Por JOSÉ ANTONIO PARRA

Cardiopatías de Oriette D’Angelo (Caracas, 1990) es un poemario de gran complejidad. En efecto, en este texto confluyen aspectos propios de la poesía confesional, así como una mirada conceptual y el ensamblaje del artefacto en tanto totalidad orgánica. Resalta la gran conciencia de esta autora en torno al fenómeno estético, al igual que la hibridez textual en el libro que responde a una hechura de muy gratísimo sabor. No solo hay versificación, sino también una exuberante prosa y textos de corte aforístico. Las imágenes de D’Angelo son demoledoras y abordan aspectos de sus espacios íntimos y de su corporalidad.

No obstante, hay que decir que una de las cosas más llamativas de esta propuesta está en el hecho de que la autora ejecuta un corpus donde cada aspecto de la vivencia y de lo emocional está en analogía con una dimensión particular del cuerpo, de forma que en este mundo de reciprocidades la autora recrea lo interior a través de lo externo. Las imágenes de la poeta son intensas y desgarradas. Hay una gran potencia a la hora de plantear la imaginería y dar cuenta del caos propio de una generación que habita en este universo de hoy; la constelación de lo fragmentario, de lo hiperacelerado, de la ultraviolencia y del instante que se difumina. El cuerpo da cuenta de ello, tal y como escribe la autora en su poema “Caracas, sé que encontraré mi nombre en tu falta”:

“Caracas es una mujer con el pecho lleno de balas. Soy extranjera junto a tanto plomo. Nos observa el mito del volcán dormido, se burla de nosotros por incapaces. La ciudad de los padres y de los abuelos. La Caracas entre los dientes que no queremos soltar. La del torrente congestionado. Ciudad a la que temo. Esa, la de comunidades en forma de avalancha que presume ser comuna, la de las arterias tapadas. Caracas, oxígeno sin tanque y sala de emergencia de todos los días. Morgue. La de los hierros. La que no quiero ser cuando me vaya y que no quiero que me sea.

Caracas, única mujer que obliga a quererla mientras te apunta en la sien”

Hay una aguda y densa reflexión a la hora de abordar el fenómeno literario por parte de esta creadora quien forma parte del cutting edge literario. Para D’Angelo el fenómeno estético es uno donde confluyen multiplicidad de géneros y una profunda aproximación a lo plástico. Su palabra resuena como el eco de una voz privilegiada y preclara, una voz lúcida que expone desde lo estético problemáticas de actualidad. Este es de todas todas un libro de gran desenvoltura y que, asimismo, es expresión de un alma que ha transitado un devenir de sabiduría en torno a lo vital. Ello se ve con claridad cuando la poeta sentencia en su texto “Demasiado hueso, demasiado calcio”:

“Nada sabemos del final hasta que nos quebramos.

Las costillas solo suenan cuando se rompen. Le pedimos al amor ser puente sobre barrancos y ahí nos quedamos, en la suspensión. Siempre pensé que tu boca tendría sabor a aspirina. [angina de pecho. sensación de estrangulamiento localizado que dura quince minutos antes del infarto.] Dejarte fue aliviar la sensación de una muerte repentina. Dejarte fue tan fácil como cualquier herida que se cura con alcohol. Unos minutos para ser pasado, para ser el muerto-de-alguien, para ser la-carga-del-otro. Lanzarse al vacío fue siempre cosa mía. [y me quebré.] Demasiado hueso, demasiado calcio. Había tanto que quebrar que decidiste quererme poco. Me dejaste con el cuerpo hinchado de árboles. Con la imaginación fracturada. Le pedí a nuestro amor que fuera un puente sobre un barranco, pero solo fue una medida preventiva para no caer al vacío tan pronto”

La poesía de Oriette D’Angelo es una de las expresiones de nuestra literatura actual sustentadas en una reflexión aguda y en una conciencia superlativa en torno al fenómeno de la estética. En ella confluyen una cantidad de tradiciones y hay la evidencia de una palabra potente y desenvuelta.

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Cardiopatías

Oriette D’Angelo

Monte Ávila Editores Latinoamericana

2016


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