El Papel Literario es homenajeado por la Feria del Libro del Oeste de Caracas por sus 80 años | Foto El Ucabista

En un conmovedor encuentro en el Espacio Americano Grace Hopper de la UCAB, cuatro personas se citaron para celebrar los 80 años del Papel Literario, publicación del diario El Nacional fundada por Miguel Otero Silva 12 días después del nacimiento del periódico. Todos los participantes, reunidos en el marco de la octava edición de la Feria del Libro del Oeste de Caracas (FLOC), formaron parte del equipo del suplemento cultural activo más antiguo de América Latina y hoy día siguen siendo entusiastas colaboradores.

El periodista Sergio Dahbar, que en su juventud fue asistente en Papel Literario del entonces director Luis Alberto Crespo, la gestora cultural Diajanida Hernández y la comunicadora Sara Maneiro, ambas excoordinadoras del suplemento, hablaron de sus experiencias personales en el medio. Mientras que la poeta y ensayista Graciela Yáñez Vicentini, también excoordinadora del Papel Literario, leyó un texto de Nelson Rivera, que dirige al medio desde el exilio, que sintetiza el significado de esta marca para la historia cultural del país.

Para Rivera, son cinco elementos los que han caracterizado al Papel Literario en estas ocho décadas: ser el símbolo más elevado de la marca cultural de El Nacional; la política de no intromisión tanto de Miguel Otero Silva como de Miguel Henrique Otero; el libre albedrío con el que han contado sus directores; el haber sido y ser un espacio plural para el movimiento cultural venezolano y su, «casi devoto», apego a la poesía.

Durante la conversación se expusieron ediciones impresas del Papel Literario

El escritor subrayó que el Papel Literario, y enfatizó en que no hay exageración en tal afirmación, ha sido el escenario de los debates más importantes del país: «Se han consignado el surgimiento de novedades, corrientes y movimientos en todas las disciplinas; y, sustantivo, los más importantes creadores venezolanos han tenido un lugar en el que expresarse o en el que ser sujetos de reseñas o lecturas críticas».

También explicó que en la época en la que nació el Papel Literario era insólita la posición que asumió El Nacional de no intervenir en las decisiones de los directores del suplemento. «Quien se pregunte cómo ha ocurrido cosa semejante —una especie de expediente milagroso de la libertad de expresión— tendrá que remitirse a la cultura familiar de los Otero, que pasó de Miguel Otero Silva a Miguel Henrique Otero, ambos, cada uno con su estilo, mandatarios protectores de la autonomía histórica del Papel Literario», dijo.

Dahbar recordó entre sus anécdotas que se incorporó a Papel Literario luego de haber trabajado como asistente de Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, y la gestora cultural Carmen Ramia en el Ateneo de Caracas. Dijo que un día Otero se le acercó para darle dos noticias, una mala y una buena. La primera era que lo iban a despedir, pero la segunda, muy importante para él en ese momento, fue que lo iban a contratar en El Nacional.

«Para mí era más apetecible trabajar en El Nacional, estaba empezando en el periodismo y me consiguieron ser asistente de Luis Alberto Crespo», dijo el también editor, quien destacó el nivel de debate que se generaba en la publicación.

Durante la conversación se expusieron ediciones impresas del Papel Literario

«El Papel Literario fue un sitio importante para el pensamiento, para las ideas, las polémicas. Creo que incluso existe la posibilidad de hacer una historia de los debates del país a partir de lo publicado en Papel Literario históricamente», afirmó.

En la actualidad, con la situación de los medios de comunicación, el periodista elogió el trabajo de Rivera para mantener activo el suplemento: «Es un medio que frente a todas las circunstancias sigue saliendo y sigue llegando a muchos lectores. Nelson Rivera, su director, ha hecho un trabajo extraordinario con el que casi lo convierte en una entidad propia».

Diajanida Hernández, actualmente gerente general de la Fundación para la Cultura Urbana y pregonera de la FLOC de este año, afirmó que tanto el Papel Literario como su director han sido fundamentales en su vida. «Como dice Nelson, es un milagro que el Papel Literario siga vivo y, como indica Sergio, a pesar de la precariedad, esto se debe al esfuerzo de Nelson, que asumió el Papel como un propósito de vida», expresó.

«Certifico también que la poesía ha sido el género consentido del Papel Literario. Pero hay artes visuales también y Caracas ha sido otra consentida. Arquitectos siempre han colaborado, así como fotógrafos. Vasco Szinetar ha sido importante no solo porque sus fotos están allí, sino porque ha ayudado a curar las fotos del Papel Literario. Así que, sí, se llama Papel Literario pero es el papel de la cultura venezolana», agregó.

Maneiro recordó que al entrar al suplemento se le dio la oportunidad de proponer trabajos especiales como incorporar nuevas voces o series sobre la ciudad y las artes visuales. «Una serie llamada Ciudad de papel consistió en hacer recorridos dominicales en los que íbamos con arquitectos. Era un trabajo de pauta colectivo en el que cada quien podía aportar. Era un trabajo de intercambio y exponencial, donde adquirías experiencias y conocimiento», dijo la comunicadora, quien, subrayó Rivera en su escrito, hizo un trabajo esencial en el seguimiento de las artes visuales en el medio.

Por último, Dahbar quiso mencionar otra anécdota para poner énfasis en la pluralidad que ha caracterizado al Papel Literario. Contó que en una oportunidad Gustavo Tambascio, director de escena, gestor cultural y dramaturgo argentino, escribió una crítica en el suplemento sobre una presentación de El Sistema en sus inicios. «Gustavo fue muy duro sobre cómo tocaron violín los niños. Destruye el concierto, también contó que los padres llevaban tortas que se cayeron al piso. Esto le llega a José Antonio Abreu y le dice a Miguel Henrique Otero que va a comprar la edición completa del Papel Literario para que no saliera. El Nacional no lo permitió, por lo que le dio respaldo a Tambascio. Eso generó una campaña de Abreu muy en contra no tanto del periódico, sino de Tambascio».

Esto habla mucho, concluyó el periodista, del carácter plural del suplemento.

Se superaron las expectativas

El año pasado asistieron a la FLOC 4.760 personas, una cifra que, afirmó el director del comité organizador de la feria, Marcelino Bisbal, se superará este año con el cierre del sábado 2 de diciembre.

«Ha habido actividades de todo tipo. Hemos tenido 27 presentaciones de libros, la obra Mi último delirio, Simón Bolívar, de Héctor Manrique, tuvo a unas 120 personas en sala, presentamos Simón (nominada al Goya como Mejor Película Iberoamericana) con un cine foro, ahí metimos 325 personas y los documentales que nos brindó Cinesa y Bolívar Films han tenido un promedio de 50 a 60 visitantes», detalló el también director de Abediciones, la editorial de la UCAB.

Señaló Bisbal que algunas actividades han tenido más participación que otras, pero el promedio de visitantes diarios lo estima en 200 y 300 personas: «Hemos aumentado el número de stands a 26 y a lo largo del día uno ve a estudiantes y público que viene de fuera revisando y comprando hasta donde pueden. Pero hemos conversado en las tardes con los libreros y nos dicen que han tenido buena venta».

Destacó, al igual que el año pasado, el interés de los estudiantes por los cómics y mencionó entre los libros más vendidos la reedición de El mago de la cara de vidrio de Eduardo Liendo, que cumple 50 años, y Mi padre, el aviador de Lissette González. También destacó que este año Abediciones publicó las novelas Casa natal de Antonio López Ortega y Conspiración y obsesión de Antolín Sánchez Lancho.

«Luego están los stands de libros usados, que se venden a bajos precios: 5, 6 o 10 dólares. La gente los compra. Habla un poco del poder adquisitivo que manejamos los venezolanos que tenemos otras prioridades, pero sí creo que ha habido un bonito movimiento este año», expresó Bisbal, quien reiteró que la feria se ha asentado, en sus ocho años, no solo en la universidad sino en toda la ciudad.

«Las autoridades han asumido que la feria es de todos. Creo que se mantendrá en el tiempo y ojalá que así sea. Esta octava edición nos ha dado más trabajo porque tenemos muchas actividades, pero la gente concurre desde el este y el oeste. Vienen a comprar y a participar en las actividades, que son gratuitas», dijo.


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