Shang - Chi

Simu Liu trabajó como contador antes de convertirse en actor. Tenía 25 años de edad y acababa de finalizar estudios de finanzas en la Ivey Business School de Ontario, en Canadá. «Me despidieron por malo», contó entre carcajadas en una entrevista. También modeló para bancos de imágenes y recibió uno de sus mejores sueldos de entonces: 100 dólares en efectivo. «Terminé en cientos de anuncios, escaparates, folletos y portadas de libros de texto», agregó.

Ahora, Simu Liu será mundialmente conocido por ser el primer actor asiático en protagonizar una nueva película del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por su siglas en inglés): la superproducción Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos (Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings).

Chino de nacimiento y nacionalizado canadiense, empezó en la industria de Hollywood como doble de riesgo y extra de películas como Pacific Rim y las series Nikita y Beauty and the Beast. Su rostro empezó a sobresalir cuando interpretó un agente de la CIA en Taken y a un romántico empedernido en la comedia de situación Kim’s Convenience.

«Si pudiera ver hacia atrás en mi carrera no cambiaría nada: ni las luchas del comienzo ni las noches sin dormir preguntándome cuál sería mi gran momento; todo eso me pulió, me mostró lo que soy y la forma cómo debo trabajar y actuar para llegar a los niveles más altos», dijo en una breve charla con El Tiempo Colombia. «Acepto y aprecio todo porque esas experiencias fueron fundamentales en lo que soy ahora».

Con 32 años, una figura espigada y ágil, además de un derroche de simpatía, Liu empieza la entrevista diciendo que habla «un poquito» de español. «Filmé una película en la República Dominicana el invierno pasado. No estoy seguro de qué estoy diciendo (risas)». Aunque le cuesta el acento, articula bien la frase. Está feliz de compartir con medios de todo el mundo sus experiencias en Shang- Chi… y lo que significa la llegada del primer superhéroe asiático a las salas de cine. Con este filme, Marvel ratifica la intención de diversificar sus adaptaciones y de seguir luchando contra los estereotipos.

-¿Cuál es su sentimiento al ser el primer actor asiático en protagonizar a un superhéroe de Marvel?

-Es muy emocionante porque soy el primer actor asiático del MCU en tener su propia película, es un momento increíble. Viendo la película, me siento orgulloso de ver muchos rostros asiáticos, en personajes muy importantes, papeles asiáticos que celebramos, tengo la sensación de que esto debió haber pasado hace mucho tiempo, la representación es muy importante. Como se sabe, en Hollywood, gente de razas diferentes ha sido estereotipada: el español, latino o el asiático. No nos han mostrado como somos realmente: somos tridimensionales, multifacéticos, tenemos las complejidades de cualquier ser humano. Pienso que en una película como esta puedes ver todo esto reflejado en muchos roles. Eso es lo que más me emociona de que el público pueda verla.

-¿Cómo se preparó para el personaje, porque va más allá del reto físico? Aquí hay muchos elementos emocionales…

-Sí. Definitivamente hay dos grandes componentes en mi personaje: lo primero es la profundidad emocional de Shang-Chi. Tuve que atravesar esas emociones, la relación con su padre –que es muy complicada y fue muy necesaria para hacer un retrato del personaje–. La otra parte es lo físico: este muchacho pelea muchísimo, tiene que dar puñetazos y se supone que es muy bueno haciéndolo.

-¿Le ayudó haber sido doble de acción?

-Para mí, que en el pasado hice una cantidad de trabajos como especialista en acrobacias, jamás llegué al tope que representa Shang – Chi, que se supone es el guerrero más poderoso del mundo. Tuve que hacer un montón de trabajo para llegar a ese nivel de manera convincente. Ensayamos, trabajamos con los expertos y dobles cinco días a la semana sin parar, hora tras hora cada jornada e incluso practicamos los fines de semana. Lo primero era adquirir la condición física para sobrevivir a este rodaje tan largo. Era como correr un maratón porque tienes que repetir muchas veces las mismas escenas; aquí hay unas secuencias de acción increíbles en las que siempre tenía algo que hacer.

-¿Cómo le fue con las artes marciales?

-Tuve que aprender a moverme como un verdadero artista marcial y a profundizar sobre los distintos estilos que utiliza el personaje en la película. Yo estoy profundamente agradecido con el equipo de acrobacias, fue grandioso. Compartí con gente de distintas partes del mundo: tuvimos un tremendo coreógrafo argentino e intérpretes de China, Estados Unidos, Mongolia. Fue un trabajo de cooperación haciendo las escenas de acción de la mejor manera posible. Pero eso representó mucho trabajo y también me retó en cuanto a los estiramientos, porque nunca he sido muy flexible que digamos. Sufrí mucho al tener que levantar las piernas en las peleas. Debía elevarlas para dar las patadas en lo alto. Así que el tema de la flexibilidad fue algo muy importante para poder prepararnos en artes marciales.

-¿Sabía algo de Shang-Chi antes de hacer esta película?

-Yo adoro los cómics, pero es uno de esos personajes de los que no sabía. Jamás había leído un cómic de Shang-Chi, así que cuando empecé la preparación para el papel me leí todos los que pude. Me encontré con que era divertido, un héroe que podría existir en la vida real. Pero fue raro, porque se escribió en la década de 1970 y no tenía rostros asiáticos, así que no tenía elementos para una auténtica experiencia asiático-americana al 100 por ciento. Fui muy feliz cuando conocí a Destin (Daniel Cretton, el director) porque desde el comienzo tenía claro que quería producir una historia completamente diferente, más moderna, como si ocurriera en 2021, sin caer en estereotipos o cosas que se le parezcan. Corrimos la misma carrera desde el primer día, fue un gran trabajo construir la historia de este héroe.

-¿Cuál es el mensaje más importante de este filme en el que su personaje emprende un viaje de autodescubrimiento?

-Creo que es sobre aceptar quien eres y como eres, sobre darse cuenta de que conectas con tus padres y con las generaciones anteriores y que esas historias son parte de tu vida. Pero, al mismo tiempo, ratifica la idea de que puedes buscar tu propio camino. El amor viene de quienes te engendraron, pero solo tú eres el responsable de dar el siguiente paso hacia adelante.


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