Cheo Hurtado mentiría si dijera una fecha exacta como el inicio de su carrera. Tan solo recuerda que tenía siete años de edad cuando participó en un programa de radio. “Mi papá fue mi maestro. Mi educación es doméstica y a los cinco ya tenía un cuatro en la mano. Aprendí muchos valses, no solo los de Antonio Lauro, sino de otros como Telmo Almada, Félix Mejías, José Rosalino Flores”, cuenta.

La primera canción que aprendió a tocar fue “Luna de Margarita”. Tanto la interpretó que lo apodaron Luna, pero al padre le molestaba. “Ese muchacho tiene su nombre”, decía.

Un día el arpista Miguel Blanco buscaba un acompañante para la cantante Úrsula Bello. Habló con el papá del entonces niño y así acordaron que el todavía aprendiz fuera a un programa de radio junto con la intérprete. “El espacio fue en la emisora Ecos del Orinoco. Tocamos pasajes sencillos de Juan Vicente Torrealba. Duró una semana y a mi mamá le dieron una platica que sirvió para comprar cosas. De esa forma empecé a producir algo de dinero, siendo menor de edad”.

Continuó en los actos culturales de la escuela Manuel Piar de Ciudad Bolívar, donde cursó toda la primaria. En sexto grado formó un conjunto con Alberto Silva en la batería y él con el cuatro, además de tres cantantes. “Eran momentos en los que escuchaban mucho Onda Nueva y ese fue el primer grupo que formé fuera de mi casa”, relata el músico, que celebrará estas cinco décadas con un concierto el domingo en el Centro Cultural BOD. En ese escenario lo acompañarán su hermano David Hurtado, el contrabajista David Peña (Ensamble Gurrufío), el percusionista Carlos “Nené” Quintero y la cantante Esperanza Márquez. El espectáculo se llamará Cheo Hurtado: Instrumenteando y cantando.

Es una carrera que ha desarrollado tanto en solitario como en proyectos como Ensamble Gurrufío, La Cuerda de Carmito, Bandolas de Venezuela o Camerata Criolla.

Crisis. A principios de enero Cheo Hurtado no sabía si finalmente el Festival Internacional La Siembra del Cuatro, que fundó en 2004, iba a poder realizarse. La razón: falta de recursos. “No se pudo, pero aprovecharemos las redes sociales. Por eso lo haremos a través de un canal en Youtube. Hay 31 muchachos inscritos y competirán por esa vía, serán calificados y se escogerán 12 para la final, que pretendo sea en diciembre. Yo divido la historia del instrumento en antes y después de La Siembra del Cuatro, sin olvidar referencias como Hernán Gamboa y Freddy Reyna”, explica.

Para el cuatrista, todavía es cuesta arriba la masificación de los géneros tradicionales venezolanos. “Tiene que haber un fenómeno musical en Venezuela para que la gente voltee, especialmente en momentos en los que las transnacionales inundan con el reguetón. Existe una cantidad de estilos importantes, pero solo se han popularizado la gaita y el joropo llanero. Hay que ir a las escuelas, donde los muchachos pasan buena parte del día. Si algún gobierno ha tenido gran cantidad de medios de comunicación es este. Debió aprovecharse esto para que la música venezolana tuviera mayor difusión. Es momento de que el Sistema de Orquestas haga mayores esfuerzos por sumar al atril a compositores como Luis Mariano Rivera, Henry Martínez, Otilio Galíndez, y tantos otros que pueden convivir con Chopin y Beethoven”.


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