Von Dangel
Foto Carlos Germán Rojas

Miguel von Dangel siempre tenía la puerta de su casa abierta a todo aquel interesado en conversar. Pero no de cualquier cosa, prefería adentrarse en temas que tocaban el alma de sus visitantes. Así, artistas, críticos, curadores y amigos eran recibidos con una taza de café, las mascotas de Von Dangel y por quien fuera un titán -como se le ha definido en varias ocasiones- del arte contemporáneo en Venezuela.

Intimidante, irreverente, culto, crítico, generoso y dedicado a su arte, Miguel von Dangel ofreció a través de su trabajo una mirada a su cosmogonía. Así, a través de temas como la religión, geografía, historia, la mujer, la taxidermia y la muerte, el artista exploró sus intereses más profundos. Su obra, que supera las 2000 piezas, está conformada por pinturas, esculturas, xilografías, ensamblajes, dibujos, collages y otros.

Desde 1965 exhibió en importantes museos, galerías y salones de Venezuela, Estados Unidos, Colombia, Alemania y España; además, participó en la Bienal de Sao Paolo en 1983 y en la Bienal de Venecia en 1993. Von Dangel compartió espacios expositivos con artistas como Armando Reverón, Mario Abreu, Alirio Palacios, Harry Abend, Corina Briceño, Mariana Rondón y otros más.

Durante su vida Miguel von Dangel se sabía petareño aunque nació en Bayreuth, Alemania, en 1946. La casa de su familia en Petare fue su hogar toda la vida, incluso allí instaló su taller y vivió con su esposa Elisa Zambrano. También tuvo, con su expareja Alessandra Vassallo, una hija llamada Salomé. Premio Nacional de Artes Plásticas, Premio Nacional Armando Reverón, Maestro de las Artes Venezolanas y galardonado por su obra por importantes instituciones y salones, Miguel von Dangel falleció el 25 de julio en el Hospital Universitario de Caracas por fallas cardíacas.

Para el crítico y documentalista Sergio Monsalve, Miguel von Dangel fue fiel defensor de sus convicciones; fue disidente del régimen, una postura que, dice, se mantuvo firme hasta el final. «Por ende, vimos que tuvo ese desenlace que creo que es sintomático de los artistas en Venezuela. Tenemos una Casa del Artista que pareciera ser únicamente un espacio para albergar a los artistas más condescendientes con el régimen, mientras que el resto de los artistas van a morir de mengua. Pareciera que tienen un destino similar al del maestro von Dangel», explica Monsalve, quien dirigió un corto documental para ValeTV sobre el artista.

La influencia de los padres fue un pilar clave para la formación intelectual y espiritual de Von Dangel | Foto Carlos Germán Rojas

La historia de Miguel von Dangel en Venezuela comienza en 1950 cuando su padre, Félix von Dangel (de origen polaco y zoólogo de profesión), su madre, Susanne Hertrich (alemana) y él llegaron al país tras un viaje en barco desde Europa. La familia von Dangel emigró porque el padre había sido contratado para embalsamar unas pieles de jaguar americano a petición del presidente Carlos Delgado Chalbaud.

La influencia de los padres fue un pilar clave para la formación intelectual y espiritual del artista. Su madre, de religión luterana, le inculcó el amor por la lectura; su padre, con una capacidad creadora importante, el impulso para crear. Miguel von Dangel estudió en el Colegio Humboldt, pero no terminó bachillerato. Y años más tarde, en 1963, acudió por dos años a la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas. Fue durante esos años cuando conoció al pintor Bárbaro Rivas, quien desde entonces sería un referente para él. Más allá de los estudios formales, von Dangel se nutrió de la lectura profunda y fue un autodidacta.

En 1965, participó en el I Salón de Pintura Juvenil de la Casa de la Cultura del municipio Sucre y recibió Mención de Honor al Primer Premio. Ese mismo año fue realizada su primera muestra individual, conformada por óleos, ducos y xilografías, en la Sociedad Maraury de Petare. Y mientras su obra comenzaba a ser reconocida en los círculos de arte de Caracas, Von Dangel realizaba sus primeros viajes al sur del país. Aquel contacto con tribus indígenas, la vegetación, animales y los paisajes fue trasladado a su quehacer artístico. Aunado a ello, la taxidermia (oficio aprendido de su padre) fue muy importante durante su carrera.

Falleció el artista plástico Miguel Von Dangel

En el año 1969 presentó Sacrifixiones, y en 1972, durante la celebración de un congreso de psicoanálisis en el Palacio de las Academias en Caracas, presentó la polémica obra Retrato espiritual en el tiempo. Esta pieza fue motivo de escándalo en la ciudad, particularmente para los católicos, pues se trató de un perro (preservado en formol) crucificado. La noticia de aquella imagen llegó al párroco de la Iglesia Catedral; aquella escena fue un escándalo.

«Me saqué el premio mayor porque el hombre fue y vio la obra y le dio un arrebato de pasión, cosa que yo no discuto, pocas veces he recibido una respuesta tan contundente. Agarró la obra, le cayó a bastonazos, llamó a la prensa, se habló de los valores sagrados de la patria mancillados por la insolente planta del extranjero. Y me vi muy expuesto en esos días ya que me enteré que incluso tenía orden de captura por la policía política y se hablaba de que eventualmente me expulsarían del país», contó Von Dangel en una entrevista con Karl Krispin publicada en Prodavinci.

El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber (MACCSI) invitó a Miguel von Dangel a varias ediciones del Salón Avellán, y en 1974 recibió el Segundo Premio por su obra. En la edición 1978 fue el invitado especial. Allí presentó la escultura El bar, una obra que, de acuerdo con la curadora y crítica de arte María Luz Cárdenas, sacudía y estaba cargada de una importante profundidad filosófica.

«El bar cuestionaba las nociones tradicionales y convencionales de la dicotomía belleza-fealdad. Y no solo eso, nos abría a la posibilidad de incorporación de otros materiales, otros recursos formales que era la manera como trabajaba el acrílico y combinaba incluso animales disecados, huesos y más; como planteando otro tipo de compresión de lo que es el arte, abriéndose a otros caminos», explica la curadora, quien a la vez destaca que trabajar con el artista era una experiencia enriquecedora ya que era exigente e invitaba a estudiar más sobre diversos temas.

Tras viajar por Europa, exponer en Estados Unidos y Venezuela, es invitado a representar al país en la Bienal de Sao Paulo de 1983. Viajan a Brasil con él las obras La crucifixión de los enanos, Retrato de mi madre, Paisajes venezolanos, Icarus en América y el Regreso de la cuarta nave. Esta última pieza era de gran formato: 5 metros de ancho y 10 de alto. De la bienal, la nave partió hacia el norte y fue expuesta en el Museo de Bellas Artes de Caracas. Sin embargo, esta alegoría a los viajes de Cristóbal Colón a América fue destruida una vez finalizada la exhibición por falta de espacio y desinterés institucional.

Durante la década de 1980 trabajó en la serie Paisajes encapsulados, obra que consistió en preservar en acrílico elementos que recolectaba de sus viajes. El tema geográfico también lo abordó durante estos años (y más tarde) a través de intervenciones a mapas de Venezuela. Además, trabajó un tipo de orfebrería: insectos recubiertos en oro. En su papel como disidente, Miguel von Dangel comenzó a escribir artículos para la prensa en los que exponía su posición referida a temas de actualidad.

El artista plástico Carlos Zerpa recuerda con mucho afecto a Miguel von Dangel y sostiene que coincidieron en varias exhibiciones dentro y fuera del país. Para él, la más memorable fue Three Venezuelans in Two Dimensions (1988) en Nueva York. Tras una larga amistad, Zerpa destaca que von Dangel es uno de los artistas más importantes de Venezuela. «Nunca apegado a las modas del arte… Un artista auténtico con una obra estupenda», señala el artista radicado en México, quien agrega que su obra preferida es Monumento, una imponente escultura de un caballo disecado.

Exposición en el Museo de Bellas Artes. 1984 | Foto Carlos Germán Rojas

En 1990, y tras cuatro años de trabajo, Miguel von Dangel expuso La batalla de San Romano, una obra de gran tamaño (30 metros de largo y 4 de alto), en la Galería de Arte Nacional (GAN). Pero este friso no estaba solo, iba acompañado de la escultura Monumento creada algunos años atrás. De acuerdo con María Luz Cárdenas esta exposición sintetizó la mayoría de los temas tratados por Von Dangel, pues incorporó máscaras aborígenes, flechas, pieles de animales y otros restos orgánicos con una detallada lectura sobre la conquista de América. Además del caballo que, dice, era un elemento poderoso.

Un año más tarde, en 1991, recibió del Consejo Nacional de Cultura el Premio Nacional de Artes Plásticas. También fue galardonado con el Premio por Artista Veterano (otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de Arte). Los premios, destaca el fundador de la Feria Iberoamericana de Arte y de la galería D’Museo, Nicomedes Febres Luces, eran significativos para Von Dangel: «Miguel era un tipo vanidoso en cuanto su percepción de sí mismo. Se consideraba un gran artista que había marcado una época. Pero más allá de eso, era un hombre muy sencillo y generoso, con un agudo sentido del humor, muy culto, muy intemperante; solo era elitista desde el punto de vista intelectual».

De acuerdo con Febres, la obra de Von Dangel era difícil de vender porque trataba temas muy complejos, con profundos discursos críticos y filosóficos. Confiesa Febres que el artista no buscaba complacer al público. De hecho, así como tuvo grandes amistades, Von Dangel también tuvo muchos detractores. «Si no los tenía, los buscaba. Él era un gran polemista. Primero porque era un hombre muy culto, leído y estudioso; era sarcástico, irreverente y agudo en sus polémicas». Si bien la obra no se vendía con facilidad, muchas piezas terminaron en casas de subasta porque el propio autor las regalaba a vecinos y artistas emergentes que pedían algún tipo de auxilio.

Miguel von Dangel fue seleccionado para representar a Venezuela en la Bienal de Venecia en 1993. El artista presentó La batalla de San Romano. Posteriormente, donó la pieza a la Galería de Arte Nacional. Y de fecha más reciente, cuenta Cárdenas, la obra está en proceso de restauración en manos de una iniciativa privada liderada por Javier Level. Explica la curadora que esta pieza estuvo escondida en el Hotel Miramar de Vargas durante la tragedia de 1999 por lo que se vio comprometida su integridad.

Mientras Von Dangel expuso y creaba en su taller, también abrió sus puertas a artistas emergentes. Uno de ellos fue Francisco Vargas, quien reside en Brasil actualmente. Recuerda Vargas que el artista era imponente no solo por sus dimensiones antropomórficas sino por su capacidad intelectual. Pero también era muy amable con sus invitados y con los vecinos. Para Vargas, la capacidad de maestro estaba implícita en Von Dangel.

«Acababa de formarme en Arte Puro en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas, y le comenté sobre mis investigaciones para encontrar un hilo conductor que me llevase a algún punto. Le comenté de mi propuesta y me dijo, ‘sigue esa línea. Es más, si yo fuera tú, me iría hasta esos pueblos de El Tocuyo, de donde viene tu familia, con un grabador en mano, y buscara registrar toda esa historia’. Años después realicé mi primera individual en el Museo Tito Salas de Petare, Discurso para la memoria, donde puse en práctica todo lo que Miguel von Dangel, me había indicado», comenta Vargas.

Luego de una antología en la Galería de Arte Nacional donde se celebró en 1994 el trabajo de más de 30 años de Von Dangel, una participación en la exposición Eco Art en Río de Janeiro, que le hizo merecedor de un premio en 1992, y una serie de exhibiciones dentro y fuera del país, el nuevo milenio trajo consigo la búsqueda de un nuevo lenguaje: el desesperanto. Durante cinco años, 2002-2007, Von Dangel intervino mapas cartográficos con imágenes y textos. Las páginas de más de 100 libros se doblan y desdoblan para revelar su mirada hacia la religión, arte, política, geografía, mitología y cultura.

Cuando Petare cumplió 393 de su fundación (2014) Miguel von Dangel rindió homenaje a su estimado pueblo con la exposición Petare de civitate Dei (inspirado en el texto homónimo de San Agustín de Hipona) en el Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas. Allí exhibió 30 obras inéditas que incluyeron algunos libros de Desesperanto. De acuerdo con un texto del portal Tráfico Visual: «La exposición plantea, en palabras del artista, ‘la descomposición social como una enfermedad que debemos superar a través de la creación y la buena voluntad».

Miguel von Dangel fue fiel amigo y colaborador del museo, asegura Morelia Ramírez, amiga de la familia von Dangel y extrabajadora del Museo Bárbaro Rivas. A modo de anécdota, cuenta cómo el artista conoció a Elisa Zambrano, su esposa: «Fuimos a la inauguración de una exposición del maestro Perán Erminy y cuando Von Dangel llegó al lugar quedó prendado de Elisa. Luego, en un acto de premiación al Museo de Petare por la Asociación Internacional de Críticos de Arte, me dijo: ‘Me comentó Elisa que estudias hebreo. Cuando quieras venir a mi casa y ver los libros de hebreo que tengo, dile a Elisa’. Ya había iniciado entre ellos esa bella historia de amor».

La última exposición de Miguel von Dangel fue realizada en febrero de este año en la galería D’Museo de su estimado amigo Nicomedes Febres Luces. Epifanía de la montaña sagrada presentó obras de mediano formato que creó el artista mientras estuvo hospitalizado en una clínica de San Bernardino, en Caracas. Además de obras inspiradas en el Ávila (una alegoría al Axis-mundi), esta muestra giró en torno al Cristo de la Salud de Petare y La Virgen de la Libertad.

Temas como la religiosidad, la muerte, la taxidermia, geografía, filosofía e historia fueron importantes en la obra de Von Dangel | Foto Carlos Germán Rojas

La obra de Von Dangel, explica Cárdenas, se debe afrontar con el espíritu abierto y deseoso de abordar nuevos conceptos, incluso si revelan un lado trágico, duro y horrible de la vida: «Es una obra que requiere investigación. Son piezas que generan una reacción inmediata. Y, como ya no tenemos con quién conversar, tenemos que abordar los intereses que toca: la reconceptualización de lo bello y lo terrible; su lectura del hecho religioso y lo sagrado; la naturaleza, el territorio, la historia cultural de América y la experiencia personal», señala. Además, insiste en que hoy día la obra de Von Dangel no es valorada en la dimensión requerida.

«El legado es su obra como un testimonio de lo que es el país, sus ideas, el barroco como un estilo de una complejidad de una sociedad multicultural y multiétnica y con los grandes problemas. Es una obra muy importante que muestra un país, una cultura. Yo lo comparo mucho en su vida y obra con Armando Reverón. Creo que Carlos Cruz-Diez, Jesús Soto, Reverón y von Dangel son los artistas fundamentales del arte venezolano», finaliza Febres.


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