Aunque no parezca la rutina común de un artista, a José Carlos Martinat lo han perseguido policías, le han lanzado bombas lacrimógenas y lo han hostigado grupos chavistas y opositores. El artista peruano no vive en Venezuela, pero estuvo allá casi dos semanas –días antes y días después de los comicios para elegir la Asamblea Nacional Constituyente, el pasado 30 de julio– y sintió muy cerca la convulsión asentada en el país desde hace meses.

“Yo suelo trabajar a partir de los espacios o los lugares donde voy a hacer mis exhibiciones, normalmente ese es mi punto de partida. Pero esta vez fue diferente: me interesaba mucho lo que estaba ocurriendo en Venezuela y decidí viajar para trabajar allí”, explica el artista.

Y lo realizado allá parece simple, pero guarda muchas complejidades: Martinat ha buscado pintas, grafitis y murales en las calles de Caracas, y los ha retirado íntegramente para llevarlos hasta Los Ángeles, en Estados Unidos, donde se exhibirán en el marco del denominado Proyectos LA del Pacific Standard Time, organizado por la Getty Foundation, una muestra gigantesca que reúne a 62 artistas de 19 galerías de Latinoamérica. Martinat representa a la galería Revólver.

Lo público y lo social

Martinat ha trabajado con pintas de ambos lados del enfrentamiento: las que han realizado los miembros de la resistencia y las que manda a colocar el propio gobierno de Nicolás Maduro. Por eso es que, durante el proceso, él y su equipo tuvieron que movilizarse con sumo cuidado para evitar la respuesta vehemente de las personas que no querían que tocaran sus símbolos.

En esta dinámica de apropiarse de la obra de otros –urbana, espontánea, usualmente anónima–, el artista tiene experiencia. “Yo no tengo formación de artista, así que todos los trabajos que realizo se caracterizan por la reutilización de elementos que ya existen en el espacio físico o virtual. Y la autoría es subjetiva en el espacio público. Yo cojo los elementos y los transformo, para crear un cuerpo nuevo”, explica.

Y esos mensajes en las paredes, que son la materialización de las proclamas a viva voz de los ciudadanos, atrajeron la atención de Martinat porque responden a una sensación de malestar que ha ido creciendo con el tiempo. “La dictadura en Venezuela no se ha dado como antiguamente, mediante un golpe de Estado –señala–, sino que fue un gobierno elegido democráticamente que luego, a través de artimañas, se ha atornillado al poder. Es lo que ocurrió en los 90 con Alberto Fujimori, y me interesó ese puente entre Venezuela y el Perú”.

Además, su preocupación por las problemáticas sociopolíticas parece lejos de agotarse. Aparte de que toda la exhibición del Pacific Standard Time lleva como lema “Una celebración más allá de las fronteras”, en relación a los sueños divisionistas de Donald Trump, Martinat ha hecho una parada antes de llegar a Los Ángeles: se encuentra en Tijuana, donde también recogerá pintas de ambos lados del muro que separa a los Estados Unidos y México. Nuevas formas de escuchar a una pared.


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