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Villa Planchart, también conocida como El Cerrito | Fotos cortesía Fundación Anala y Armando Planchart

Hace 70 años Caracas se abría paso al progreso que venía sin frenos a transformar el país. En plena dictadura de Marcos Pérez Jiménez el buen gusto se imponía. Así, la arquitectura moderna conquistaba la cima de El Ávila con el Hotel Humboldt y a sus pies se elevó el Centro Simón Bolívar, el hotel Continental, el Edificio Shell, la Ciudad Universitaria y grandes autopistas y urbanizaciones. Mucho de esta ciudad cosmopolita se ha perdido. Pero hay lugares que resisten el paso del tiempo. Villa Planchart, en San Román, es un recuerdo inmortal del modernismo italiano de la década de 1950.

A partir 8 de diciembre, la farfalla de Caracas tendrá página web. Gracias al esfuerzo de la Fundación Anala y Armando Planchart (FAAP) y la firma Bandagráfica, la quinta El Cerrito, construida por el arquitecto italiano Gio Ponti como encargo del matrimonio Planchart en 1954, podrá ser visitada de manera virtual por todos los amantes del arte, la arquitectura y la historia en el sitio www.villaplanchart.net. También servirá como plataforma para agendar visitas guiadas, obtener información sobre su agenda cultural y en la tienda virtual se podrán comparar souvenirs. El portal estará disponible en español e inglés.

De acuerdo con la vicepresidente de la fundación, Carolina Figueredo, el sitio web es un recurso necesario para dar a conocer la villa, especialmente para una sociedad volcada al Internet. «La página web era una deuda pendiente. Con el confinamiento surgió la posibilidad de adentrarnos en todos los archivos de Villa Planchart para crear el sitio. Nos encontramos con más tiempo libre porque suspendimos todas las actividades presenciales que llevábamos a cabo. Este es un mundo nuevo que deseamos se atrevan a explorar», explica la sobrina de Anala y Armando Planchart.

La página tiene tres objetivo principales, asegura el arquitecto Iván González Viso, encargado de la conceptualización del portal. Primero, el disfrute y deleite con las fotografías de la villa, su dimensión artística. Segundo, concientizar al público sobre el valor e importancia de esta casona en el contexto arquitectónico venezolano, en especial en cuanto a la preservación de las obras patrimoniales. Y tercero, ser un museo abierto a la disposición de intelectuales, artistas y curiosos para que escriban sobre la casa y consulten los planos e historias que Villa Planchart guarda en su interior.

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Anala y Armando Planchart en una imagen de 1953

Desde mediados de 2020 el equipo conformado por Figueredo, González Viso, Elena Terife y Daniel Viera trabaja por darle forma a la plataforma. «Partimos de la simbología que Ponti establece en la casa: Armando es el sol, Anala la luna y junto con estrellas, aves, plantas y peces conforman una serie de logos que nosotros utilizamos para identificar a los personajes en las historias. Además, tomamos la geometría, que es esencial en el estilo de Ponti, y la paleta de colores que utiliza en los pisos y cielos raso de la casa para construir conceptualmente las secciones de la página», dice González.

Cinco dinámicas pestañas van revelando, a través de coloridas galerías y carruseles de imágenes, la casa, la fundación, cómo visitarla, las actividades culturales que se llevan a cabo en sus espacios y las diferentes notas o publicaciones que han hecho referencia a El Cerrito desde sus inicios. La página es una oda a Villa Planchart y Bandagráfica, dice Figueredo, logró capturar la esencia del lugar.

Los textos que narran la historia de esta obra, sus protagonistas y la significación artística fueron escritos, entre otros, por Federico Vegas, Elina Pérez Urbaneja, Elías González, Angélica Ponzio y Carlos Armando Figueredo Planchart. En cuanto a las fotografías estas son, principalmente, de Alfred Hernández y Matthieu Salvaing, pero también cuenta con imágenes inéditas de Paolo Gasparini, así como con colaboraciones de Mónica Trejo y Ana Luisa Figueredo.

El recorrido por la página está diseñado para que simule el tránsito de un visitante por Villa Planchart. «Creo que lo hemos logrado. Puedes ver cómo ingresas, paseas por las distintas áreas de la casa y disfrutas de todos los elementos que la conforman. De manera progresiva se irá alimentando con más contenido, tenemos algunas fotos, pero queremos ir sacando poco a poco el material», asegura Figueredo, quien además recalca que a pesar de lo fidedignas que son las imágenes de la página, jamás se compara con la experiencia de estar en el lugar. La luz natural es clave para entender los cambios que ocurren en los espacios internos de la casa.

Ponti, arquitecto y diseñador industrial, se refería a la casa como una mariposa por la forma del techo que se eleva hacia arriba en los bordes. Y sí, pareciera ser una farfalla de concreto que posa sobre una colina para apreciar El Ávila de frente. Era este el deseo de Anala Planchart: «Tenemos una montaña que es preciosa y es mía. A mí me encanta mi montaña porque es la montaña de Caracas. Y quiero que la casa no tenga muros para verla», dijo Anala en el documental Anala Planchart entre las flores y El Ávila realizado por la Escuela de Cine Documental de Caracas.

Dentro de la villa reside en su más pura forma el ingenio de Ponti. Todo fue diseñado por el arquitecto e importado desde Italia. El mobiliario, iluminación, vajilla, pisos de mármol y demás elementos venían en barco. También, la colección de arte contemporáneo y las orquídeas de Armando Planchart forman parte de la magia que esta casa moderna exhibe con orgullo a sus visitantes.

Pero conseguir que una casa resista el paso del tiempo no es trabajo fácil. Hasta ahora, preservar la quinta y los jardines ha sido posible gracias al fondo que Anala y Armando dejaron para este fin a través de su fundación. Sin embargo, no es inagotable y representa un desafío para los sucesores. Puesto que no existe ninguna institución que se encargue del mantenimiento patrimonial, la FAAP ha tenido, entonces, que buscar diferentes maneras de generar ingresos.

«Va a cumplir 63 años, se inauguró en aquella Venezuela pujante. Además, diseñada por un arquitecto con renombre internacional para una pareja de venezolanos con muchísima sensibilidad. La mano de obra también fue reflejo de la época, una producto de la inmigración europea de la postguerra. Eran personas con gran capacidad, artesanos, y todo fue hecho al mínimo detalle. Es una muestra de la coordinación perfecta entre clientes y arquitecto. Y somos responsables de cuidarla y respetarla. Villa Planchart es ejemplo de lo que debería ser la arquitectura y la preservación. Es un regalo para Caracas», dice la vicepresidente de la FAAP.

La historia de la quinta El Cerrito se remonta a 1954 cuando Anala y Armando deciden construir la casa de sus sueños en un terreno que compraron en la cima de una colina en San Román. Ellos, admiradores del arte contemporáneo y la arquitectura, leían la revista italiana Domus, creada y dirigida por Gio Ponti. De pronto, el matrimonio decide encargarle el proyecto y viajan a Italia para entrevistarse con él. Una vez que comienza el trabajo, la comunicación entre el arquitecto y la familia fue a través de cartas. Ponti visitó la construcción solo un par de veces, pero todo fue supervisado con extremo cuidado en Caracas hasta su culminación en 1957.

En palabras del propio Gio Ponti en la revista Domus número 375, publicada en 1961: «Esta construcción, como mi otra casa en Caracas, la Villa Blanca Arreaza, es un juego de espacios, superficies y volúmenes ofrecidos en distintas maneras para aquellos que la visitan. Es una ‘máquina’ o, si se quiere, una escultura abstracta a escala masiva, que no debe ser vista desde afuera sino experimentada desde adentro, penetrando y moviéndose dentro de ella».

Para Carolina Figueredo revisar exhaustivamente el archivo de la Villa Planchart le ha permitido descubrir historias y fotografías sobre sus tíos abuelos. «Tengo muchísimos años trabajando allí y he encontrado una gran cantidad de cosas que sabía, pero no las tenía a la vista. Por ejemplo, su negocio automotriz. Armando llevaba una compañía muy exitosa; vi todas las fotos del concesionario que quedaba en el centro de Caracas. He gozado mucho este año organizando y revisando el archivo. Aquí tenemos gran cantidad de información sobre la Caracas de aquel momento y la Venezuela pujante de los años cincuenta, con esa estética bella», añade.

La página web es una oportunidad para recorrer la casa a cualquier hora y desde cualquier lugar. También para maravillarse con el ingenio de Ponti y aplaudir el esfuerzo de la Fundación Anala y Armando Planchart por cuidar esta villa. De acuerdo con González, este sitio será una página de referencia para arquitectos y estudiantes de diseño, pero también una guía obligatoria para todos aquellos que quieran saber más sobre la ciudad.

«La memoria de Caracas está presente en la quinta. En 1950 se hablaba de vanguardia, de crecimiento drástico a causa de los ingresos petroleros, pero también de una política que permitió al ciudadano interesarse en la modernidad. Eso ocasionó que nuestro pasado colonial se fuera destruyendo, porque siempre hemos estado más atentos a la novedad que al pasado. Y Villa Planchart representa esta nueva visión que estuvo presente desde los cincuenta. Es parte del mayor valor artístico de Venezuela, la modernidad es nuestro legado más valioso actualmente. Esta obra nos recuerda que hay que mantenerlo», apunta González.

La fecha de estreno de la página web no fue escogida al azar. El ocho de diciembre fue el día en que Armando y Anala contrajeron matrimonio en 1936, luego de un año de noviazgo. Ese mismo día, pero en el año 1957, la casa fue inaugurada. Y en 1972, se creó la Fundación Anala y Armando Planchart.

Desde que la pandemia de covid-19 confinó a todo el mundo a sus hogares, la Villa Planchart no ha recibido visitantes ni organizado eventos culturales. Sin embargo, con la flexibilización de diciembre, la Fundación Anala y Armando Planchart planea abrir sus espacios para pequeños grupos que deseen conocer la casa. Todo, por supuesto, bajo los controles y protocolos sanitarios requeridos. Asimismo, la fundación tiene planeado transmitir conciertos y eventos desde su página web.

En una de las visitas de Ponti a Venezuela, el arquitecto pensó que la ciudad capital tenía el potencial para ser una referencia de arquitectura, arte y urbanismo en el mundo. De este pensamiento, a la fundación se le ocurrió hacer uso de la etiqueta #UnaIdeaParaCaracas, una campaña en redes sociales donde cualquier persona puede compartir su visión o deseo para Caracas. Además de la página web, Villa Planchart estrenará nuevas redes sociales: @VillaPlanchartCcs.

El hogar de Anala y Armando Planchart es un ícono caraqueño que guarda en su interior el recuerdo de una Venezuela que quería progresar: política, social y culturalmente. Celebra el trabajo conjunto entre venezolanos e italianos en el siglo pasado y muestra todo el esfuerzo que la Fundación Planchart ha puesto en preservar la villa tal y como fue soñada hace 63 años.


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