Gustavo Dudamel
Foto: Archivo

Cuando en 2017 Gustavo Dudamel aterrizó en Caracas con un equipo de cineastas para rodar un documental sobre su admirada carrera, ninguno imaginaba que sería la última vez que el músico podría regresar a su país.

¡Viva Maestro!, la cinta sobre el carismático director de orquesta venezolano, se estrena este viernes en cines de Estados Unidos como testimonio de un héroe nacional que decide aparcar su gran pasión, la música, para fijar posición por primera vez contra el gobierno de Maduro y asumir las consecuencias.

«Queríamos hacer una película sobre Gustavo por el mundo. Lo que no anticipamos es que los problemas de Venezuela pasarían de ser una especie de telón de fondo a ocupar el primer plano del filme». Así lo detalla su director, Ted Braun, en entrevista con Efe.

Con un grado de popularidad apenas visto en el mundo de la música clásica, equiparable al de estrellas del rock, Dudamel, director de la Filarmónica de Los Ángeles y la Ópera de París, pasó seis años en el objetivo de la cámara de este cineasta.

Más de un lustro en el que Braun y Dudamel recorrieron el planeta, desde los barrios de Caracas hasta escenarios como las Filarmónicas de Berlín y Viena. Donde él, sus movimientos de batuta y su reconocible pelo rizado logran atraer la atención del público especializado y ocasional.

Considerado uno de los músicos contemporáneos más importantes del mundo, Dudamel comenzó a grabar esta cinta al tiempo que hacía frente al mismo sector político venezolano que lo encumbró como hijo pródigo de sus programas sociales.

El día que la política cambió la vida de Dudamel

«El primer lugar que Gustavo sugirió para rodar fue en Caracas en febrero de 2017. Era perfecto para comenzar, con la orquesta con la que había crecido. Amigos de 12 o 13 años que ahora estaban sus 30 grabando las sinfonías de Beethoven», recuerda Braun.

«Pensé: ‘Si le podemos grabar ensayando las cuatro notas más populares en la historia de la música clásica, todos se sentirán orientados», añade el cineasta.

Pero pronto llegó la desorientación.

En marzo de ese año se despertó una grave crisis institucional en Venezuela después de que el Tribunal Supremo extendió los poderes de Maduro y suprimió las competencias de la Asamblea Nacional, lo que originó una oleada de protestas fuertemente reprimidas.

La muerte durante una manifestación de un joven violinista de la orquesta que dirigía llevó al músico a publicar una carta en la que criticaba, por primera vez, al gobierno venezolano.

Maduro no dudó en atacar a Dudamel, posiblemente la exportación cultural más importante de su país. Y canceló la gira internacional que el director estaba preparando con la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela.

«Es un momento transformador para él. Cambió su vida, su vínculo con las orquestas que dirige y con su país natal», asegura Braun.

Una estrella de rock en la música clásica

¡Viva Maestro! incide en el contraste que supuso para Dudamel pasar del idealismo en el que se formó, donde la cultura por sí misma era un elemento de cambio social, a la represión política.

Pero el filme también sirve para entender su amor por El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles de Venezuela, el revolucionario plan de desarrollo que acercaba la música clásica a las clases desfavorecidas. Su fundador, José Antonio Abreu, descubrió allí a Dudamel y fue luego su mentor.

«Él ama el poder de la música, su habilidad para cambiar la vida de un niño, porque a él le cambió», insiste el cineasta.

Entre concierto y recital, la cámara graba a Dudamel durante sus clases en la Orquesta Juvenil de Los Ángeles (YOLA), el programa que creó para acercar la música clásica a los sectores populares de California.

Al terminar las clases el músico insiste a la cámara que «no está devolviendo nada», que él es quien gana al contagiarse de la pasión de los jóvenes.

Y, después, aparece de regreso a Europa para ser recibido como una estrella de rock.

«Gustavo fue fascinante. Nunca había hecho una película que se centrase en un solo individuo y después de conocerlo pensé: ‘Dios mío, este tipo podría protagonizar una película entera», concluye Braun.

 


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