Regímenes como el venezolano carcomen. No están quietos, sino en acecho constante. Observan y luego arremeten. No hay lugar seguro, aunque algunos crean que nunca los devorará. El país vive una tragedia desde hace 20 años y Carlos Oteyza realiza un registro de lo que ha  acontecido hasta ahora en El pueblo soy yo: Venezuela en populismo.

Como ha hecho recientemente con filmes como Tiempos de dictadura, Tiempos de Marcos Pérez Jiménez y CAP 2 intentos, el cineasta suma a su filmografía un trabajo en el que escudriña el proceso iniciado por Hugo Chávez.

El largometraje tiene como productor ejecutivo al escritor mexicano Enrique Krauze, quien recuerda en el filme cómo Fidel Castro siempre quiso el petróleo que Rómulo Betancourt le negó, punto importante para entender este avance durante décadas.

La película busca antecedentes para explicar las condiciones que llevaron a la población a votar por el soldado que en 1992 dio un golpe de Estado.

Ana Teresa Torres, Alberto Barrera Tyszka, Inés Quintero, Luis Izquiel, Rocío San Miguel y Carlos Correa son algunos de los entrevistados en la cinta, que se estrenó en España en octubre. Aunque todavía no tiene fecha de presentación comercial en Venezuela, hubo una proyección especial la semana pasada en la UCAB.

“No es un balance, porque es un proceso que no ha terminado. Es una mirada a los mecanismos de control del poder desde el populismo, que no implica solamente una redistribución de riqueza, sino también la existencia de un líder carismático que divide a la sociedad, genera una hegemonía comunicacional y toma las instituciones. Un proceso que puede inscribirse dentro de lo que se llama el populismo contemporáneo, que puede ser tanto de izquierda como de derecha”, asevera Oteyza.

Krauze, autor de El poder y el deliro publicado en 2008, contactó a Oteyza gracias a Ibsen Martínez, quien sabía que el mexicano estaba interesado en indagar aún más en el populismo encarnado en la figura de Hugo Chávez, sucedido por Nicolás Maduro. “Es un fenómeno que no es solo latinoamericano, como lo fue el siglo pasado con Perón. Ahora es un virus mundial. Nuestro interés es llevar al mundo la conciencia de lo que ocurre en Venezuela. A pesar del drama, no hay mucha conciencia sobre lo que acontece. Muchos países pueden verse retrospectivamente o prospectivamente en ese espejo”.

A pesar de la crisis que los venezolanos viven, Krauze recuerda que cada país está ocupado en sus propios temas, y acota que la indiferencia ante lo ajeno es parte de la condición humana. “El siglo XX tuvo ejemplos escalofriantes que debieron ser suficientes para prevenir sobre el peligro que entraña acabar con la democracia, muchas veces a través de ella, al entregar el poder a una sola persona. Desgraciadamente, la humanidad no aprende en cabeza ajena. Cada país tiene que recorrer sus propias estaciones de martirio. Es muy triste, porque la historia debería tener un efecto de aprendizaje acumulativo. Si tuvimos a Hitler, Stalin, Mussolini, Perón, Castro y Mao, en el siglo XXI no deberíamos cometer estos errores. Ojala en el futuro los pueblos se vacunen contra este mal terrible”, asevera el director de Letras Libres.

Oteyza, quien también es el realizador de El reventón, recuerda que en el caso venezolano, el populismo ha estado muy ligado al control de las divisas del petróleo. “También ha habido una mentalidad gestada desde hace más de 80 años en la que el Estado ha tenido una mayor presencia que la empresa privada. Eso facilitó la instauración de Chávez. OjalÁ pudiera ver en el futuro para entender. Hay quienes llaman a esto comunismo, socialismo, pero yo todavía no lo tengo claro. Se habla de populismo autoritario. El populismo es una manera de gobernar, pero no es un problema ideológico”.

Krauze confía en la presión internacional y en los mecanismos legales que afecten las redes del dinero de los gobernantes. “De ninguna forma me refiero a actos bélicos, con los que no estoy de acuerdo; pero espero que en algún momento pueda llegar a Venezuela la sensatez de un nuevo gobierno de unidad nacional. Los dirigentes de la cúpula, igual que como fueron los cubanos, no tienen ningún empacho en sacrificar a su pueblo para mantener el poder”, indica el escritor, quien prevé la distribución de El pueblo soy yo: Venezuela en populismo en varios países de la región y en plataformas como Netflix.

A Oteyza le gustaría que el documental se proyectara en una sala de cine mientras en otra se exhiba la que el Estado pretende hacer sobre el chavismo, para así medirse. “Veremos cuántas personas entran a cada una. Sobre los hechos históricos no hay una versión oficial, sino muchas. Mi película es una versión más de lo que nos ha pasado”.

“Yo fui criado con El Nacional

“Me pegó mucho la noticia”, dice Carlos Oteyza, director de El pueblo soy yo: Venezuela en populismo, poco después de enterarse de que hasta hoy circulará la edición impresa de El Nacional. Recuerda los años de su niñez en los que veía a sus padres leer el diario en casa. Las lecturas del director variaban de acuerdo con la edad. Primero Deportes, luego Sucesos, Cultura y Política. “Con todo lo que he hecho, a pesar de las críticas que uno pudo haber tenido con algunas posiciones, yo fui criado con El Nacional. No ha pasado un solo día en Venezuela en el que lo haya dejado de leer. Lamento esto, porque es un elemento cultural. Ha sido un pilar de la democracia en Venezuela, y espero que siga siéndolo en Internet. Que algún día vuelva al papel porque esa es mi cultura”.

Explica que no son tiempos como los de Marcos Pérez Jiménez en los que existía la figura del censor. “En El Nacional, por ejemplo, al publicar una información, no se sabe si le pueden aplicar la ley del odio. Hoy aparecen las noticias, pero todos están al borde del precipicio porque es posible que los acusen. Esa es una característica de estos modelos novedosos”.


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