Ricardo Darín
Marco BERTORELLO / AFP

El actor argentino Ricardo Darín, ovacionado el domingo por el público y la crítica en la Mostra de Venecia por su papel en el filme Argentina, 1985, confesó que su compromiso era el de «contar el juicio a la junta militar» que dominó su país en la década del 70.

«Santiago (Mitre, director) me contó su idea, su necesidad y su deseo de contar esta historia, la del juicio a la junta. A eso me subí yo. Me parecía importante, impactante», aseguró en una charla con un grupo de periodistas.

«Cuando leí la primera versión del guión le dije ‘contá conmigo, lo hago», rememoró el actor quien se perfila entre los candidatos a la Copa Volpi por su actuación en el papel de Julio Strassera, el fiscal encargado del primer juicio a los jefes de la dictadura más sangrienta de América del Sur (1976-1983).

Ricardo Darín
Foto AFP

«Aquí nos dimos cuenta de que esa historia la entendían todos y según la manera de donde provenía cada uno», explica el actor.

«Fue increíble. No parábamos de llorar, la gente se acercaba para abrazarnos, tocarnos», cuenta Darín a propósito de los nueve minutos de ovación recibidos durante el estreno en el Palacio del Cine del Lido veneciano.

La película del histórico Juicio a las Juntas, realizado en 1985, dos años después de terminada la dictadura, del que se han hecho varios documentales, se adentra también en la mente del equipo judicial que protagonizó uno de los episodios más importantes de la vuelta a la democracia en Argentina.

«El loco»

«Nunca fui amigo de la idea de hacer personajes basados en personas que han existido. Rechacé 10 proyectos por ese motivo», cuenta Darín.

«Creo que lo que nos gusta como espectadores del personaje de Strassera es ver ese arco de crecimiento, desde que tenía una muy baja autoestima y cómo va creciendo a medida que conjuntamente encuentran herramientas para llevar adelante el juicio, como la propuesta de formar un equipo de gente joven, sin experiencia y desintoxicada del pasado», explica.

El guión palpitante, que mezcla intriga y momentos íntimos, sorprende por el humor pese al drama que aborda y por cómo se presenta a Strassera, un hombre de familia, un empleado del sistema judicial, alguien gris que termina a regañadientes por ser aquel que se encarga de la histórica  acusación a los responsables de un genocidio.

«Le decían el loco, se disfrazaba para ver si lo reconocían. Hacía cosas muy locas porque lo que tenía entre manos era algo muy pesado», comenta Darín.

«Era un hombre ya grande, que venía trabajando en la justicia desde hace mucho tiempo. No había podido hacer todo lo que quería durante la dictadura. Eso le debió haber significado un peso en su consciencia. La película entre otras cosas tiene la inteligencia de hacerse cargo de esas contradicciones. Las pone sobre la mesa, no las esquiva y eso me parece muy bueno», subraya.

El largometraje compite en Venecia por el León de Oro junto con otras 22 películas, cuyo galardón será entregado el sábado 10 de septiembre.


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