Bernardo Bertolucci , uno de los grandes maestros del cine italiano, creador de obras maestras cinematográficas como Último tango en París, Novecento y El último emperador, filme que le valió dos Oscar al mejor director y al mejor guión original, murió este lunes, a sus 77 años de edad.

Enfermo desde hace tiempo, Bertolucci murió en su casa de Via de la Lungara de Trastevere en esta capital, después de una crisis respiratoria, de acuerdo con los anuncios de los medios italianos, que no dudaron en definir al famoso cineasta como «el último emperador del cine italiano».

Nacido en Parma el 16 de marzo de 1941, Bertolucci creció en el cine de la mano de Pier Paolo Pasolini, de quien fue ayudante de dirección entre 1960 y 1961, de su padre Attilio, reconocido poeta. Fue este último quien lo alentó a los 20 años a publicar sus primeras poesías con las que ganó un importante premio literario en 1962 (el Viareggio). Ese mismo año Bernardo, que vivía en un ambiente marcado por la cultura y la literatura, debutó como director con un cuento de Pasolini ( La commare secca) y dos años después, con Prima della rivoluzione, comenzó a ser conocido como autor de una nueva generación de cineastas que unían inspiración creativa con compromiso social.

Después de años de experimentación, escribió el guión del spaghetti western Érase una vez el Oeste, de Sergio Leone (1969) y en 1972 adquirió estatura internacional con El conformista, película basada en un cuento de su amigo Alberto Moravia, que fuera candidata al Oscar por el mejor guión adaptado.

En 1974 alcanzó otro tipo de fama mundial escandalizando al mundo con Último tango en París, protagonizado por Marlon Brando y Maria Schneider, que interpretan seres a la deriva cuya única salida es la transgresión. El filme, además del escándalo, provocó gigantescas polémicas (también judiciales) por una escena considerada demasiado brutal, pero también obtuvo una nominación para el Oscar a la mejor dirección. En 2016, Bertolucci -que fue condenado a varios meses de prisión en suspenso en Italia por el filme- tildó de «ridícula» la afirmación de Schneider en sus memorias de que se había sentido violada por el cineasta por su decisión de no ponerla sobre aviso de lo que ocurriría en la escena.

En 1976 Bertolucci dirigió Novecento, una superproducción de Hollywood sobre la historia de Italia con la colaboración de actores de la talla de Robert De Niro y Gérard Depardieu que tuvo enorme repercusión. Aunque su obra más premiada en los Estados Unidos fue El último emperador, centrada en la historia real de Pu Yi, el último monarca chino, que ganó nueve lauros de la Academia en 1988, además de otros premios internacionales.

En 1990 rodó en Marruecos Refugio para el amor, sobre el mundo trágico y elegante de los expats, basado en la novela El cielo protector de Paul Bowles, con Debra Winger y John Malkovich mientras que en 1993 filmó Pequeño Buda con Keanu Reeves y Bridget Fonda, ambientado en Nepal y los Estados Unidos

Vuelto a Roma, en 1996 dirigió El asedio, historia de una obsesión amorosa filmada totalmente en interiores. Y en 2003 regresó a su amado y mítico 1968 con Los soñadores, una historia de tres jóvenes que descubren al mismo tiempo el erotismo, la politica y su cinefilia, película que evocaba algunas de las atmósferas de Último tango en París.

En 2007 el Festival de Venecia lo distinguió con el León de Oro a la trayectoria; en 2011, Cannes hizo otro tanto, otorgándole su Palma de Oro honoraria.

La muerte de Bertolucci causó gran pesar en Italia, donde personalidades del mundo de la política y la cultura coincidieron en destacar su enorme legado. «Es un día triste para la cultura. Bernado Bertolucci ha sido uno de los grandes maestros del cine italiano, un gigante del Novecientos», dijo el exministro de Cultura, Dario Franceschini. «Sus obras han emocionado y han hecho discutir generaciones enteras y hecho grande en el mundo al cine italiano», agregó.

«Fue un director grandísimo, fundamental para el cine italiano, que soñaba en grande y un gran amigo -aseguró a la agencia ANSA la cineasta Liliana Cavani-. «Hablábamos y nos veíamos seguido. Me sorprendía siempre su valentía en la enfermedad y su estar, pese a su edad y condiciones, siempre en el mundo de hoy, siempre rodeado de jóvenes, siempre disponible», destacó.

«Es muy triste decirle adiós a un queridísimo amigo y a un director de gran talento como Bernardo Bertolucci, que con su trabajo logró transportarnos en dimensiones artísticas únicas», dijo el cineasta Franco Zeffirelli.

Aunque Bertolucci será despedido en forma privada, también se está pensando en un homenaje en el Capitolio, sede de la comuna de Roma.


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