Alto, moreno y musculoso. De ojos claros, rasgos marcados y una melena de rulos muy bien cuidada, Jorge Eduardo Núñez, zuliano de 24 años de edad, es desde el 13 de abril el hombre más bello de Venezuela.

Se inscribió con un único objetivo en mente: obtener la bufanda de ganador. Y lo hizo. Pero no solo se llevó el gran premio de la noche, también se alzó con las menciones de Mejor Cuerpo, Mejor Sonrisa y Mejor Look.

Oriundo de Ciudad Ojeda, creció feliz, rodeado de su familia y amigos, estudioso y con afinidad por el deporte. Hoy confiesa que está muy orgullo de sus padres, quienes con mucho sacrificio logaron que él y sus tres hermanos tuvieran una buena educación. Su madre es cantante y su padre jugó para el equipo de basket Gaiteros del Zulia, de allí que en algún momento imaginó ser jugador de la NBA.

Ingeniero civil egresado de la Universidad del Zulia el año pasado, y modelo desde hace tres años, tiene pocos días para prepararse para el Míster Mundo, que se celebrará en Manila en junio. Diariamente entrena, recibe clases de oratoria y perfecciona su inglés. Además, se adapta a una nueva vida: en la calle le piden fotos.

 —Tu llegada al Míster, ¿lo traías en mente o fue fortuito?

 —Mientras estudiaba, y por casualidad, comencé en el mundo del modelaje. Desde mi primera experiencia en una pasarela, quedé enamorado. Sin embargo, mi prioridad era terminar la carrera, y luego entregarme al modelaje. El año pasado obtuve mi título, trabajé como ingeniero por un tiempo y luego se presentó la oportunidad de participar en el Míster Venezuela.

—La ingeniería deja la belleza en un segundo plano, ¿cómo migrar de la matemática al modelaje?

 —La ingeniería y el modelaje no tienen nada en común, pero desde pequeño, por mi altura y mi físico, decían que tenía material para ser modelo. A mitad de carrera, por mera casualidad, asistí a un casting y me dijeron que podía ser míster. Ahí comencé a imaginarme en ese papel.

—¿Para quién has desfilado?

—Participé en el evento Pasarela 261 en Maracaibo por tres años consecutivos. Ahí se presentan piezas de muchas marcas y diseñadores. Es un show de moda importante, incluso internacionalmente.

—¿Cómo te defines? ¿Cuál crees que es tu mayor virtud y tu peor defecto?

 —Me considero organizado, disciplinado y determinado. Mi mayor virtud es mi honestidad y humildad. Defectos, muchos. La cuestión es trabajarlos y no dejar que ellos te hagan menos.

—¿Algún referente?

—Como modelo, Gabriel Correa. Me identifico con él, pues sé que hizo un gran esfuerzo para obtener todos sus títulos. También  mis padres, ellos me inspiran muchísimo todos los días.

—¿Cómo fue tu paso por el concurso? ¿Qué fue lo más difícil de convertirse en Míster Venezuela?

—Durante el certamen hice grandes amigos, me trataron muy bien y me encantó estar frente a las cámaras. Tuve excelentes profesores, adquirí nuevas herramientas y conocimientos que serán útiles en mi vida. Otra grata experiencia fue conocer Caracas. ¿Lo más difícil? Bueno, yo vine con mentalidad de ganador, pero no cumplía totalmente con el prototipo de míster. Fue con mucho esfuerzo que logré mi meta.

—De ganar el Míster Mundo, ¿en qué te enfocarás?

—No sé aún. Quiero ejercer mi profesión. Ahora, si gano, tendré que cumplir con responsabilidades de los organizadores. Sé que parte del premio lo usaría para crear fundaciones y ayudar a mi gente.

 —El país, y en particular el Zulia, está viviendo días de oscuridad, ¿cómo enfrentas esta crisis? ¿Es difícil estar lejos de tu familia?

 —Fue un reto para mí tener a mi familia tan lejos durante el Míster. Es muy duro saber que allá no hay electricidad, pero los llamas y te dicen: “Estamos bien, gracias a Dios”. Eso demuestra cómo los venezolanos sobrellevamos la crisis. Cuando termine el concurso me gustaría volver y contribuir de alguna manera con los zulianos.

—¿Qué representa este triunfo para tu comunidad? ¿Qué le dices a esos jóvenes que, por miedo y prejuicios, no se atreven a participar?

—Para ellos es un gran logro y están muy contentos. A los jóvenes les diría que siempre traten de superarse y que dejen a un lado sus prejuicios. No importa lo que diga la gente: si quieres algo, puedes lograrlo.


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