Activistas que tomaron la Embajada de Venezuela en Estados Unidos hace más de un mes dijeron este martes que planean quedarse allí, horas después de que agentes de seguridad les advirtieron que invadían la sede diplomática.

“No vamos a acatar la orden. Es ilegal”, expresó el activista Kevin Zeese a reporteros desde la ventana del segundo piso del edificio.

Zeese indicó que en el recinto había cuatro personas, pero solo dos se asomaron por la ventana. Señaló que tenían suficientes alimentos y agua como para continuar la protesta.

Los activistas han estado viviendo en la embajada porque dicen que Nicolás Maduro es el legítimo presidente de Venezuela. Estados Unidos y otros 50 países consideran que la reelección de Maduro fue fraudulenta y reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino.

Carlos Vecchio, embajador de Venezuela en Estados Unidos, pidió ayuda a ese país para despejar el edificio. El Departamento de Estado indicó este martes que “hasta tanto se hayan ido los intrusos, no se permitirá el ingreso de individuo alguno a la embajada”.

El propósito de los activistas, que denuncian la existencia de un plan de golpe de Estado contra Maduro, es impedir la entrada de los delegados de Guaidó y custodiar el recinto luego de la salida de los últimos diplomáticos venezolanos el 24 de abril.

Las autoridades notificaron a los activistas que tenían que salir del edificio, de acuerdo con lo que indicó el lunes Rafael Alfonso, encargado de operaciones de la delegación de Carlos Vecchio.

Desde hace semanas, la pugna que enfrenta Venezuela entre el gobierno de Maduro, reconocido por la ONU y apoyado por Rusia y China, y Guaidó, respaldado por Estados Unidos y más de 50 países, también se trasladó a la sede diplomática en Washington.

Vecchio afirmó la semana pasada que el primero de mayo dio su consentimiento a las autoridades estadounidenses para recuperar la embajada.

En de la sede permanecen, además de Zeese, la otra codirectora de Resistencia Popular, Margaret Flowers, y otros dos activistas.

“Me quedé sin vacaciones”

Frente a la legación diplomática, aproximadamente 10 venezolanos pasaron la noche en sillas de playa turnándose para descansar en sus coches para no perderse el momento en que entraría la policía.

“Tengo 13 días aquí y siento que es un deber patrio recuperar nuestra embajada”, contó a la AFP Oneida Caldera, de 59 años de edad.

Contreras indicó que había cancelado sus vacaciones en Florida para ser parte de la movilización espontánea de venezolanos que acudieron a la embajada para alentar a los activistas a abandonar el edificio.

Después del fallido levantamiento de militares en Venezuela el 30 de abril, un grupo de venezolanos comenzó a acampar fuera de la embajada y sitió a los activistas para impedir que entrara comida al recinto.

Los venezolanos trajeron un generador, arepas y café y un potente equipo de sonido que reproducía varias veces al día el himno venezolano y música del Caribe.

El lunes por la noche, la policía inició el operativo para desalojar la embajada y pidió a los venezolanos que despejaran la acera.

Estados Unidos y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas en febrero, después de que Guaidó se juramentó como presidente interino de Venezuela el 23 de enero.

Los últimos diplomáticos de Maduro perdieron sus credenciales después de que la Organización de los Estados Americanos votó el 10 de abril reconocer a la delegación de Guaidó como representante de Venezuela.

Desde que se acabó el plazo para la salida de los diplomáticos de Maduro, el 24 de abril en la noche, los activistas se prepararon para una evacuación inminente. El miércoles en la noche, un equipo de la compañía eléctrica Pepco cortó la electricidad a la embajada.

La solicitud a las autoridades estadounidenses de evacuar la embajada la hicieron el enviado de Guaidó en Washington, Carlos Vecchio, y su representante ante la Organización de Estados Americanos, Gustavo Tarre, a quienes Estados Unidos reconoce como legítimos.


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