Van Gogh sueño inmersivo
Foto Eliezer Benavides

«Sueño con pintar, luego pinto mi sueño». Al entrar en la carpa blanca de la terraza del Hotel Tamanaco, lo primero que ve el público caraqueño es esa frase, escrita con letras blancas sobre una pared azul rey, del pintor neerlandés Vincent Willem Van Gogh (1853-1890). La experiencia Van Gogh, el sueño inmersivo comienza con ese pasillo, donde de lado izquierdo está ubicada una primera infografía que recopila por capítulos el orden de la exposición. La muestra, que  abrió sus puertas del 6 de diciembre, estará hasta el 22 de diciembre.

En el lugar, lo siguiente que se ve es una segunda infografía que cuenta brevemente la vida del artista, uno de los más importantes exponentes del postimpresionismo junto a  Paul Cézanne y Paul Gauguin. Desde sus primeros años, pasando por su etapa en Londres, Bruselas, París, Arlés y sus últimos momentos, los más tormentosos para él antes de fallecer a los 37 años de edad. En la primera sala de Van Gogh, el sueño inmersivo el público se encuentra en una habitación oscura, únicamente iluminada por un holograma del pintor que cuenta su vida.

En la proyección se narra la historia del artista que desde joven sintió pasión por el dibujo y vivió mantenido por su hermano Theo, a quien le escribió alrededor de 650 cartas. Brevemente, se cuenta también sobre el íntimo y convulso vínculo que mantuvo con Gauguin en La casa amarrilla de Arlés, un lugar que deseaba convertir en su estudio. En vida, Van Gogh no recibió reconocimiento por su trabajo, pero eso nunca lo detuvo: pintó más de 900 obras.

Van Gogh sueño inmersivo
El holograma de Van Gogh contando su vida | Foto Eliezer Benavides

La experiencia de Van Gogh, el sueño inmersivo continúa con la exposición de una réplica de uno de sus cuadros más famosos, La noche estrellada. La pieza se ubica entre dos frases célebres del artista: «No sé nada con certeza, pero la vista de las estrellas me hace soñar» y «A menudo pienso que la noche es más viva y rica en colores que el día».  Al frente, hay una pequeña sala que exhibe réplicas de sus cuadros, cada una acompañada con una breve información de la obra.

Van Gogh sueño inmersivo
Réplicas de la obra de Van Gogh | Foto Eliezer Benavides
Van Gogh sueño inmersivo
Otra de las réplicas de la muestra | Foto Eliezer Benavides

El recorrido, que tiene un costo de 25 dólares e incluye el pago del estacionamiento, continúa con una réplica de la habitación de Van Gogh: su cama, las paredes azules en las que vivió, la silla que retrató en una de sus pinturas e incluso una figura de cartón del propio artista. Los asistentes se turnan y hacen fila para poder tomarse una foto en el lugar, posan sonrientes al lado del genio de la pintura y continúan la experiencia hacia la próxima sala, El campo de girasoles.

Van Gogh sueño inmersivo
El cuarto de Van Gogh | Foto Eliezer Benavides

El recinto, que cuenta con dos paredes de espejos y una proyección de las obras que hizo el pintor sobre esta flor, es uno de los más criticados en redes sociales. Algunos señalan que los productores Invert Show y Show Center debieron cuidar mejor los detalles.

El campo de girasoles | Foto Eliezer Benavides

Finalmente, el recorrido, que tiene una duración de 45 minutos aproximadamente, culmina con una de las salas preferidas por los visitantes: la inmersiva. Una habitación de cuatro paredes hace viajar a los presentes por más de 200 cuadros del artista a través de la proyección de las obras de Van Gogh. El soundtrack, los sonidos, las luces y los colores cobran vida en el lugar donde el público puede sentarse en el piso a observar, tomarse fotos y disfrutar de la obra de Vicent Van Gogh, un genio de la pintura incomprendido que encontró refugio en el arte.

La sala inmersiva, una de las más esperadas | Foto Eliezer Benavides
Los girasoles proyectados en la sala inmersiva | Foto Eliezer Benavides

 

Las comparaciones

Desde que se anunció hace unos meses la llegada de Van Gogh a Caracas, este sueño inmersivo ha causado tanta expectativa como controversia. En redes sociales, lo primero que se preguntaron los usuarios era la originalidad del evento. En otros países de Europa y Latinoamérica se conoce de esta experiencia, lo que hizo a algunos dudar si se trataba de una copia no muy buena. Jhonatan Quintero, de 46 años de edad y productor adjunto de Show Center, asegura que se trata de la original: «Se está trayendo la misma experiencia que se vive en países como Colombia, Panamá, Argentina, México, Perú, entre otros. Se trabajó con licencias y vino la franquicia Live Exhibition a chequear que se hiciera con los requisitos que exigen en otros países».

El productor explicó que les tomó entre 5 y 6 meses hacer todos los estudios de viabilidad para traer la experiencia a Venezuela. La franquicia Live Exhibition les exigió, como a los demás territorios, especificidades técnicas como la altura del recinto para poder producirla. Asimismo, trajeron todos los equipos técnicos necesarios ya que el país no contaba con ese tipo de tecnología.

Otra de las proyecciones de la sala inmersiva | Foto Eliezer Benavides

«Siempre hacen unas exigencias. Todos los países deben tener los mismos estándares o poder verse igual en todos los países de Latinoamérica. Fue un trabajo de preproducción arduo», aseguró Quintero, quien también destacó que no todos los países cuentan con los mismos espacios para la muestra. Es por eso que la experiencia varía.

A pesar de que se sabe que no todos los países cuentan con el mismo espacio, no faltaron las comparaciones. Hubo quienes destacaron las diferencias de precio y tamaño que existen entre la experiencia de Caracas y otras regiones. Algunos señalaron que en otros países de Europa la entrada es más barata: «Esa misma entrada cuesta en París 16 euros y los estudiantes pagan 12. En Caracas está más cara que la entrada al Louvre, o a la exposición de Munch en el Musée d’Orsay, que cuestan 15 y 16 euros respectivamente», señaló un usuario en Twitter.

Hubo quienes defendieron la experiencia, asegurando que aunque difiere de las que se ven en Miami o Las Vegas, vale la pena vivirla. Otros tuvieron opiniones encontradas por el precio de la entrada. Un usuario escribió: «Veo aquí tantas quejas sobre la calidad de la que trajeron a Venezuela. Temo que es una versión «low fi» pasada por agua para aminorar costos. Y aún así me parece costosa la entrada».

Quintero aseguró que el precio de la entrada se estableció, primero, para cubrir costos técnicos y tras evaluar los costos en otros países de Latinoamérica. «A nivel internacional, dependiendo del lugar en el que se haga, va entre 23 a 25 dólares. Estamos en ese margen. En algunos casos cuestan mucho más, hasta 50 dólares. Es un tema de cuánto te cuesta hacer un montaje como este en el país», explicó.

Ante las múltiples opiniones de las redes, Quintero recomienda asistir a la experiencia libres de prejuicios: «Sugiera que vengan pensando en que se quiere disfrutar. Que vengan con la intención de aprender y disfrutar más allá de la predisposición. El tema de las redes sociales es que los usuarios se dejan llevar por lo que se publica y no necesariamente es lo real. También es contradictorio, hay quienes dicen que es una copia, pero a la vez dicen que es diferente a lo que ven en otros países. Es un tema complejo. Se relaciona con el estado de ánimo y la expectativa de la gente. Así como hay críticas negativas hay personas que dicen que les parece maravilloso», aseguró.

¿Vale la pena?

Ante la cantidad de comentarios contradictorios en las redes sociales hay quienes se preguntan si pagar 25 dólares por 45 minutos de experiencia vale la pena. La inauguración de Van Gogh, el sueño inmersivo se retrasó, lo que también generó críticas entre las muchas personas que adquirieron sus entradas en preventa.

«Teníamos una cantidad de funciones planificadas, pero en preventa, sin siquiera haber comenzado el montaje, se vendió una gran cantidad de entradas. Tuvimos que evaluar la opción de extender la experiencia. Se tuvo, entonces, que hacer ajustes para tener los equipos y que el personal técnico se mantuviera más tiempo. Queríamos darle la calidad para que se pudiera mantener el evento», explicó Quintero.

El proceso para reagendar las fechas fue algo de lo que se encargaron las tres tiqueras a cargo del evento: Ticket Mundo, Mi Tickera y Maketicket. Cada una llamó a todos los que adquirieron sus boletos. Solo unos pocos pidieron reembolso, aseguró Quintero.

Las funciones comienzan a las 9:00 am y terminan a las 9:00 pm. Cada una tiene un aforo de hasta 120 personas máximo. Quintero asegura que incluso redujeron esa cifra. «Hay funciones que solo tienen 60 personas, otras que tienen 50, hay funciones de empresas, otras donde hay niños. Digamos que lo manejamos según el caso. Es un recorrido de 1 hora aunque se puede hacer de manera tranquila y calmada en 45 minutos. Acá hay personas que se quedan más tiempo», señaló.

Aunque el productor asegura que es una actividad para toda la familia, hay quienes destacaron en Twitter que la presencia de los niños sin supervisión adulta les arruinó la experiencia. Incluso, hubo quienes señalaron que debía haber una mejor logística para que las funciones en las que asistan colegios no coincidan con las del público general.

Otros, aquellos que tuvieron la suerte de no coincidir con las funciones para los menores de edad, recomiendan ir a una  hora donde no haya tantas personas. Así se puede disfrutar mejor de los espacios.

«Es difícil complacerlos a todos, hemos ido haciendo adaptaciones, que son válidas en exposiciones como estas que duran bastante, para tratar de ir complaciendo a todo el mundo. Es un poco difícil», aseveró el productor.

No parece haber un acuerdo entre los asistentes sobre Van Gogh, el sueño inmersivo. Aunque la muestra destaca por ser una experiencia bonita y diferente, la mayoría coincide en que hay algunos detalles a mejorar tanto en la logística como en los aspectos técnicos para que valga la pena pagar 25 dólares.


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