Michael Hutchence
Foto Archivo

El cantante Michael Hutchence deseado por las mujeres más bellas era «un dios del sexo». Era un hombre magnético y su muerte, temprana y misteriosa, no hizo más que convertirlo en mito. Sin embargo, a pesar de haber sido uno de los sucesos más comentados por los medios durante los años 90, alguien consideró que todavía había mucho por decir sobre el tema.

Por eso, Richard Lowenstein se puso al hombro la realización de Mistify, un documental que intenta echar luz sobre aquella muerte que despertó el morbo y la suspicacia de la prensa. Después de haber pasado por diversos festivales de cine, la película ya está disponible en Netflix.

Al respecto, El País indicó que Mistify se trata de «una carta de amor de las mujeres de su vida que rehúye de la teoría de la asfixia erótica. Se revela una nueva hipótesis sobre los motivos de su muerte». Y no es para menos. Lowenstein, amigo y director de los videoclips de INXS, decidió que una buena manera de abordar la vida y la muerte de Hutchence era a través de la mirada de las mujeres que compartieron con él.

Así, se suceden las declaraciones de amor de la modelo Helena Christensen, la cantante Kylie Minogue, la representante Marta Troup y Michelle Bennet, la novia del cantante desde 1982 a 1985.

Claro que durante los 102 minutos que dura el documental se escuchan también otras voces de personalidades que formaron parte del entorno personal y profesional del músico. «Solo Helena Christensen fue la más difícil de entrevistar, pero nosotros teníamos un acuerdo, porque nos conocíamos de los tiempos en los que ella era la novia de Michael. Este acuerdo era que ella iba a hablar hasta donde quisiera. Pero me pareció lo más comprensible, porque estuvo en el momento del accidente que cambió la vida de Michael para siempre. Pero la mayoría confió en mí, porque con todo lo que yo sabía de los años de INXS nunca fui a los medios y nunca dije nada inapropiado, lo que ayudó a que dieran el testimonio”, revela.

La película cuenta, además, con imágenes inéditas de Michael Hutchence en la intimidad, con amigos y familiares. Sin embargo, quizá lo más importante del film es que se propone derribar de lleno el gran mito que se levantó en torno a su muerte. De acuerdo con Lowenstein, no existe ninguna evidencia que señale que el cantante murió en medio de un peligroso juego sexual.

Su muerte

«Llegué a esa conclusión por mí mismo, porque conocía a Michael muy bien, conocí a sus novias, y además porque pude acceder a la autopsia. No estoy de acuerdo con la teoría de que se ahorcó por un juego sexual. Entrevisté a muchas de sus compañeras y me confiaron su intimidad. Todas dijeron que le encantaba dar placer, que no había nada de ese tipo de juegos peligrosos y que era un gran amante. Veinte años después, cuando decido hacer la película, llamo a un periodista en Londres que tenía la autopsia. Yo quise buscar la causa de lo que pasó y tuve acceso a la autopsia. Allí se revela que no existió ningún juego sexual, sino un daño en una zona del cerebro», reveló el director.

Hasta ahora, la versión más escuchada es el 22 de noviembre de 1997. Michael Hutchence murió accidentalmente al aplicarse a sí mismo la asfixia erótica, mientras se encontraba solo en un hotel de Sidney, Australia. A decir verdad, fueron los tabloides británicos los encargados de dar a conocer esa versión. Sin embargo, la autopsia solo confirmaría la existencia de signos de que el músico había mantenido relaciones sexuales. Los indicios conducían a que se había suicidado.

De acuerdo con el documental la causa de la muerte habría sido otra, mucho más compleja y sin ribetes escandalosos. En 1992, cuando se encontraba andando en bicicleta en Copenhague, el líder de INXS sufrió un accidente: lo atropelló un taxi. Ese hecho le causó un daño cerebral irreparable. Christensen, quien era su novia en ese momento, revela detalles en el film. «Se quedó inconsciente en el suelo y le salió sangre por la boca y el oído. Pensé que había muerto. Cuando despertó en el hospital se puso tan violento que los enfermeros le dejaron irse sin hacerse más pruebas».

En la entrevista, Lowenstein fue claro al respecto: «Mi conclusión es que fue, en efecto, un suicidio, pero porque tenía el cerebro dañado. Nadie se dio cuenta de ese daño. Michael tendría que haber hecho un tratamiento psicológico con supervisión y medicación. A eso le sumamos que estaba borracho y sin dormir. Además existe una llamada que le hace a Paula Yates veinte minutos antes, en la que le pide ayuda y que esté con él porque se siente solo, y eso no tiene nada que ver con un juego sexual. Además, con la autopsia consulté a un psicólogo experto en Sidney, que fue concluyente respecto de que no existe evidencia de un juego sexual ni nada parecido. Hay, en cambio, evidencias del daño en el lóbulo frontal a causa del accidente que había sufrido años atrás y que le había hecho perder el sentido del gusto».

En su documental, asegura que las secuelas de aquel hecho produjeron un efecto en Michael Hutchence similar a la bipolaridad. Esta es una teoría que es abonada por sus compañeros de la banda y por su amigo Bono. «Me confesó que después de ese accidente todo cambió para él. Le llevó a tener muchas inseguridades y se olvidó de quién era», cuenta el líder de U2. Además, se incluyen imágenes de entrevistas televisivas en las que el músico pierde el hilo de la conversación y varios testimonios.

El intérprete se refirió en varias entrevistas a aquel accidente y a cómo le sirvió para darse cuenta de «qué era lo importante». Sin embargo, nunca habló sobre el diagnóstico que le reveló un neurocirujano en París al mes del accidente: tenía el cráneo y los nervios dañados de manera irreparable. Además, le aseguró que con el tiempo perdería los sentidos del olfato y el gusto.

La única que supo sobre las secuelas de aquel accidente fue Christensen, que fue quien lo presionó para que realizara las debidas consultas médicas. «Se pasó un mes tirado en mi casa sin dejar de vomitar«, rememora en el film.

Los medios, en tanto, comenzaban a dar cuenta de sus estados de ánimo y hasta se llegó a hablar sobre una posible depresión. Muchos aseguran que nunca pudo recuperarse del altanero y desubicado comentario de Liam Gallager en la entrega de los Brit Awards de 1996. En medio de la ceremonia, luego de agradecer uno de los premios, el mayor de los problemáticos hermanos afirmó: «Los que ya pasaron de moda no deberían presentar a los que somos el futuro«. Michael Hutchence había sido el encargado de entregarles la estatuilla.


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