No es una fórmula replicable, tampoco le funciona a todo el mundo. En el caso de Nuno Gomes, fue la pasión con la que jugaba desde muy joven con planos y escenas, aunado a otros factores, lo que lo llevaron a convertirse en quien es hoy: un reconocido director de videoclips, principalmente de exponentes del género urbano, entre los que se encuentra Chino y Nacho, Ozuna y Cali & El Dandee, entre muchos otros. Fue con ellos que desarrolló lo que llama un look and feel propio, que llamó la atención del cineasta colombiano Felipe Martínez (Cumbia Ninja), quien lo invitó a codirigir El Repatriado, una serie original de Disney+.

Los videos musicales para Gomes eran una oportunidad para contar historias y satisfacer sus ganas de hacer ficción. Antes había hecho algunos cortometrajes, como Pasos (2008), que ganó el Maratón Cine Átomo del Festival de Cine de Mérida. Con la productora del director argentino Mauro Demoor en Caracas trabajó como productor, director de arte hasta ser asistente de dirección. Dirigió comerciales para marcas como Pepsi, Wendy’s, Gatorade, Regional Pilsen, Jump, entre otras. Pero fue en 2014, con el videoclip del tema “Amanecer” de Victor Drija, que tuvo su primera oportunidad profesional en el mundo de la música.

“Tenía hambre de querer hacer algo distinto en el mismo formato o fórmula del video de música urbana, ir más allá de tener yate, carros lujosos, mujeres, discotecas, dinero, alcohol, todo lo que normalmente se ve en los audiovisuales del género, que es válido, pero es una fórmula que se desgastó y que llegó a saturar el mercado. Las personas tienen el poder en sus manos de hacer clic en skip en un video de Youtube y no gastar tiempo en lo que no quieren consumir, entonces el producto que sacas a la calle tiene que ser atractivo para la que la gente pueda decir ‘ok, voy a gastar tres minutos de vida viendo este video y ojalá que tenga valor, que signifique algo en mi vida’”, explica el director desde Miami, donde reside desde hace tres años.

Dos años después se encargó de “Andas en mi cabeza” de Chino y Nacho con Daddy Yankee, que muestra varias propuestas de matrimonio de todas las edades, estratos sociales y que incluye una de personas con discapacidad visual. En menos de tres meses alcanzó 180 millones de reproducciones y actualmente cuenta con 1.572 millones. Con el dúo venezolano había trabajado previamente en el video de “Me voy enamorando”, una colaboración con Farruko, que sigue la historia de amor juvenil de una joven con cáncer y que alcanzó más de 900 millones de reproducciones.

En sus videos hay historias de venganza por traición (“Se preparó” de Ozuna), amor entre un sordo y un oyente (“Sirena” de Cali & El Dandee), relaciones entre padre e hijos (“La estrategia”, de Cali & El Dandee) y reencuentro (“Un año” de Sebastián Yatra con Reik), entre otros.

Nuno Gomes y Maluma en la filmación del video de la canción «HP» | Foto Nuno Gomes/Instagram

“Trabajando con esas historias conecté con una audiencia cada vez más grande. Los videos fueron virales, las personas compartían sus reacciones. Eso fue un factor fundamental para que la voz se regara sobre lo que se estaba haciendo en Compostela y comenzaron a llamarnos para proyectos. Tuvimos mucha suerte de coincidir con la carrera de Ozuna, que fue un antes y después de muchos de nosotros al exponer a un artista urbano joven. Con él nos retábamos a hacer un video más ambicioso que el anterior y trabajamos diferentes géneros audiovisuales. Nos fuimos a Japón a hacer un video en blanco y negro rindiéndole tributo a Akira Kurosawa, hicimos ciencia ficción en ‘Devuélveme’, un drama emocional en ‘Me Niego’. Son 38 videos que hemos hecho con él y cada uno es distinto al anterior”, indica.

Así, a sus 33 años de edad, acumula más de 200 videos musicales con artistas como Lasso, Maluma, a quien le escribió el guion visual de la gira 11:11; Alkilados, Danna Paola, Bad Bunny, Natti Natasha, Morat y Romeo Santos. Es esta experiencia la que le dio las herramientas que lo llevaron a Ciudad de México a rodar junto con Felipe Martínez la serie El Repatriado, cuyo rodaje finalizó en marzo.

La ficción de 10 capítulos sigue a un niño mexicano que es adoptado en Estados Unidos, luego de ser separado de su familia biológica en un cruce ilegal por la frontera. Convertido en boxeador profesional y adaptado por completo a la cultura estadounidense, es deportado sorpresivamente a su país natal. Está protagonizada por Ricardo Abarca, Paco Rueda, Dagoberto Gama, Valeria Burgos, Coco Máxima y Armando Hernández. Mariano Carranco es el productor y Héctor Valdés, Mauricio Somuano y Alejandra Urdiain son los guionistas.

El Repatriado forma parte del compromiso de The Walt Disney Company Latin America de realizar más de 70 producciones originales en América Latina y que se producirán en Brasil, México, Argentina y Colombia.

El Repatriado llegará al servicio de streaming de Disney a finales de 2021 | Foto Disney

—En una entrevista señaló que mudarse a Miami, hace tres años, era forma de alcanzar nuevos proyectos ¿Se relaciona con su participación en la serie de Disney?
—Todo está relacionado, no voy a decir que no, pero no directamente con mi compañía, Compostela Films. Yo sentí que logré alcanzar los objetivos que tenía en mente cuando estaba en Venezuela, que era llevar a artistas internacionales a rodar videos en el país, que confiaran en nosotros, que confiaran en el servicio local, darles un video de alta calidad sin tener que cruzar el charco; quería quitar ese mito urbano de que no se pueden hacer buenos videos en Venezuela. Siento que lo demostré, repetidas veces con diferentes artistas, pero llegó un punto en el que la situación política no ayudó a que siguiera llevando artistas a grabar.

Perdí proyectos por no estar presente en conversaciones con disqueras y artistas, y una cosa llevó a la otra. La vida me llevó a perseguir nuevos sueños. Fue cuando decidimos abrir la sede de Compostela en Miami. Esta ciudad es un puerto artístico, no solamente por los músicos que vienen a componer, sino a hacer producciones, alianzas, featurings, a grabar videos. Miami es una ciudad bondadosa para poder desarrollar cualquier proyecto audiovisual. Estando aquí se nos abrieron las puertas para trabajar de la mano con muchas disqueras, muchos artistas que a su vez querían colaborar con nosotros, pero no tenían la manera porque estábamos en Venezuela. Fue un ganar-ganar.

—De dirigir videos musicales ahora se encargó de una serie. ¿Cómo fue la transición? ¿Cuáles son las similitudes y diferencias de esos procesos?
—Es cómico porque normalmente el showrunner establece el look and feel. Es la primera vez que sucede al revés. A mí me estaban llamando porque querían el look and feel de mi estilo para aplicarlo a la ficción. Se tomaron cosas que realizó en mi campo, en los videos musicales, para aplicarlos en los capítulos. Felipe, como showrunner, dirigió el primero y el último capítulo. Yo estuve a cargo de ocho.

La parte de dirigir actores es algo que disfruto muchísimo. En los videos musicales yo les exigía actoralmente a mis amigos para llegar a la emoción que yo quería lograr en determinada secuencia que tenía en mi mente, pero siempre estaba opacada por la música. No es lo mismo tener una persona llorando porque está padeciendo una enfermedad durísima y en el fondo sonando “dale, mami baila hasta abajo”. Ahora se me da la oportunidad de dirigir a actores y que lleven emocionalmente a la audiencia al clímax.

Estoy haciendo lo que siempre soñé, lo que nací para hacer. Siento que mi trabajo se está disfrutando de la manera que siempre quise. Ahora, por más difícil que quizás pueda llegar a ser, porque como director de videos musicales se puede poner colirio en los ojos de un actor y que llore en un video, y luego cortar e ir al performance del artista, hay una continuidad, una secuencia, un actor que te lleva por la escena desde el inicio hasta el final y tienes que contarlo de la mejor manera posible, con planos que sumen. Aprender ese lenguaje es muy fácil decirlo, otra cosa es hacerlo. Esa fue la experiencia más enriquecedora de todo este proceso de aprendizaje. Creo que fue el mejor bootcamp audiovisual que pude tener en mi carrera hasta el momento.

Ricardo Abarca interpreta a Leonel Reina en El Repatriado | Foto Disney

—¿Cómo fueron las grabaciones tomando en consideración la pandemia?
—Fue un reto muy grande, porque lo primero que se ve sacrificado es la cantidad de personas en cámara. Antes veías cientos de personas en escena, tenías un despliegue de extras para sentir el lugar rico en movimiento, ahora estamos limitados a un máximo de 50 personas. Suena mucho, pero realmente no lo es en cámara y más cuando la serie habla sobre boxeo y tenemos que recrear una escena de campeonato. Antes tenías 1.000 personas y sacabas un plano secuencia, ahora es plano por plano y por cada plano que se hace hay que cambiar la luz y mover 50 extras, que también deben hacer cambios de ropa para que luzca distinto. Eso acarrea demasiado tiempo y se vuelve tedioso. Es rudo, en términos de rapidez compromete la escena. Todo lleva tiempo. Las mascarillas son super necesarias, pero también engorrosas para dirigir actores. A veces para expresarme es dificilísimo, porque te tapa media cara, pero se logró.

También el semáforo rojo que hubo en Ciudad de México complicó rodar en ciertas locaciones, sobre todo al aire libre. La misma pandemia, el mismo virus, es el enemigo número uno, basta con que uno se contagie para que se comprometa toda la producción. Pero tuvimos la suerte que nunca se detuvo por temas de covid. Todos nuestros actores estaban sumamente cuidados, creo que solo tuvimos tres casos de covid y fueron por factores externos. Rodamos 11 semanas, 66 días y trabajé con más de 200 personas y no he tenido covid hasta la fecha. Eso es un ejemplo de cómo nos cuidamos en la serie.

—La serie aborda un tema que toca mucho a los venezolanos: la migración. ¿Cómo miras ese proceso?
—Fue lindo abordar el tema de la migración mexicana desde una visión extranjera. Pipe [Felipe Martínez] es colombiano y yo soy venezolano. Éramos dos extranjeros enamorándonos de las tradiciones, la cultura, el sabor y la música de México, internalizándola para poder llevarla a cabo desde nuestra propia experiencia personal como migrantes. Fue muy enriquecedor también conocer varios casos para poder tomarlos de ejemplos y aplicarlos a la serie. Nuestro leiv motiv fue el dicho “para encontrarse tenemos que perdernos primero” y eso fue lo que hicimos. Creo que la audiencia se podrá poner en los zapatos de Leonel, el protagonista, y descubrir todo ese reencuentro con su cultura, sus raíces latinoamericanas.

¿Las series son el camino que quieres seguir ahora?
—Mi sueño siempre ha sido hacer cine, desde que tengo uso de razón. Esa es mi meta final, y por la que he caminado por muchos años hasta este momento. Todo paso suma y vamos poco a poco. Esta serie es una bendición; no todo el mundo tiene el privilegio de vivir de lo que ama hacer y me considero afortunado por eso. También por poder rodar una serie en este momento tan difícil, que no todo el mundo puede.

Quiero seguir haciendo videos musicales, porque me parece que es un lindo ejercicio creativo para mantener la mente ocupada, fresca y en tendencia. Logro también diversificarme y demostrar que soy un director que puede hacer drama, ciencia ficción, terror, comedia, época, blanco y negro; es un ejercicio como realizador poder seguir mejorando técnicas, pero mi enfoque estará ahorita en la ficción, quiero ahondar en ese género.

—¿En qué otros proyectos está actualmente?
—En este momento estoy escribiendo un cortometraje, que realizaré en noviembre si todo sale bien. Además, estoy haciendo brainstorming [lluvia de ideas] para mi ópera prima. Tenía un guion, que es el mismo que he comentado en los últimos ocho años en las entrevistas, pero creo que es un proyecto que me tenía estancado, porque nunca eran las condiciones correctas, menos aún, y estoy pensando en una segunda idea. Estamos en conversaciones para meternos en una serie que me tiene muy emocionado y ojalá se dé la oportunidad. También pronto estaremos en nuevos videos musicales.

—¿Cómo miras el país desde la distancia?
—Mi madre sigue viviendo allá. Hay muchos colegas que siguen invirtiendo en proyectos y les va bien. Ojalá llegue el día en que haya una Venezuela libre, donde no se les prive a las personas de oportunidades y de la vida que todos soñamos tener. Muchos venezolanos quieren construir futuro en el país, sin inseguridad, sin miedo y sin restricciones para expresar sus ideas. Tengo fe de que ese tiempo llegará.


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