María Kodama

En una inesperada vuelta de tuerca que hubiera provocado la envidia de Henry James, el apoderado legal de María Kodama, Fernando Soto, reveló que la escritora y traductora (que falleció el 26 de marzo) no habría dejado un testamento con los herederos de sus bienes, que incluyen los preciados derechos intelectuales de la obra de Jorge Luis Borges, el escritor argentino más traducido en el mundo.

A solo ocho días de la muerte de la mujer que dedicó su vida a custodiar la obra del autor de Ficciones, Soto hizo una presentación al juzgado civil nº 94 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, a cargo de la jueza subrogante María Verónica Ramírez, para que iniciara los trámites del juicio sucesorio de Kodama, a fin de verificar la existencia de herederos. Esto implica que se realice además un inventario y se dicten medidas de protección del acervo sucesorio, “en riesgo”, según el letrado.

La herencia de la viuda de Borges, si no aparece un testamento en su departamento de la calle Rodríguez Peña, en una escribanía o en manos de algún allegado, podría ser declarada vacante y, en última instancia, recaer en el Ministerio de Educación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. ¿Un gesto hippie de Kodama o solo el preámbulo de una nueva historia estratégicamente ideada? Borges dejó un testamento que convirtió a su esposa en única heredera (aunque no la designó como albacea; esa fue una “autodesignación” de la autora). Resulta difícil de aceptar que ella, guardiana fiel de su obra, no lo haya imitado.

Este giro inesperado tras la muerte de Kodama, que había declarado a La Nación tener todo resuelto (al menos en lo que atañe a los derechos de la obra de Borges, que recién entra en dominio público en 2056), desencadena interrogantes e incluso hipótesis irónicas, como la posibilidad de que Pablo Katchadjian pueda relanzar su polémico experimento intertextual El Aleph engordado.

“La señora Kodama, que era muy cuidadosa de su intimidad y no le gustaba hablar de su enfermedades, no hablaba de su futura muerte -dijo Soto en una rueda de prensa en su estudio jurídico-. Su interés era que la obra de Borges fuera debidamente custodiada y difundida por universidades extranjeras, dado que en la Argentina, por cuestiones políticas e ideológicas, no se le daba esa seguridad”. Soto comunicó que él no tenía dudas de que Kodama dejaría los derechos y la administración de su legado a una albacea, “una amiga muy íntima de total confianza de ella”; incluso, Kodama quería asegurar que su empleada de limpieza tuviera cobertura médica en forma vitalicia, y “varias cosas más para sus amistades y su entorno”. La escribana de Kodama tiene los títulos de propiedad de los inmuebles de la escritora, y su “amiga muy íntima” habría tomado nota de estas ideas, pero el testamento jamás fue redactado. “En los últimos tiempos, su salud empeoró y ya no estuvo en condiciones de hacerlo”, dijo Soto.

Tras la muerte de Kodama, sus allegados comenzaron a buscar (sin éxito) el testamento. “Puede estar en el extranjero”, aventuró Soto, aunque consideró que era improbable que lo hubiera hecho fuera de la ciudad de Buenos Aires. Cuando una persona muere en la ciudad de Buenos Aires sin dejar herederos, el legado pasa al Ministerio de Educación porteño. El abogado podría haber denunciado la herencia vacante directamente a ese organismo. Pero, en la solicitud por “herencia vacante” ante la Justicia, Soto se presenta como acreedor de Kodama (por unos honorarios que no cobró por una demanda que perdió contra Katchadjian), con el objetivo de “forzar” la aparición de un heredero y de proteger los bienes.

El letrado dijo a La Nación que había hecho la presentación judicial para estar interiorizado del proceso que él mismo inició este lunes y pidió a los posibles herederos que se comunicaran con él. La Justicia, al abrir la sucesión, debe publicar edictos. “Busco que haya herederos y, si lo necesitan, ofrecerles mi asesoramiento”, enfatizó el abogado. “Desde que murió María no puedo dormir, pensando en cómo resolver esta cuestión”, reveló. Este diario hizo una ronda de consultas con los allegados de Kodama: ninguno tenía noticias acerca de un posible testamento, aunque no ignoraba sus manifestaciones al respecto.

Si bien la sucesión puede llevar años, la Justicia puede actuar de inmediato para proteger los bienes de Kodama en su casa y en la Fundación, designando de inmediato un administrador. Soto indicó que en su escrito había pedido a la Justicia un inventario de los bienes de Kodama, distribuidos en su departamento porteño y en la Fundación Internacional Jorge Luis Borges (que presidió hasta su muerte) y en otros dos que alquilaba, en Ginebra y en París, y cuyos alquileres se pagaban rigurosamente mes a mes (en este caso, deben intervenir los jueces locales). Advirtió además que había buscado a los hijos del hermano de Kodama, el señor Jorge Kodama, con quien la escritora no tenía relación desde hacía años; encontró a dos personas con ese nombre (uno menor que Kodama y otro mayor; ambos han fallecido), pero podrían aparecer sobrinos o sobrinos nietos de la viuda de Borges.

En diálogo con este diario, el abogado dijo que no renunciaría al 10% de los bienes que les corresponden por ley a las personas que denuncian una herencia vacante. “Eso me correspondería si efectivamente el gobierno porteño resulta heredero -agregó-. Pero mi interés es que haya herederos que preserven el legado de Borges”. A la espera de herederos, los objetos que habían pertenecido a Borges quedarían resguardados en la sala del tesoro de objetos artísticos del Banco Ciudad.

“María era la Fundación”

Desde la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, actualmente a cargo de Fernando Flores Maio, se informó que lo que comunicó Soto esta tarde no eran declaraciones de la institución. “María era la Fundación”, dijo Soto (vocal titular de la Fundación) al ser consultado, y agregó que la institución -cuya sede y bienes eran propiedad de Kodama- no tenía fondos para solventarse. Una grieta se abre entre el abogado, que fue funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación durante el gobierno de Cambiemos, y otros miembros de la Fundación. Soto acotó que Kodama no había donado ningún bien a la institución que presidió desde 1988.

Si al final del proceso sucesorio el gobierno de la ciudad de Buenos Aires resulta heredero del legado Kodama-Borges, podría o bien administrarlo, o bien rematarlo en subasta pública; no solo las condecoraciones que Borges recibió a lo largo de su vida sino también el manuscrito del cuento “Las ruinas circulares” (que Kodama compró porque, se sabe, era su relato favorito) y los derechos de la obra de Borges. El agente literario estadounidense Andrew Wylie, alias el “Chacal” y representante de autores como Emmanuel Carrère, Alice Munro, Alessandro Baricco y Orhan Pamuk, se comunicó con Soto días atrás, a la espera de instrucciones para resolver cuestiones sobre la publicación de libros de Borges. Por su parte, según el director editorial de Penguin Random House, Juan Ignacio Boido, dijo a este diario que el grupo editorial tiene contrato por la publicación de los libros de Borges “por tres años más”. Esos contratos, firmados por Kodama, se mantienen vigentes.


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