Tres años y nueve productores inmiscuidos en su creación fueron necesarios para el nacimiento de Songs of Experience, el decimocuarto álbum de U2, que sale a la venta este 1 de diciembre.

La crítica dice que es el producto de un proceso difícil y prolongado de grabación, sin embargo, más allá de su penúltimo disco Songs of Innocence, este nuevo material vuelve al sonido característico de la banda: la guitarra de The Edge, el bajo agudo y melodioso de Adam Clayton, y los rítmicos tambores de Larry Mullen Jr, sin faltar el corazón puesto en la voz de Bono.

Songs of experience (Universal Music) será una realidad tres años después de la primera vez que Bono y los suyos hablaran por primera vez de él, tras editar su contrapartida Songs of innocence (2014).

Casi todas las canciones tienen un productor diferente o una combinación de ellos, pero todas parecen haber estado mirando las notas de las demás. Y la crítica señala que este es el mejor álgum de U2 desde All That You Can’t Leave Behind.

«Escribe como si estuvieras muerto», le aconsejó a Bono el poeta irlandés Brendan Kennelly como guía al abordar las canciones de su decimocuarto disco de estudio y así surgieron 13 nuevos temas que hablan del legado y flirtean con la idea de la mortalidad.

En este nuevo álbum, Bono se inspiró en su celo cristiano, la obsesión por la tecnología y su inclinación por las grandes declaraciones políticas y causas filantrópicas, dando origen a temas como Experience.

Cabe recordar que el músico sufrió en 2014 un aparatoso accidente en bicicleta que le afectó la movilidad de una mano y le impedía tocar la guitarra. Las inesperadas victorias del «bréxit» y de Donald Trump, en las elecciones presidenciales de EE UU hace un año, trasladaron esa fragilidad personal al ámbito global y de ello dejan constancia canciones como The Blackout.

Con el bajo trazando uno de los pasajes más abruptos del álbum, el grupo parece aludir directamente a aquella mañana de noviembre de 2016 en la que Europa se despertó noqueada por la identidad de quien tendría en adelante los códigos nucleares.

«Los terremotos siempre te asaltan en la cama», canta Bono en un momento de la canción, antes de dibujar un panorama poco halagüeño para la libertad: «Las estatus caen y la democracia yace con la espalda contra el suelo».

Un mensaje constante: el amor

A través de la producción de Jacknife Lee y Ryan Tedder, además de Steve Lillywhite, Andy Barlow y Jolyon Thomas, U2 ha querido, no obstante, primar un mensaje constante en sus cuatro décadas de carrera y 170 millones de copias vendidas: el amor.

En los patrones más intimistas que se ha permitido el cuarteto irlandés en mucho tiempo, Bono canta al inicio que Love is all we have left («Amor es todo lo que hemos dejado», en español). Casi en un susurro, sin empujar el aire de su garganta privilegiada, echa mano además de efectos de «autotune» que le proporcionan cierto punto fantasmagórico.

En el regocijo templado de un coro y en esa imagen de las luces de casa se mueve Lights of Home, más entonado, pero sin llegar a explotar los márgenes grandilocuentes que se presuponen a U2 como banda de estadio.

Le toman el relevo el sencillo You’re the Best Thing About Me, tema ideal para la radiofórmula. Fácilmente extrapolable a la pista de baile (como demuestra la remezcla de Kygo), se apostó por unos arreglos más sencillos «usando los colores primarios de U2».

Conecta bien con la festiva Get out of Your Own Way, grito de esperanza y emponderamiento. «Nos necesitamos los unos a los otros y tenemos más en común que lo que nos divide», proclamó Bono en una reciente presentación en Londres, subrayando la idea central de concordia de este álbum.

American Soul constituye su última apuesta como sencillo e interna al disco en un territorio más batallero desde el rap inicial de Kendrick Lamar: «Benditas las balas, pues un día habrán de alzarse contra sí mismas. Benditos los mentirosos, pues la verdad puede ser embarazosa».

De esa invitación a la honestidad por incómoda que sea brota la guitarra serena de Summer of Love y U2 lleva al oyente a una tierra ideal cimentada musicalmente en una bisagra entre los años sesenta y setenta que se mantiene en la querencia yeyé de Red Flag Day y en las armonías vocales de The Showman.

Los amantes de tonadas melódicas del grupo como Stuck in a Moment You Can’t Get Ouf of disfrutarán con The Little Things that Give you Away, coordenadas plácidas que se mantienen en Landlady. Tras el abrupto descalabro de The Blackout, retornan a la espiritualidad en la más arrebatada de sus nuevas composiciones, Love is Bigger than Anything in It’s Way.

Como cierre, U2 se autorreferencia en la optimista 13 (There is a Light), que aprovecha parte de la letra de Song for Someone, uno de los cortes de su anterior álbum, y subraya así la conexión entre los vértices de su experiencia vital: «Si hay una oscuridad que no debiéramos poner en duda y hay una luz, no la dejes marchar». 


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