Una realidad sangrante. Eso fue lo que encontró en Venezuela la periodista española Nuria Ramos durante los años en los que ejerció como corresponsal en el país. Durante esa etapa, cuenta, vivió y padeció el sufrimiento de millones de venezolanos que enfrentan la crisis y justamente eso fue la que la motivó a escribir Viaje al corazón del infierno. 

«El libro es una manera de evitar el olvido. La gente recuerda las historias del increíble hidalgo Don Quijote de la Mancha porque existe el libro y no las olvida porque existe el libro. Una manera de hacer para que no exista olvido es escribiendo y por eso quise hacer este libro», cuenta.

De su experiencia, la claridad de que muchos ciudadanos no cuentan con oportunidades ni con servicios básicos. Por ello, quiso darles voz y contarle al mundo sobre aquel país que, con su trabajo periodístico, descubrió.

«Venezuela es un país sometido en el que unos pocos viven bien a costa de muchos. En Venezuela, la mayoría de la población no tiene las oportunidades, ni las necesidades cubiertas y eso es algo muy sangrante que hay que contar y denunciar».

Y aunque ya no vive en Venezuela, tiene claro que la lejanía o la cercanía no la establecen los miles de kilómetros de distancia. También expresa, sin complejos, que los venezolanos no tienen libertad, el derecho más importante para el ser humano.

«Venezuela es un país sin libertad y donde no hay libertad, existe el infierno porque la libertad es el derecho más importante que puede tener el ser humano por el mero hecho de vivir y de existir. Cuando uno vive carente, no solo de libertad sino de otros muchos derechos, uno se encuentra en un infierno».

La crisis de Venezuela de primera mano

Las historias de su nuevo libro son experiencias que vivió como periodista. Reconoce que conoció el dolor de los venezolanos, sufriendo con ellos. «Visité, viajé, estuve en todos los sitios en los que había noticia y pude comprobar con ellos la falta en el suministro de agua, gas y luz».

Además, agregó: «Entrevisté en primera persona a los protagonistas y vi cómo muchos buscaban comida en la basura. A mí nadie me contó lo que estaba pasando el venezolano sino que yo lo viví en primera persona y lo sufrí porque cuando no había luz, no había para nadie».

El mayor aprendizaje que le dejó estos años de vivir en Venezuela es tener un compromiso profesional de contarle al mundo sobre la crisis porque cree que es necesario mostrar con nombre y apellido lo que sufren tantos ciudadanos.

«Escribir sobre la crisis de Venezuela refrenda el aprendizaje de haber vivido la crisis. Vivir la crisis te hace ponerte mucho más en los zapatos del que la sufre. Vivir la crisis te hace ser mucho más tolerante y estar más cerca del sufrimiento de la gente que padece».


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