yordano
Foto Sony Music Latin

Llenaba estadios. Dice Yordano di Marzo que una de las primeras veces que vio un público tan grande fue en Bogotá, en El Campín, en un show en el que alternó con Franco De Vita. No ha olvidado esa imagen, pero no suena nostálgico por aquellos tiempos, ahora que hace conciertos más pequeños, más íntimos.

¡Está vivo cinco años después de un trasplante de médula que parecía el último y más desesperado recurso! Y repite varias veces en entrevista con El Tiempo que el cáncer remitió completamente.

De sus años de recuperación quedan un disco nuevo (titulado Después de todo, que saldrá en el 2020) y unos deseos enormes de encontrarse con públicos como el bogotano, que espera a Yordano el 30 de noviembre en el Teatro ABC.

-¿Cómo va el álbum?

-Está en la última fase antes de salir. Estamos desarrollando la parte visual. En Bogotá estaremos el 30 y al volver a Nueva York (donde vive) haremos el video. El álbum está listo y mezclado, estamos en conversaciones con Sony Latin sobre el mejor momento para lanzarlo, porque en esta parte del año hay sobre exposición de discos. Llevo casi cinco años trabajando en él.

-A la par con su recuperación…

-La recuperación comenzó en 2015, con el trasplante. Todo 2014 fue de quimioterapias y otros tratamientos. Probamos medicamentos y cuanto había para que el cáncer retrocediera, y no ocurría. Así que quedaba el trasplante. En enero serán cinco años.

Estuve como en una burbuja. No podía moverme de la casa, había muchos riesgos para el sistema inmunológico. Así que a los seis meses empezamos a trabajar con Cheo Pardo, fundador de Los Amigos Invisibles, que fue coproductor del álbum. Solo ahora lo terminamos.

-¿Cómo fue volver a tocar?

-Nunca dejé de tocar. En el hospital tenía mi guitarra. En el piso en el que estábamos había un joven que llegaba con una carretilla de instrumentos musicales por si algún paciente quería hacer música, escuchar o cantar. Así que tocábamos. Pero estaba débil.

-¿La voz se afectó?

-Al principio era vulnerable a gripes y resfríos. Ahora estoy en remisión completa, ya no tengo la enfermedad, pero el problema eran las plaquetas. Estaba el proceso inmunológico para que los linfocitos no rechazaran a las células madre. Hubo complicaciones, estuve en coma dos veces. Aun así, mi voz estaba bien.

-¿Cuándo volvió a escenarios?

-Ya fui a Bogotá una vez. Al año de la operación. Uno queda como un bebé, pierde las vacunas. Así que no salí de gira hasta pasado un año. Hicimos un primer concierto en Nueva York, después fui a Caracas, allí tuve problemas. Parecía que la enfermedad había vuelto, pero no. Debí regresar a Nueva York. Lo bueno es que de un año para acá, todo está muy bien.

Las presentaciones se han hecho de forma gradual. Hace dos años fui a Caracas por más de una semana y tuve seis conciertos en un teatro. Entre septiembre y octubre de este año estuvimos en Houston, Austin, Orlando y varias ciudades de Canadá.

-¿Cómo será el concierto en Bogotá?

-Voy con Los Crema Paraíso, el grupo de Cheo. Son tres venezolanos radicados en Nueva York. Tienen una parte de guitarra, bajo y percusión que llaman tropic drums. He hecho conciertos yo solo con guitarra. Pero vamos con la banda a Bogotá. Muestro cómo participaron en el disco. Cuando voy solo hago cosas más personales, canciones que no son las más conocidas, pero sí las más importantes para mí.

Pero, con la banda hago un balance entre lo nuevo y temas que canto solo. Es lo que he hecho los últimos meses. Es una etapa más de mi vida: los conciertos han sido intensos. En redes, alguien dijo que disfrutó el show más que cuando me vio en el 87, cuando hacía espectáculos multitudinarios. Uno va creciendo. Me siento distinto de como me sentía en tarima entonces.

-¿Qué cambió en Yordano?

-He desarrollado otros elementos. Cuando estoy solo, la gente aprecia más las letras que cuando estoy con una banda entre ritmo y gozadera. Es distinto cuando desnudas las canciones y no pones más que guitarra y voz. Mucha gente llora y se vale, es una manera sana de sentir.

-¿Las nuevas canciones cuentan algo de su proceso de salud?

-Todo el disco se inspiró en eso. Ahora estoy en un «reset», porque siempre que termino un álbum entro en receso de componer. En el disco hay algunas experiencias, incluso la melancolía, pero no es un trabajo melancólico. La lírica habla de la situación, pero no es un álbum dramático.

Viví un drama, pero se muestra de manera positiva, con energía y deseo de vivir, como me dijo el médico que me atendió, un venezolano que es una eminencia en trasplantes de médula, dijo: «Esto no es una lucha contra la muerte sino por la vida». Creo que eso se siente. Dadas las circunstancias, es un álbum que si no es el mejor, es el más importante. Se llama Después de todo y en él me permití hacer cosas que no hice antes.

-¿Qué espera de su regreso a Colombia?

-Siempre me alegra volver. Una vez, en un bajón de espíritu viajé a Colombia, ni siquiera a tocar, pero en los medios me atendieron tan bien que fue como si me inyectaran adrenalina. Hay mucho respeto y cariño. También allá están artistas como Carlos Vives, que se juntaron en Gaira para hacerme el tributo para ayudarme. Estaban Santiago Cruz, Johana Carmelina, Jorge Villamizar. Entonces, para mí es un honor volver.


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