Pablo Alborán Vértigo

Desde una altura que a muchos les echaría para atrás, en los impases iniciales de Vértigo se escucha a Pablo Alborán lanzarse al vacío en un salto de fe, real y metafórico, pues en su quinto disco se atreve como nunca a jugar con sus canciones y a dejar sus temores expuestos y su «corazón descalzo».

Así, en la canción del mismo nombre, canta: «¿Quién se atreverá a quererme / Cuando no quede aplauso / Ni griten mi nombre / Con el corazón descalzo por un camino de errores?». Y en su entrevista con Efe hoy jueves confirma lo que esos versos apuntan: «Llevo todo la vida preparándome para cuando no haya aplausos».

Vértigo, el título del álbum que publica mañana tras un inesperado retraso debido a las restricciones por el covid-19 (debería haberse lanzado hace un mes), alude precisamente a esa sensación de inquietud previa a la pérdida… o la ganancia.

«Porque amar da vértigo, que no te quieran da vértigo, el momento que estamos viviendo da vértigo; por otro lado, si no sientes vértigo, es que no estás vivo», explicó hace meses el artista nacido como Pablo Moreno de Alborán (Málaga, 1989).

Afán experimental

Este trabajo es un hijo de su tiempo, en cuanto que la mitad se compuso antes de la pandemia, durante su última gira por Latinoamérica e inspirado por pequeñas escapadas a Punta del Este o La Cumbrecita en Córdoba (Uruguay), y la otra mitad durante el confinamiento. «De ahí que tenga muchos altos y bajos», señala.

«Estoy viviendo ahora el vértigo más que cuando lo titulé; cuando lo grababa no tenía expectativas, porque ni siquiera sabía si iba a salir. Yo seguí porque me servía como terapia y entretenimiento y tenía al equipo trabajando. No esperaba nada a cambio», explica Alborán sobre un sentimiento que moduló mucho las características del disco.

Por un lado, le hizo ser más atrevido con las texturas en algunas de las canciones que conprodujo junto a Julio Reyes Copello, con el que repite tras el previo Prometo (2017), y con Federico Vindver, quien venía de trabajar con artistas como Coldplay o Nathy Peluso.

«Hay cosas que en otro momento no hubiese dejado, porque no están perfectamente cantadas, sino contadas», apunta sobre un álbum en el que por primera vez se atrevió con la bachata («alboranizada») y en el que por ejemplo trata su voz hasta distorsionarla en muchas ocasiones.

Un ejemplo de su afán experimental son los temas «Malabares» o «Si hubieras querido», que podría haber sido un reguetón lento o un tema electrónico, un heredero del «trip hop» o del «lo fi», pero que sencillamente nació dejándolo crecer libre.

«Me di cuenta de que este tema para mí es un desahogo. Cada vez que lo canto lo hago diferente. Es como una copla incluso», señala sobre el que ha sido el sencillo más chocante y a la vez más aplaudido de su retorno.

Su disco más genuino

En su letra, además, vuelve a dar pruebas de su capacidad para desnudarse más que nunca. «Como hacía un disco con las puertas cerradas, era como si escribiera mi propio diario. Por eso es el más mío, el más genuino y fiel a mi presente», ratifica, antes de puntualizar que no tiene nada ver con el anuncio de su homosexualidad.

Ante la pregunta de si ese otro salto al vacío podría haber influido en su manera de exponerse en sus letras, el artista de mayores ventas en España en la última década, lo tiene claro: «Yo sigo cantando igual, con el mismo dolor, la misma rabia y con la misma pasión», subraya.

«Estoy aquí para contaros que soy homosexual», reveló el artista en junio en un breve  video en el que explicó que lo comentaba entonces porque necesitaba ser «un poquito más feliz».

En su charla con Efe, seis meses después y con la voz queda, prefiere no entrar en más detalles sobre el momento escogido. «Me apetecía hacerlo cuando lo hice», repone el artista.

A la osadía mostrada en Vértigo se suma que su publicación coincidirá con otros lanzamientos estrella de la temporada (Aitana, Bunbury, Paul McCartney), lo que deja en riesgo que este sea el primer disco de su carrera que no debuta en el número 1 en ventas.

«Lo tengo megaaceptado. Llevo toda la vida mentalizado con que soy de carne hueso y que esta profesión es de altos y bajos, que lo único que importa es el trabajo y que no sientas que te estás estancando», subraya, orgulloso de haber dado el salto.


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