Piso 21
Piso 21, agrupación colombiana de pop urbano | Foto Warner Music

Eran otros tiempos en la industria de la música cuando estos cuatro amigos quisieron formar una banda. El Piso 21 de 2010 —cuando se consolidaron como grupo— era diferente del que hoy llena escenarios en toda Latinoamérica: muchachos tocando guitarra y piano, haciendo armonías con las voces, vestidos con corbatas de rockers desaliñados y Converse.

Juan David «El Profe» Huertas, Pablo Mejía Bermúdez, David «Dim» Escobar y Juan David «Llane» Castaño evolucionaron y supieron montarse en la ola del género urbano sin que se notara la transición de golpe. Pero más de una década después, las diferencias son evidentes. La más notable es que Llane salió de la banda y su lugar lo ocupó David Lorduy Hernández, quien terminó de pulir el proyecto.

La joya que resultó de ese proceso es El amor en los tiempos del perreo, el álbum que recoge una muestra madura y honesta de lo que los integrantes del grupo consideran buena música. Su concepto se revela desde el título: una mezcla de romanticismo, balada y música hecha con instrumentos con sonidos heredados del reguetón.

Para comenzar un año 2021 en el que la cábala les augura buena suerte, Piso 21 se puso en contacto con El Tiempo para conversar sobre su carrera y sobre su nuevo álbum. Esta es una reproducción de una conversación de casi una hora por Zoom con los cuatro integrantes de la banda.

—Lorduy, el más nuevo del grupo, cumple dos años en la banda. ¿Qué tal ha sido ese proceso?

—Lorduy: Yo llevo 11 años de carrera en la música, y todo lo que he aprendido en este tiempo vine a entregarlo completo en esta banda. Yo conocía a todos los integrantes desde hace mucho tiempo. Desde 2013, creo. Hemos tenido un vínculo constante y yo, de hecho, participé en la composición de algunas canciones del álbum anterior. Entonces, de alguna manera, yo siempre he pertenecido un poquito al grupo. Nos complementamos muy bien; eso es seguro.

—De acuerdo. Pero quisiera anotar que en estos dos años también ha habido cambios. Lorduy no suena igual en todas las canciones.

—Lorduy: Sí, claro. Supongo que es una versatilidad que se gana con la experiencia. Yo he tenido entrenamiento de técnica vocal durante años, sé tocar instrumentos, sé rapear. Mi idea es ser un artista integral y eso lo estoy logrando aquí, en Piso 21.

—En otra entrevista con El Tiempo de hace varios meses ustedes decían que de alguna manera lograron crear un sonido propio, un sonido Piso 21, como un subgénero.

—Profe: Seríamos pretenciosos si dijéramos que fuimos los creadores de ese sonido, pero con humildad podemos decir que sí le aportamos mucho a lo que hoy se llama pop urbano. Estamos dentro del grupo de pioneros que incorporaron ritmos de dembow a letras románticas y a canciones melódicas, bien cantadas. Llevamos 14 años en una búsqueda constante y hemos dado con ciertas cosas que nos funcionan: la mezcla de voces, los sonidos de la guitarra. La consolidación de nuestro estilo provoca que cuando la gente oiga las canciones nos reconozca de una. Eso es difícil de lograr.

—Podemos hacer un funk, un reguetón, una balada, una ranchera, pero todo con nuestro sello. Ese sello también se nota en la estética visual del grupo. ¿Cómo construyen sus pintas, sus estilos, los looks de los videos?

—Profe: Eso hace parte de una intención de envolver a la gente en un universo completo que se construye con varios elementos. Y que cada uno tenga su propio estilo ayuda a que nos quedemos grabados en las mentes de las personas. El pelo del uno, el sombrero del otro, las trenzas, la barba: todas son marcas que tenemos para que nos recuerden más fácil. Somos muy estéticos, y eso lo hemos sacado de nuestros referentes: Bruno Mars, The Weeknd, Michael Jackson.

—Frecuentemente graban con nuevos talentos a los que luego les va muy bien: Paulo Londra, Micro TDH, Myke Towers. ¿Es a propósito?

—Pablo: Sí. Es una filosofía que tenemos en la banda. Sentimos que en algún momento también alguien más lo hizo con nosotros. Para nadie es un secreto que «Suele suceder», nuestra canción con Nicky Jam, nos impulsó mucho. Ahora que estamos a un nivel más alto, nos gusta darles la oportunidad a talentos que creemos que valen la pena. De hecho, en este nuevo álbum tenemos a dos artistas de la escena alternativa: Mabiland, del Chocó, y Moncas, de San Andrés Islas. Son dos colombianos que la están rompiendo.

—Conversé hace poco con el español C. Tangana y me decía que el género urbano necesita renovarse porque todo comienza a sonar parecido, ¿qué opinan?

—Dim: Creo que depende de cada artista. Tú le podrías decir eso a algún artista que te responda: “No, pero es que a mí me interesa hacer puro reguetón y punto”. También hay otros como C. Tangana que buscan explorar sonidos distintos, hacer mezclas. Piso 21 le apunta más a lo segundo. Es nuestra tarea como músicos jóvenes: renovar, evolucionar. Para poder evolucionar hay que hacer combinaciones. En el disco de Tangana hay temas con personajes tan diversos como Antonio Carmona o Jorge Drexler. Ese es el camino. Quizás no son propuestas tan mainstream, pero tienen un nivel musical más profesional.

—¿Por qué creen que no es común ver bandas de varios integrantes, como ustedes, en el mundo de la música urbana?

—Dim: Nuestro sueño desde el inicio era tener una banda. Desde hace 14 años hemos insistido en eso porque no nos vemos de otra manera. Así lo sentíamos el Profe, Pablo y yo. En algún momento Llane también lo sintió, pero su proyecto tomó otro rumbo y su separación fue bonita para nosotros y para él. Cuando se fue sabíamos que necesitábamos a ese cuarto integrante. Lordu se unió y ahora él también siente esa unión. Creo que no es común ver proyectos así porque para los artistas es muy difícil dejar de lado el ego para repartir la atención entre cuatro o entre más. Eso es natural: uno piensa en sí mismo. Pero cuando uno se da cuenta de que en equipo todo es mejor, lo potencia.

—Pablo: Por otro lado, cada vez hay más acceso a herramientas tecnológicas para producir música. Ahora hay muchos artistas jóvenes que escriben, componen, graban y se producen solos en su cuarto. Eso aumenta la dificultad para trabajar en equipo. Vamos más hacia allá.

—Este nuevo álbum y otras iniciativas artísticas de ustedes exploran una estética muy de Medellín. ¿Qué significa hoy esa ciudad culturalmente?

—Pablo: El otro día conversaba con el gestor y DJ Andrés Shaq sobre eso. Decíamos que hoy se podría comparar a Medellín, guardadas proporciones, con Los Ángeles. Hace años que muchos productores, músicos, raperos o compositores se están viniendo a vivir aquí. Se está creando mucha música, pero también se está creando una ropa, una estética y un estilo alrededor de esa música. Un ejemplo es el último videoclip de J Balvin, Ma G, que es una colaboración con 747, que es una marca de ropa de acá. Otra marca es Undergold, que ha llegado a vestir a Juanes. Medellín también se está volviendo un centro del grafiti y de varios deportes extremos.

—¿Cómo se diferencia este de los otros álbumes, en especial, del anterior?

—Dim: Musicalmente, el aporte de Lorduy hace que este sea un álbum mucho más urbano que Ubuntu, el anterior, y que los otros. En este nos dimos más libertad. Ubuntu tuvo muchos éxitos, muchos temas número uno. Pero creo que era una propuesta todavía muy aferrada a las leyes del mercado. Este, en cambio, está aferrado a las leyes de nuestro amor por la música y nuestra voluntad. Es una propuesta de lo que de verdad sentimos y creemos que es buena música. Es completamente honesta.

Háblenme, por favor, de las colaboraciones: Maluma, Feid, Black Eyed Peace, De la Ghetto, Lalo Ebratt, Mabiland, Zion y Lennox…

—Profe: Lo que quisimos fue reunir a artistas muy top, ya famosos, y a otros artistas muy top, pero nuevos. Es una fortuna que pudiéramos colaborar con tantos músicos que admiramos y con los que tenemos amistad, conexión. No hubo ningún junte que hiciéramos por conveniencia, todas se han dado espontáneamente. Al final eso se nota: cuando uno tiene respeto y química eso termina reflejándose en una buena canción. Cuando una colaboración es forzada para sacar buenos números el público lo identifica, y cuando la cosa es natural y con cariño, también. De hecho, este álbum es una forma de contar qué amigos hemos hecho en estos dos años.


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