Pachano
Foto Juanjo Brunzza

Por Andreína Gómez

Cuando Régulo Pachano despidió 2018 en Buenos Aires se encontró de frente con la policía. Había salido de su apartamento, situado en pleno corazón de la ciudad, rodando maletas, lanzando granos a sus espaldas y con una copa llena de espumante. Por toda la cuadra iba gritando ¡feliz año! a sus vecinos. Así como acostumbró hacerlo durante sus 56 años de vida, para ese entonces, en las calles de Maracaibo.

A pesar del asombro de los oficiales y de los bonaerenses que no estaban habituados a ver ese tipo de manifestaciones en un diciembre veraniego, el venezolano llegó hasta el Obelisco y brindó con dos personas en condición de indigencia, dando gracias a Dios y a ese país por permitirle el privilegio de ser reconocido en su dimensión profesional y humana.

«Los maracuchos somos así, avasallantes, bulliciosos y abiertos con todo el mundo. En parte me reconozco entre la gente de aquí. A pesar del escándalo de aquel diciembre me permitieron seguir la ruta, así que brindé mi copa a aquellas personas de calle como un gesto de profundo agradecimiento. Por ciento, esa foto está en mi Instagram«, recordó entre risas.

Hoy día, pese a las coincidencias entiende las diferencias y profesa un gran respeto por las costumbres de la Argentina que le abrió las puertas desde hace ya casi cuatro años. «Ahora mis vecinos me preguntan si ellos también pueden sumarse a mis rituales de año nuevo, ¡jajajaja!».

Del mismo modo que sucedió en aquella cuadra pasó dentro del Teatro Colón. Goza de la consideración de quienes trabajan en esta centenaria y prestigiosa institución que sigue haciendo historia en América Latina. Su nombre tiene peso en la nómina pues forma parte del equipo de colaboradores, ejerciendo el cargo de asesor de gestión cultural pública y cooperación internacional desde agosto de 2018.

Una decisión política lo sacó del Lía Bermúdez

El reconocimiento que trajo a Régulo Pachano a Buenos Aires no ha sido casual ni por un golpe de suerte. Desde antes de graduarse como abogado e iniciar la docencia en la Universidad del Zulia ya presenciaba reuniones entre los grandes hacedores de cultura en nuestro país. Fue testigo de excepción en innumerables proyectos impulsados por José Antonio Abreu, Sofía Imber y Lía Bermúdez, entre muchos otros. Luego de foguearse como productor, fue colaborador hasta que se convirtió en director y presidente del Centro de Artes de Maracaibo Lía Bermúdez, donde trabajó durante 28 años en la función pública. Fue impulsor de la red intercontinental de museos y asesor jurídico de muchas instituciones de artes plásticas en Venezuela y otros países.

Pese a los cambios políticos y sociales del país se mantuvo firme, resistiendo y siguiendo los pasos y enseñanzas de su mentora, la escultora Lía Bermúdez, hasta que el gobernador Omar Prieto le pidió el cargo con la excusa de que necesitaban a alguien dispuesto a seguir la línea del gobierno.

«Irónicamente esa decisión fue tomada el Día Internacional de Los Museos y aunque la situación estaba encendida políticamente, tomé el consejo de un gran amigo ya fallecido, el periodista Oscar Silva. No ofrecí declaraciones y decidí tomar unas largas vacaciones para visitar a muchos amigos que hice en más de 42 años de gestión en el Zulia. Así que me fui a Europa y cuando faltaba poco para regresar recibí la llamada de María Victoria Alcaraz y Alejandro Capatto, quienes me invitaron a formar parte de la producción de un gran evento, en el que se presentaba Gustavo Dudamel. Pensando que era temporal acepté y luego pasó más de un mes mientras yo seguía de vacaciones en Argentina. Así que retomé mis planes de regresar a Maracaibo para continuar con mi trabajo como profesor universitario».

Para su sorpresa, Pachano recibió la oferta de un contrato anual con carácter renovable para adherirse al cuerpo de asesores del Teatro Colón. De modo que su migración de Venezuela no fue para nada traumática. Por el contrario, se siente reconocido, estimado y respetado. Ocupa un puesto con el que la mayoría de los funcionarios de la cultura sueñan, por lo que todos los días agradece y tiende la mano a quien más lo necesita.

«Cuando uno decide voluntariamente asumir un reto es una cosa, pero cuando te inducen bajo algunos elementos externos, entre los cuales está la presión y la incertidumbre, es otra. Afortunadamente el segundo no fue mi caso, yo no esperaba esto, pero acepté porque estoy seguro de quién soy, de mi formación, mis valores, mi criterio, mis experiencias de vida y del trabajo positivo y constructivo que he hecho. Estar en el Colón es el fruto de una gestión transparente y entregada al bien de la comunidad».

Referentes de América Latina

Después de casi cuatro años de trabajo en Buenos Aires, Régulo Pachano ha encontrado enormes coincidencias entre la cultura de ambos países, que pasan por la herencia europea que dejó su impronta en nuestra fisonomía y costumbres. Además, se siente como pez en el agua entre gente que siente y disfruta las artes con la misma pasión que este maracucho orgulloso de su trayectoria.

Con gran lujo de detalles recuerda cada paso logrado en la historia de los años 80, 90 y primera década del milenio en Venezuela. También la labor tesonera aprendida de la mano de Lía Bermúdez, junto a quien logró hacer de su ciudad natal un gran referente cultural de América Latina, aún no siendo capital nacional.

Ahora de todo lo aprendido, Pachano recoge los frutos y sigue haciendo las conexiones necesarias para que la cultura tenga el peso que merece como parte de un servicio a la sociedad. Entre todas sus acciones cotidianas tiene prioridad mantener la comunicación con sus afectos y la gente que lo estima en el Zulia y el resto del país.

«Sigo peleando igualito por las redes sociales y en mis grupos de whatsApp. Y cuando puedo mover los hilos por alguno no lo dudo ni un momento. No he podido despegarme y tampoco creo que lo haga. Aunque mi salida de Venezuela fue muy tranquila, también he sufrido la soledad y la distancia. Me tocó vivir la muerte de mi hermano mayor en pandemia y sigo padeciendo por tantas injusticias»… Su voz se cortó de pronto asomando algunas lágrimas. Continuó: «Pero estoy satisfecho con nuestro aporte a este país. Aquí nos valoran como gente capacitada que sigue construyendo a esa Argentina que le debe su historia a los inmigrantes».

Y como parte de ese agradecimiento, Régulo Pachano tiene en mente crear un gran proyecto de reconocimiento cultural que espera poder presentar en la nación sureña bajo el título De vos a vos. Mientras tanto sigue haciendo honor al reto de mantener el prestigio y el nombre de un teatro que figura como uno de los más importantes del mundo y que se equipara a la Scala de Milán, la Ópera de Berlín y la Ópera de París.


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