Octavio Suñé

A Octavio Suñé le emociona volver a cantar en Caracas, ciudad donde creció y dio sus primeros pasos en la música con La Nave. Aunque va y viene con frecuencia, el músico argentino-venezolano no ofrecía un show desde hace cuatro años, en 2019. Ese año escribió “Los años asexuados”, la primera canción de su tercer disco solista, Tiempos extraños, y que este viernes presenta en el Centro Cultural BOD. Este es, dice, su álbum más experimental y cargado de crítica social. “Tiene oscuridad, pero también tiene luz”, dice.

A comienzos de este año, Suñé ofreció un concierto íntimo en la Cervecería La Esquina, en El Hatillo. Un show de calentamiento para probar a los músicos que integran La extraña influencia -la banda que lo acompaña en sus espectáculos y que cambia de músicos en cada país- en Venezuela y que se presentará junto a él en el concierto de Caracas. Un recital que promete ser una fiesta audiovisual psicodélica. “Me emociona un montón volver a presentarme en Caracas. Siempre es emocionante volver a traer música para el público venezolano y caraqueño, en especial porque es la ciudad donde empecé a hacer música», dice el cantautor, quien agrega que ha recibido propuestas para presentarse en otras ciudades del país, pero todavía no se han concretado.

Hace cuatro años, Suñé compuso las primeras canciones que le darían forma su nuevo disco, el tercero después de Esto ya lo toqué mañana (2010) y T.O.D.O (2016). La llegada de la pandemia no lo detuvo. Todo lo contrario, lo motivó a componer mucho más. Aprovechó los meses de encierro para trabajar en la mayoría de los temas, 13 en total, que confirman Tiempos extraños. Al terminar el confinamiento, el álbum ya estaba listo.

Octavio Suñé
Foto cortesía

“Muchas canciones surgieron en la pandemia. Por ejemplo, ‘Nave tierra’ surgió en la pandemia, al igual que ‘Dementes’ y ‘Los pasajeros’, que es una canción de Lucía, de mi hija, que trabajamos a distancia. ‘Insurrección’ creo que es el último tema que surge en pandemia o ya saliendo de ella, y la portada (del tema) lo emula, el puño saliendo del agua, entendés, es un poco la salida de ese período oscuro e impredecible”, explica el cantautor.

A diferencia de los anteriores, este disco es mucho más experimental —explica Suñé— porque juega mucho con los tiempos de las canciones, que están cargadas de crítica social, ecológica, filosófica y, además, abordan cuestionamientos profundos sobre el ser humano y lo que está pasando con el planeta Tierra. “Es intenso por momentos, pero también es rockero y tiene cierto desparpajo en otros momentos”, dice el cantante sobre Tiempos extraños, un trabajo con el que también regresa a sus raíces musicales. “Vuelvo a componer mucho desde el bajo. Los dos anteriores (los discos) los compuse mucho desde la guitarra y en este volví a componer desde el bajo como solía ser en La Nave. Me retrotrae un poco a esa época también”.

Suñé afirma que la incertidumbre por el confinamiento y las emociones que generaba la pandemia influyeron en las canciones. En los primeros meses, el cantante se mantenía informado sobre todo lo que pasaba; con el tiempo, se desconectó. Sentía que el bombardeo de información lo estaba afectando. “No quería estar más enterado de lo que pasa en el mundo porque sentía que me envenenaba mucho la cabeza y entonces corté con las fuentes de información y empecé a tener una pandemia mucho más linda, en ese sentido, y más creativa en la parte artística”.

Octavio Suñé

Sobre el proceso creativo, Suñé explica que trabaja cada disco de forma distinta porque en cada uno hace una búsqueda diferente. Por ejemplo, Esto ya lo toqué mañana lo grabó solo en la sala de su casa como un “científico loco”, probando y experimentando. El proceso en T.O.D.O fue totalmente distinto. Trabajó y grabó las canciones junto a la banda en un estudio. En Tiempos extraños, combinó ambos procesos. “Es un disco que fue hecho por partes, tiene distintas etapas, distintos estadios. Trabajé algunas partes en casa y otras en el estudio con Fran de Bortoli, mi coproductor y mi partner en este disco, en el que actúa como ingeniero sonido y también toca teclados y produce muchos de los temas conmigo”.

Para el músico es importante que cada canción que compone tenga un mensaje, para él no existe la música sin reflexión. “Para mi van combinadas la parte musical y la parte lírica. Entonces, la parte lírica tiene que decir algo, tiene que exponer algo, tiene que hacerte sentir algo y para eso el proceso de reflexión es muy necesario para poder transmitir un mensaje, para poder hacer sentir algo a la persona que escucha esa canción”, explica.

El cantante comenzó su carrera a mediados de la década de los años 90 con La Nave, una de las bandas referenciales del rock venezolano que se disolvió en 1999. Ese año, Suñé decide emigrar a España, donde trabajó con varios grupos en producciones independientes. En 2005, formó el grupo T1mec0d3rs y editó un EP llamado Rock, Science & Fiction y, tres años después, editó el álbum Can you feel me? con su grupo FATAL. Finalmente, en 2010, publicó su primer disco como solista. Todo este background le ha permitido apreciar y disfrutar hacer música de forma colaborativa e individual. “Son dos maneras diferentes de hacer música y disfruto ambas. A veces me canso de hacer música en solitario y busco amigos y colaboradores para poder trabajar. De hecho, hay un par de proyectos que estoy haciendo aparte con amigos en los que hacemos música colaborativa”.

Octavio Suñé
Foto cortesía

Aunque es solista desde hace más de una década, le gustaría volver a tener una banda. Precisamente, por ese deseo surge La extraña influencia, que lo acompaña en sus conciertos y que integran músicos de cada lugar en los que se presenta. “Hacer música en solitario es cómodo en muchos aspectos porque vos tenés el poder de decisión y puedes hacer lo que tengas ganas y lo que decidas en todo momento, pero también la dinámica de banda es muy enriquecedora y aporta mucho a la hora de desarrollar las canciones y de llevar adelante un proyecto. No es lo mismo sacar un proyecto como solista en el cual tienes que acarrear con todos los gastos, todas las responsabilidades y todas las obligaciones, que hacerlo con una banda en la cual se divide todo. A la hora de tirar para un lado, cinco personas yendo por un mismo objetivo es mucho más poderoso que una sola persona”, dice Suñé.

El cantante, que mantiene contacto y una buena relación con bandas como Caramelos de Cianuro o Zapato 3, no ha escuchado a muchas de la nueva generación de agrupaciones venezolanas; sin embargo, de las pocas que conoce hay proyectos que llaman su atención, como Cueva Sound System, Kemawan, 990 y Mahe. Considera que actualmente no hay agrupaciones que hagan música profunda. “Creo que la mayoría de las bandas están como en una nota más light o más tropical, si se puede decir, para pasarlo bien y no tocar temas que te puedan preocupar”.

La música de Suñé, que ha vivido entre Caracas, Madrid y Buenos Aires, se ha nutrido de los artistas de cada ciudad en la que ha estado. Desde Spinetta, Charly García y Soda Stereo hasta Sentimiento Muerto, Zapato 3 y Desorden Público. “He bebido muchísimo del rock argentino desde chico. Mi padre me enseñaba artistas como Spinetta, Charly García, Fito Páez, Soda Stereo, Cerati, Los Enanitos Verdes, Calamaro. He bebido mucho de esa de esa influencia, que se mezclaba con lo que yo escuchaba de chamo en Venezuela, que era Sentimiento Muerto, los Zapatos, Desorden Público, esas bandas que eran de la generación anterior a nosotros y las que empezaron a generar un movimiento independiente de música alternativa”.

Octavio Suñé
Foto Norian Suarez

El cantante, que emigró a Argentina en 2017, reconoce que hacerse un nombre en Buenos Aires ha sido complicado porque hay muchos músicos talentosos y mucha competencia; sin embargo, ha logrado hacerse un espacio. “Hay una competencia feroz, pero sí he logrado hacer un nicho y tengo gente que me sigue y que me va a ver a los shows y que escucha mi música. A pesar de la competencia, es una ciudad amable con los músicos, los argentinos quieren mucho a los músicos y aprecian mucho la música; la escuchan y van a shows. Es una ciudad en la que se sale mucho a ver bandas en vivo, a ver qué pasa y a ver qué está generando la movida, así que sí, ahí voy, está en proceso, pero sí he logrado ya mi pequeño nicho”, dice contento.

Sobre las nuevas tendencias de la industria, Suñé dice que ha adoptado algunas prácticas, pero hay otras a las que se mantiene reacio, como la presencia constante en redes sociales sin generar contenido de valor. “Yo no me dejo atrapar por eso me parece como una maldición como la que tenías con las discográficas en los 90, que firmabas un contrato y tenías que hacer un disco por año. No dejaban que el proceso artístico fluyera naturalmente en el tiempo. Ahora como tenés todas las herramientas para hacer música independiente tú manejas las publicadoras digitales, eres tu propia discográfica, grabas y pagas tú mismo, entonces no quiero traer ese karma que que tenían las disqueras de los 90, me parece mucho mejor disfrutar de un proceso creativo natural que fluya en el tiempo, que tenga que fluir y que salga cuando uno tenga algo que decir y no solamente por el mero hecho de estar presente y sacar contenido. Yo lo voy haciendo a mi tiempo, con paciencia, y las personas que realmente me siguen y les gusta mi música saben que mis tiempos son así y tampoco siento una presión por generar cosas porque sí, eso termina en generar cosas vacías y a mí la música vacía de contenido no me gusta”.

Octavio Suñé trabaja en música nueva. «Estoy creativamente muy activo en este momento, estoy componiendo muchas canciones, vamos a hacer el tour correspondiente y dentro de poco ya empezaría a grabar temas nuevos para un próximo disco», dice el cantautor, quien después del show de Caracas tiene previsto presentarse en los próximos meses en Buenos Aires, Ciudad de México, Madrid, Barcelona y Santiago de Chile. «En el ínterin de todo eso sigo creando música. La verdad, creo que estoy en uno de mis mejores momentos creativos», finaliza.


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