Cuando tenían 21 años, Francis Cohen y un grupo de amigas que estudiaban psicología quisieron apoyar alguna iniciativa para ayudar a niños en situación de riesgo. Junto con Sandra Azrak, Elsa Levy y Lily Sech, optaron por apoyar a un instituto del INAM y salieron de ahí convencidas de que querían ofrecer otra alternativa. Felizmente ese entusiasmo obtuvo el respaldo de empresas privadas que las ayudaron a conseguir, en 1991, la primera casa de la Fundación Amigos del Niño que Amerita Protección (Fundana) en la que poco tiempo después tenían 40 niños que requerían un hogar. Desde entonces, sobresalen los alcances de una admirable cruzada que ha permitido brindarles un mejor futuro a miles de pequeños que habían quedado a su suerte. «Creo que hemos ayudado, por lo menos, a 10.000 niños».Hace una década crearon la villa Los Chiquiticos en Caracas. Allí 120 niños de hasta 11 años de edad son cuidados con esmero en casas donde conviven 10 de estos junto a una «madrina» y una «tía», que los acompaña, el trabajo de todo un equipo y la labor de quienes desean colaborar como voluntarios. «Nuestra filosofía es que todo niño merece una familia», recuerda Cohen, quien cuenta los logros desde el plural: «No me gusta hablar de mí. Somos un equipo».En una cuna aguarda una bebé con apenas una semana de nacida. La dejaron, a su suerte, en el hospital. Si fuese por Cohen, conseguiría una familia pronto. «Aunque aquí tenga todos los cuidados, siempre es mejor un hogar que una institución». Pero sabe que los alcances no siempre son del tamaño del deseo. Hasta que esa niña tenga la venia de ser adoptable, que dicta un tribunal, hay que superar muchas escalas en la pesquisa de todos los familiares y la posibilidad de que la puedan cuidar. Sin embargo, ellos insisten hasta dar con alternativas. Desde 2000 consiguieron una fórmula, amparada en la ley, en la que los niños pueden estar temporalmente bajo la protección de una familia que les quiera dar cobijo gracias a la colocación familiar. Son personas que luego de ese tiempo posiblemente puedan optar por la adopción. Aunque tenga sus excepciones, en general, Cohen hace buen balance de lo que se logra. «Los resultados han sido espectaculares».El alcance de su obra se extiende, desde hace dos años, a un refugio donde apoyan a mujeres que son víctimas de la violencia doméstica y les proporcionan herramientas para salir de esa dolorosa espiral. Todas esas historias inciertas pueden cambiar de destino en ese lugar, lleno de juguetes que muchos han donado, y al cuido de un equipo con evidente esmero. «La recompensa emocional no tiene precio. Día a día doy gracias a Dios por tener la oportunidad de hacer esto. Cada niño que salvamos es una alegría. Cada niño que llega es alguien por quien trabajar».Quienes deseen saber más para cooperar con la fundación, pueden visitar la página www.fundana.orgEn Instagram: @fundana_fundacion.


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