Parasite
Foto Archivo

Hace tres años Bong Joon-ho fue duramente criticado en el Festival de Cannes por su película Okja. Muchos desmerecieron que la cinta se proyectara en el evento cultural tras haberse estrenado en Netflix. Hoy ese mismo director surcoreano es dueño de una Palma de Oro por Parasite y logró un hecho histórico en el cine: su largometraje es el primero en habla no inglesa que gana el Oscar a Mejor Película, eso además de sus triunfos en los apartados de Mejor Director, Mejor Película Internacional y Mejor Guion Original.

Parasite es una historia sobre la pobreza y la desigualdad social. Un espejo que refleja algunos de los conflictos contemporáneos más oscuros de la sociedad que se cuenta como una comedia negra con momentos hilarantes y una propuesta emocionante.

La familia Kim se encuentra en la posición más baja de la sociedad de Corea del Sur. Sus cuatro integrantes, el padre, Ki-taek (Song Kang-ho); la madre, Chung-sook (Jang Hye-jin), y sus dos jóvenes hijos, Ki-woo (Choi Woo-shik)  y  Ki-jung (Park So-dam), viven en un sótano invadido por cucarachas. Sin empleo, su único sostén es plegar cajas para pizza por un sueldo miserable. Pero la fortuna tocará su puerta. Un amigo de Ki-woo, que planea estudiar en el extranjero, le plantea la oportunidad de trabajar como tutor de inglés de la hija de los Park.

Parasite
Las familias son de dos mundos distintos, unos pobres y otros ricos | Foto Archivo

En ese momento el mundo de los Kim cambiará. Ya no más sótanos pestilentes y comienzan un plan para sacar el mayor provecho a esta oportunidad. El señor Park y su familia son la imagen de la prosperidad. Con una ama de llaves de primera y una enorme casa diseñada por el antiguo dueño, un arquitecto, aparentan tener todo lo que desean los desafortunados.

De esa forma el nombre de esta joya cinematográfica comienza a cobrar sentido. De un tutor de inglés particular, al grupo de trabajo de la residencia Park se sumará una maestra de arte, un chofer  y una nueva sirvienta. Parasite es una historia llena de giros argumentales que logran entretener y mantener expectante al público durante sus más de dos horas.

Las fortunas y calamidades que tienen que experimentar los Kim para encontrar la riqueza y la aceptación forman parte de una epopeya moderna. Viven en un mundo en el que el dinero es sinónimo de humanidad y la necesidad por alcanzarla convierte en demonios a sus cazadores, que no tienen nada que perder.

Parasite
La cinta está llena de giros argumentales que pueden mantener la atención de los espectadores | Foto Archivo

Bong Joon-ho comprende ese ambiente, lo recrea por medio de actores con interpretaciones sólidas, situaciones con contenido figurativo y escenarios metafóricos. Es así como la casa de los Park se pinta como un edén para el lujo y la autorrealización. O, en contraparte, el aroma de los Kim es la marca intachable de la pobreza.

Con la cámara el director no solo captó la magnificencia de la opulencia, sino que también hace un juego de superioridad e inferioridad. Múltiples tomas descendientes marcan siempre una jerarquía entre los personajes: las situaciones pueden variar, pero siempre se entiende a qué lugar pertenece cada implicado.

Otro elemento determinante en la serie de simbologías planteadas por el director es la roca que obsequió el personaje que acercó a las dos familias al hacer la propuesta a Ki-woo para que fuera maestro. Es un objeto místico llamado «piedra de erudito» que trae riqueza a quien la lleve. Como si fuera un timón del destino, no solo se verá en los momentos de prosperidad; también estará presente en la caída y la recuperación. Los duraznos, las pinturas y el agua también figuran dentro de este sistema de imagen.

Pero no se trata de un producto puramente semiótico o metafórico. La razón principal del éxito de Parasite es su universalidad. Aunque el filme se rodó en Corea de Sur, es una historia que se puede contar en cualquier locación. Toca asuntos tan globales y dirigidos a un público tan amplio que carece de barreras comerciales.

Cine país
El humor y las situaciones universales son comunes en la trama | Foto Veloz Distribución

El humor impuesto en la cinta es fácil de digerir. Desde chistes sencillos y predecibles hasta elaboradas circunstancias con gran extravagancia. 

Asimismo, la fusión de la gracia y el drama está distribuido de manera equilibrada. Es oportuno cómo la trama pasa de momentos chistosos a la tragedia o incluso a momentos de suspenso, como si fuera un coktail del fuertes emociones.

Bong Joon-ho debutó como director de largometrajes hace 20 años con Barking Dogs Never Bite. Con Ojka, filme coreano-estadounidense, tuvo reconocimiento pero no logró gran prestigio. Gracias al apoyo de la crítica y el público, con su más reciente producción alcanzó coronarse con numerosos galardones en los festivales y premiaciones más importantes de la industria cinematográfica mundial.

Aunque por encima de cualquier premio, la película abrió las puertas a una nueva forma de percibir el cine más allá de las fronteras culturales e idiomáticas. Parasite es la prueba de cómo esta generación vive en un mundo conectado por los mismos problemas e ilusiones.

Bong Joon-ho ha merecido numerosos premios por su película | Foto Jeff Kravitz/FilmMagic

La cinta está disponible en las salas de cine nacional desde el pasado viernes.


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