valles del Ródano. Quienes la pusieron de moda en el mundo fueron en verdad los australianos, que hicieron vinos tremendamente afrutados, casi como compota, en el que la uva predominaba por sobre todos los demás factores que influyen en su composición. Otros países del Nuevo Mundo comenzaron también con su explotación experimental y, en Argentina, por ejemplo, están saliendo algunos buenos ejemplares que rompen la monotonía del malbec. Lo que buscan es vinos fáciles de beber que atrapen a quienes huyen de los taninos intensos. En esa línea se inscribe este monovarietal respaldado por la prestigiosa bodega Finca Flichman que, además del shiraz, incluye cabernet sauvignon blanc, malbec, chardonnay y sauvignon blanc. Lo llaman Misterio y ellos sabrán por qué. Este shiraz, escrito a la manera persa, es más que un misterio, una revelación, pues introduce una nota de frescura y novedad, moderno, joven y sencillo, pero sin que se trate de un vino menor. Es para beberlo ya, con un color violeta intenso y una fruta que provoca mascarla. No es económico, pero justifica su inversión.


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