“¡Magia, queremos magia!”, grita la barra del grupo de gaitas del Emil Friedman. Y magia es la que vivirá no solo ese conjunto, sino también todos los que a partir de este fin de semana participan en la edición 2017 del Festival Intercolegial de Gaitas. Una experiencia que, desde hace varias décadas, convoca a padres, representantes, alumnos y comunidad educativa para celebrar la Navidad, aun en los tiempos más adversos.

Fue en el Colegio Don Bosco de Altamira donde se celebró el Primer Intercolegial de Gaitas en Caracas. Un encuentro que se convirtió en tradición, y en uno de los momentos más esperados del año por los estudiantes de educación media de la capital.

Las ganas de participar vienen acompañadas de mucha disciplina. Para lograr el buen espectáculo que se muestra en tarima se requieren meses de preparación: ensayos musicales, montaje de las coreografías, diseños de escenografía, creación del vestuario y búsqueda de patrocinantes, entre otras tareas.

Es una actividad que permite, también, estrechar vínculos con el colegio. Así lo define Ricardo Calzadilla, miembro del comité de gaitas del Santiago de León de Caracas: “Siempre hubo claridad en lo que nos inspira. Son tres palabras: orgullo, pasión y calidad. Y todo relacionado con el país y con el colegio”.

El apoyo de padres y representantes es fundamental en la evolución del grupo de gaitas de una institución. “Aquí los muchachos llegan sin saber tocar un instrumento y luego terminan con los dedos lastimados de tanto practicar”, dice Cristina Tovar, representante del comité de gaitas del Colegio Jefferson. Valores como el trabajo en equipo, la disciplina y el respeto también son destacados por los padres como resultado de participar en las gaitas. “Aprenden que una estrella no brilla sola; tienen una gran cantidad de gente por detrás”, afirma Ana Teresa de Sosa, coordinadora cultural del Colegio San Ignacio de Loyola.

Este año, en especial, los estudiantes y miembros de comités tuvieron que sortear muchos obstáculos para lograr un espectáculo de calidad. El Colegio San Ignacio fue uno de los afectados. Al estar ubicado en La Castellana, los alumnos tuvieron muchos problemas para poder ensayar desde que comenzaron las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro en el mes de abril. Fue en septiembre, cuando comenzó el nuevo año escolar, que retomaron las prácticas.

“Tampoco nos parecía apropiado estar bailando en medio de la situación que estábamos viviendo. Y más por respeto a Miguel Castillo y Luis Alberto Machado, dos ignacianos fallecidos durante las protestas”, indica Juan Carlos Santaromita, percusionista del grupo. De allí que este año el motivo que inspiró las gaitas del San Ignacio fue Oscuridad y luz, un mensaje de esperanza al país a través del grupo de gaitas.

El Colegio El Peñón también tuvo dificultades para organizar los ensayos. “Pero puedo asegurar que los jóvenes entrenaron muy duro los últimos meses”, dijo Raquel Palacios, miembro del comité de esa institución educativa. A pesar de todo, la representante cree que las gaitas son una oportunidad para que los jóvenes puedan llenarse de alegría en medio de tanta adversidad.

Fusión es el nombre del espectáculo que ofrecerá El Peñón y que mezclará los sonidos tradicionales de la gaita con música electrónica. En cambio, el Colegio Don Bosco optó por un tema inspirado en las profundidades del mar con el objetivo de enviar un mensaje ecológico a la comunidad: alertar sobre el daño que el hombre le ha hecho a la naturaleza y la importancia de cuidar el medio ambiente.

En el caso del Colegio Santiago de León, los estudiantes decidieron basar su presentación en tres fiestas venezolanas que son patrimonio de la humanidad declaradas por la Unesco. “Nuestro show, Venezuela de fiesta en fiesta, quiere rendirle tributo a la Parranda de San Pedro, el Calipso del Callao y los Diablos Danzantes de Yare”, afirmó Reyna Villarroel, miembro del comité de gaitas del Santiago de León. Nelson Velásquez, director musical del grupo, agrega: “Quise darle al Santiago un repertorio que tenía guardado desde hace muchos años y que contiene canciones que son más autóctonas, menos comerciales”.

El Colegio Emil Friedman también centró su atención en Venezuela. “La magia es el tema de este año y queremos hacer alusión a las partes mágicas y bellas del país”, contó Sergio Silva, coordinador del grupo. Una característica del sonido de esta institución es que incorpora el violín dentro de los instrumentos de la agrupación. Otro colegio que también incluyó fantasía fue el Jefferson con su tema de circo gitano. “La coreografía fue inspirada en la historia de los gitanos”, indicó Valentina Morante, coreógrafa del grupo. Dentro de su espectáculo contarán con cartas del tarot, malabares y una gran bola de cristal.

A pesar de que algunas instituciones tomaron previsiones, la inflación hizo que los grupos tuvieran que reinventarse y adaptarse a la crisis. De hecho, los comités organizadores se reunieron para fijar un límite de gastos. No hubo excesos. “Establecimos un monto que fuera accesible para todos, pues la actividad se ha hecho muy cuesta arriba, sobre todo por la falta de patrocinantes”, expresó Denisse Ragua, representante del comité del Don Bosco.

En otros colegios como el Jefferson decidieron recortar gastos en el vestuario porque no tenían los fondos para costearlos. “Por el tema que escogimos queríamos usar zapatos de flamenco, pero los conseguimos a 70.000 bolívares y luego subieron a 100.000”, manifestó Cristina Tovar. Igual le sucedió al San Ignacio. “Este año tenemos un vestuario muy sencillo. Nos ajustamos a nuestro presupuesto”, agregó Ana Teresa de Sosa.

Vienen a partir de este fin de semana días de mucha expectativa y competencia en los que cada institución querrá ver reconocido el esfuerzo y dedicación de tantos meses de trabajo. Sin embargo, la consigna es aprender y divertirse. “Más que una ocasión para que los muchachos canten, toquen y bailen, nosotros nos propusimos que fuera una actividad de desarrollo personal. Durante este año y medio de preparación tuvieron talleres de coaching personal y manejo de la frustración que les queda para la vida”, aseguró Reyna Villarroel, del comité del Santiago de León de Caracas.

La ruta de la tambora

Noviembre y diciembre son los meses en los que muchos colegios de Caracas se preparan para ser anfitriones de la celebración gaitera. Ayer, con la competencia en el Colegio Don Bosco, comenzó oficialmente la temporada. La fiesta continuará el 11 de noviembre en el San Ignacio y el Caniguá; al día siguiente será en el Colegio Andes y en El Teresiano. En el Santa Rosa de Lima la competencia será el 18 de noviembre y en el San Agustín de El Marqués el domingo 19. El sábado 25 Los Arcos, el Emil Friedman y el Champagnat serán los anfitriones, mientras que el Santo Tomás de Villanueva, el María Auxiliadora y el Santiago de León de Caracas lo serán el 26. El 1° de diciembre invita el Simón Bolívar, el 2 la Academia Merici y el 3 el Integral El Ávila y el Cristo Rey de Altamira.

Los precios de las entradas varían entre 25.000 y 180.000 bolívares.


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