La mañana del miércoles es caótica. La ciudad está revuelta por una convocatoria a marcha, el cierre de estaciones del Metro y la lluvia intermitente que hace que los transeúntes interrumpan su paso.

Chacaíto es el punto de encuentro. Allí, el equipo de El Bus TV espera la camionetica de pasajeros, esa que por menos de 5 minutos se convertirá en su audiencia. Los usuarios recibirán informaciones breves sobre los últimos acontecimientos del país, hechos o cifras que no suelen revelarse en tiempos de censura, especialmente en medios tradicionales. Y es que no hay nada más transversal que el transporte público. En él convergen personas con distintos ingresos, edades y oficios. No hay separación de ningún tipo en los llamados carritos. No hay este ni oeste.

El primero en subir es el músico Víctor Rodríguez, quien habla con el conductor para que les permita “decir unas palabras”. Cuando reciben una respuesta afirmativa se montan la reportera María Gabriela Fernández y la cantante Claudia Lizardo. La primera es la elegida para ser el ancla. Lleva una chaqueta que se coloca poco antes. No dejan a un lado la puesta en escena, esa que durante tantos años se vio en noticieros como El Observador de RCTV. Su compañera sostiene el marco que simula un televisor, mientras Rodríguez queda atento a todo lo que ocurre alrededor y otra persona graba con una pequeña cámara. Dereck Blanco asiste ese día como invitado.

Cuando el autobús inicia su recorrido hacia la avenida Libertador no hay mucho espacio en el pasillo. Todos los asientos están llenos y hay como seis personas de pie. Huyen de la lluvia y de lo que muchos interpretan como una arbitrariedad: el cierre de las estaciones del Metro cuando hay marcha.

Fernández comienza: “Buenos días, este el es noticiero El Bus TV”. Inmediatamente informa sobre la unidad de Metrobús quemada en Altamira y las protestas en sectores como El Valle y La Vega. No ha terminado de leer el titular cuando una mujer de aproximadamente 60 años de edad alza la voz: “¿Eso es lo que vienen a decir? Yo lo que necesito es un paquete de harina pan”. Alguien le pide que haga silencio: “Shhhhhh, queremos escuchar, por favor”.

La narradora no pierde la concentración e informa que un kilo de alas de pollo cuesta 9.700 bolívares, por lo que un venezolano que gana sueldo mínimo debe trabajar día y medio para poder pagarlo.

“Es interesante que haya reacciones que no necesariamente tienen que ver con la defensa del chavismo. Demuestran descontento, mas no rechazo a lo que estamos diciendo”, afirma Rodríguez luego de bajarse.

Todo comenzó el sábado 27 de mayo, cuando se cumplieron 10 años del cierre de RCTV. La iniciativa, que ya se replicó en Carabobo, tiene entre sus fundadoras a la periodista Laura Helena Castillo, parte de un equipo que se dirige especialmente a quienes no suelen revisar redes sociales. También están Nicolás Manzano y Abril Mejías.

Los organizadores actualizan el guion cada semana. “Si bien buscamos lo más vigente, hay informaciones que mantenemos por la reacción que causa en la gente, que cotidianamente no repara en ciertos asuntos”, relata Lizardo sobre un dato que repiten desde el primer día. Es el que se refiere a que cada bomba lacrimógena cuesta 40 dólares, que al dólar paralelo son 200.000 bolívares, un ingreso mínimo integral.

En otro transporte público el chofer se sorprende cuando escucha que hasta ese momento habían muerto más de 65 personas en las protestas. Al finalizar, los pasajeros aplauden y una mujer, también en sus sesenta, dice: “Que Dios los guarde”.

Hasta ahora han estado en rutas por las avenidas Francisco de Miranda, Libertador y Solano. La Baralt es una meta.


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