Pérez-Reverte

El escritor español Arturo Pérez-Reverte considera que solo los idiotas y los indocumentados creen que los de su bando son todos buenos y los contrarios todos malos, y asegura que sus héroes no tienen ideología, como los que pueblan su nueva novela, El italiano, un canto a la patria que es el Mediterráneo.

Gibraltar y la bahía de Algeciras, al sur de España, son el escenario de esta nueva novela de Arturo Pérez-Reverte que, publicada por Alfaguara, llegó el martes a las librerías de España y América Latina, un libro en el que recupera un episodio que su padre le contó cuando era un niño y que ha recordado en una visita que ha hecho hoy con un grupo de periodistas a tierras gibraltareñas.

El italiano

Tenía 11 años cuando su padre le llevó a ver en su Cartagena natal (sureste español) la película Su mejor enemigo, de Alberto Sordi, una cinta en la que, como era habitual, los italianos aparecen «patéticos y desorganizados» frente a los eficaces ingleses.

Pero a la salida -recordó el escritor y periodista- su padre le contó que los italianos habían hecho cosas muy importantes en la Segunda Guerra Mundial.

Entre estos episodios, el protagonizado por el grupo Orsa Maggiore, compuesto por buceadores de combate que, con sofisticados equipos submarinos, se sumergían en el mar y se infiltraban en el puerto de Gibraltar para hundir los barcos de guerra británicos que atracaban allí en sus travesías. Y hundieron o dañaron 14 barcos aliados entre 1942 y 1943.

Durante años tuvo esta historia en la cabeza y poco a poco fue reuniendo una «buena biblioteca» y documentación sobre acciones italianas en el mar en la Segunda Guerra Mundial, hasta que esta novela, que «había ido gestando en la cabeza», llegó a partir de una imagen.

Una historia a la que trasladó también parte de la experiencia que adquirió cuando, a finales de los años 60, se adiestró en actividades subacuáticas en el Centro de Buceo de la Armada española de Cartagena.

Una novela de mar, amor y guerra

El italiano, de nombre Teseo Lombardo, es uno de estos submarinistas al que Elena Arbúes, una librera de 27 años de edad, encuentra en un paseo por la playa desvanecido entre la arena y el agua. Al decidir socorrerle iniciará una aventura que le cambiará la vida a través de una trama de espionaje en una tierra de fronteras.

Se trata por ello de una novela de «mar, amor y guerra», explica a los periodistas Arturo Pérez Reverte junto al faro desde donde se divisa el Estrecho de Gibraltar.

Además, es una «inmersión en el Mediterráneo como patria y los héroes que lo hicieron posible». Pero reconoce que Teseo Lombardo, el italiano de su novela, no es un héroe, sino tan solo un soldado que cumple con su deber.

Será a ojos de la librera como adquiera su dimensión de héroe, una mirada «culta y lúcida» en la que proyecta sus lecturas, a pesar de que ella será la verdadera heroína de esta historia basada en hechos reales.

Hechos asombrosos los de estos submarinistas que se introducían en el agua escondidos en la oscuridad de la noche y burlaban las redes de seguridad del puerto, explicó el escritor, que asegura que los ingleses no supieron cómo estallaban sus barcos hasta el final de la guerra.

Estas acciones, «de audacia muy latina», aseguró Pérez-Reverte, supusieron el triunfo del individuo frente al aparato militar de los ingleses: «Fueron capaces de hacer lo que los ingleses eran incapaces de imaginar».

Y por eso cree que es un acto de justicia devolverles la dignidad, ya que «las hazañas» de estas unidades italianas se conocen muy poco, sostiene el autor, que reconoce que es un tema que ha sido «políticamente incorrecto» en Italia durante mucho tiempo porque parte de estos hombres permanecieron fieles al fascismo mientras que otros optaron por el bando aliado.

Todos los héroes son ambiguos

El protagonista de El italiano está, como los de todas las novelas de Pérez-Reverte, muy lejos de ser «un héroe compacto y luminoso», algo que cree que es «tremendamente aburrido».

«La vida está llena de matices y lo del blanco y el negro es mentira», sostiene el escritor, que cree que «todos los héroes son ambiguos» y que, a estas alturas de su carrera como escritor, todo el mundo sabe que sus héroes son «de cualquier bando».

Y critica esa «estúpida costumbre de creer que los de mi bando son todos buenos y los del otro, todos malos». Solo «los tontos, los idiotas, los indocumentados o los malintencionados juegan con ese tipo de manipulaciones.


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