One Piece

Eiichiro Oda ya sentía los primeros síntomas de cansancio al mirar y analizar las pruebas de cientos de jóvenes actores. La rutina para encontrar al protagonista perfecto se hacía agónica y complicada. No podía ser de otra forma, pues estaba buscando al chico ideal para una serie basada en su obra One Piece, el cómic japonés más famoso del mundo.

Netflix convenció a este creador de llevar a la pantalla y a la acción real una de las joyas del manga y la pieza fundacional para millones de amantes de una historieta que habla de aventuras, piratas y fantasía. Se lanzó en 1997 y dos años después la compañía Toei hizo una versión animada para la televisión y algunos largometrajes, pero fue en papel donde desarrolló todo su potencial: lleva más de 100 volúmenes y más de mil capítulos.

La idea de convertirlo en una serie de streaming era quizá más intensa que la del personaje de la ficción. One Piece cuenta las aventuras de Monkey D. Luffy, que se embarca en una peligrosa travesía en busca de un tesoro escondido y sueña con ser el pirata más grande de la historia.

Pero no la tendrá nada fácil, en su recorrido encara los problemas de dirigir una tripulación y apenas toca el mar enfrenta a peligrosos adversarios que también sueñan con quedarse con el botín.

Eiichiro Oda es uno de los productores de esta serie de un corsario divertido que pareciera haberse adelantado en una competencia por un gran premio, con una energía juvenil que aniquila cualquier temor y un sombrero de paja que hace parte de su sello de identidad.

Así que para el creador de todo este universo narrativo era imposible equivocarse con el candidato para la serie. Como una respuesta, el destino lo hizo encontrarse con la audición de Iñaki Godoy, un actor mexicano que ya había trabajado con Netflix en ¿Quién mató a Sara?

Oda no lo podía creer, Godoy se parecía mucho a Luffy, pero además tenía esa energía divertida y rebelde que estaba buscando para su versión en acción real. La saga de historietas que ha vendido más de 500 millones de dólares en todo el mundo había conseguido a su protagonista.

La serie de ocho episodios que acaba de estrenarse en la plataforma de streaming de Netflix ha generado –con una expectativa tan alta– algo tan fuerte como la ola de un tsunami. “No es tan solo una historia sobre los orígenes, sino que además engloba la idea de la familia que uno encuentra. Transmite ese espíritu de compañerismo y aventura”, recordaba Matt Owens que, junto a Steve Maeda, desarrolló este proyecto.

Acción, alianzas imposibles, humor físico y una ternura abriéndose paso entre oleadas de ambición configuran el tejido argumental de la serie que recuerda que los piratas no solo son exitosos en el Caribe y que una inyección de juventud a este tipo de historias puede dar paso a una saga en pantalla tan grande como la del manga. Ese el reto de sus creadores en la vida real.

“¡Es increíble pensar que esta adaptación con actores de carne y hueso fue concebida hace siete años! El esfuerzo ha sido descomunal”, recordó en un mensaje la mente maestra de la trama, que para él habla abiertamente de las metas en la vida, con un toque de aventura descomunal.

“Creo que estamos en una época en donde las personas se sienten muy solas y aisladas, y conocer una historia que habla sobre el poder de la amistad nos vendría muy bien como sociedad. Desde la perspectiva de la industria, hay muchas series épicas en estos momentos, pero –sin querer desmerecerlas porque me encantan– son muy oscuras. Queríamos construir una serie que tuviera tanta mitología, tradiciones y genialidad como esos taquillazos, pero que fuera la versión luminosa y optimista”, reconoció en una entrevista de Netflix Matt Owens.

Cabe decir que conoció el material original durante su juventud, cuando experimentaba una profunda depresión.

One Piece se lanzó cuando tenía 10 años. Por alguna razón, no me llamó mucho la atención en ese entonces, pero volví a darle otra oportunidad cuando tenía veintitantos años. En ese momento, estaba pasando por una depresión muy difícil y solo quería encontrar algo que me alejara totalmente del mundo. Y entonces me sumergí de lleno. Honestamente, creo que One Piece me salvó la vida”, confesó.

“Cuando audicioné para el papel, no sabía para qué serie era ni qué personaje era Luffy. Todo tenía nombres en código. La descripción del personaje decía que era un chico que tenía una actitud superpositiva y que era un gran líder; entonces mi mamá me dijo: “Iñaki, vas a obtener el papel, porque es como tú cuando tenías 11 años. Es exactamente como tú”. Y pensé: “Sí, claro. Ya veremos”.

Lo insólito es que Godoy llevó a la prueba una foto suya a los 11 años para reconectarse con esas emociones.

“Mantenerme positivo es algo que requiere de mucha valentía y creo que es una cualidad que comparto con Luffy”, reconoció el actor de esta superproducción que, indiscutiblemente, también podría cambiarle la vida.


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