Madonna Río
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El esperado concierto de Madonna el sábado en la playa de Copacabana de Río puso al barrio patas arriba, pero poco importa: la reina del pop se merece el más de millón de personas previstas para verla gratuitamente, asegura un residente jubilado, Mario Renato Borges.

«Welcome, Queen», rezan algunos carteles próximos al monumental escenario erigido en los últimos días sobre la arena de Copacabana, donde Madonna prevé dar el mayor concierto de sus 40 años de carrera y el último del Celebration Tour.

La cantante estadounidense, de 65 años de edad, llegó el lunes a Río de Janeiro tras más de 80 shows en Europa, Estados Unidos y México. Esta será su única parada en Suramérica.

Según la productora, la cantante de «Like a virgin» y «Like a prayer» viajó a Brasil con tres aviones y 270 toneladas de equipos y material.

Se instaló en el glamuroso Copacabana Palace, conectado al escenario por una pasarela suspensa, bajo la cual decenas de fans se agolparon el lunes deseando atisbar a la artista.

Madonna
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La mayor pista de baile

Los organizadores prevén reunir en «la pista de baile más grande del mundo» a hasta 1,5 millones de espectadores, cifra que solo alcanzaron en la misma playa los Rolling Stones en 2006.

El acceso será gratis y sin entrada.

«El tránsito es un caos. Pero el concierto será genial… Especialmente porque es Madonna, la reina del pop», asegura Borges, de 68 años de edad, que vive en Leme, al final de Copacabana.

Según la alcaldía, la cuarta actuación de Madonna en Río aportará unos 293 millones de reales (57 millones de dólares) a la economía local, unos ingresos 30 veces superiores a lo invertido.

Se espera la llegada de 150.000 extranjeros en vuelos especiales y la ocupación hotelera se acerca al 100%.

«Este será sin duda uno de los mayores eventos internacionales de Río: impulsará nuestra economía y atraerá a turistas de Brasil, América Latina y todo el mundo», señaló la secretaria de Turismo de la ciudad, Daniela Maia.

Vuelve el corsé cónico de Madonna

En los días previos, la fiebre por Madonna se siente en la «Cidade Maravilhosa».

Varias tiendas cambiaron la decoración de sus vitrinas. En la imprenta Lix, ubicada en el gigantesco mercado popular de Saara, en el centro, suenan en bucle los éxitos de la «Material Girl» para inspirar a quienes buscan complementos para asistir al concierto, ya sea abanicos, sombreros o tazas personalizadas.

Su gerente, Lívia Reis, de 23 años, explica a la AFP que poco después de que se anunciara el concierto en Copacabana, montó un aparador con objetos extravagantes de Madonna.

«Un chico entró, hizo una foto y un video y los mandó para un fan club con 150.000 seguidores en Portugal. De ahí, saltó a TikTok, Instagram…» y se fue viralizando, dice Reis.

En la tienda, un complemento destrona a los demás: la imitación del icónico corsé cónico diseñado por el modisto francés Jean-Paul Gaultier y con el que la cantante dio la campanada en los escenarios en 1990.

En forma de sujetador o camiseta, el artículo está «funcionando muy bien», asegura la gerente. Y la expectativa es que en estos días se formen «colas en la puerta», añade.

Patrullas en las esquinas

«Todo este movimiento de turismo, hoteles, restaurantes, es bueno. Ojalá la seguridad esté a la altura», dice por su parte Borges, en alusión a los problemas de robos y atracos que padece con frecuencia este barrio turístico.

La alcaldía desplegó un dispositivo equivalente al fin de año en Copacabana, uno de los más célebres del mundo, que puede reunir hasta un millón de personas.

La Operación Madonna desplegará unos 4.500 agentes que trabajarán con drones y cámaras de reconocimiento facial. Habrá patrullas policiales en casi cada esquina del barrio.

Nágila Alves, de 54 años, empleada de una empresa de desinsectación, se dirigía hacia el domicilio de un cliente cuando quedó impresionada con la visión del escenario de 800 m2 y se paró para sacar una foto.

«Siempre me gustará. Madonna es eterna», dice a la AFP. ¿Irá al concierto? Sí, en metro, pero ante «las aglomeraciones» que se prevén para las primeras filas, no llegará muy temprano.


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