Miguel Ferrari ya tiene su segunda película. La noche de las dos lunas participó en el Festival Internacional de Cine de Montreal, que se realizó a finales de agosto pasado.

Una selección para nada desdeñable para la obra de un realizador, que también es guionista y actor, y que en 2014 ganó el Goya con su ópera prima Azul y no tan rosa. Ahora presenta una historia en la que muestra las vicisitudes de dos mujeres que acuden a un centro de fertilización, donde confunden las historias de ambas, por lo que les implantan embriones equivocados. El filme está protagonizado por Prakriti Maduro, Mariaca Semprún, Albi De Abreu y Luis Gerónimo Abreu, además de contar en el elenco con la actriz María Barranco.

“Hace cuatro años leí una noticia sobre un hecho ocurrido en una clínica de fertilización en Italia. Para mí lo legal no era lo importante, sino todo lo relacionado con la interioridad de los personajes, sus emociones y su entorno”, cuenta desde España sobre el filme que prevé estrenar en Venezuela en 2019.

—¿Cómo cree que sea la lectura cuando se presente en el país?

—Es una inquietud que tengo. A pesar de que es una película venezolana, no contextualizo el relato allí. Quise hacer una historia íntima, en la que la realidad socioeconómica no influyera en el debate planteado. Me interesaba que el cuento pudiera suceder en cualquier parte del mundo. Hablo de los seres humanos en determinadas situaciones límite, lo que surge entre ellos, lo que se ocultan. Obviamente no responde a una necesidad de la actualidad de lo que ocurre en Venezuela. Entiendo que quizá no sea lo que preocupe a la mayoría ahí en este momento, que sean otros los problemas prioritarios en lo social, económico y político. Pero esta es la historia que quería contar. Es todo un misterio lo que pueda suceder, aunque parto de la premisa de que el cine tiene que ser entretenimiento y un espacio para la reflexión. No significa que no me inquiete lo que pasa en el país, pero considero que en el futuro haremos muchas películas sobre este momento. Eso sí, debe pasar un tiempo para poder crear narrativas con la distancia y la objetividad posibles y con el enfoque necesario.

—¿La película genera el debate que esperaba?

—Intento no colocarme del lado de alguna de las posiciones, lo ideal es que el público empatice en primera instancia con una línea, pero luego se coloque en el lugar de la otra. Los actores, en la medida de lo posible, intentamos no juzgar a los personajes, sino entender las razones por las que se comportan de una manera determinada. Eso busco también cuando diseño los personajes. La reacción hasta ahora ha sido fantástica. En Montreal, donde pude finalmente mostrarla en una sala, el público reaccionó de un modo interesante, hubo discusiones en torno al tema planteado.

—¿Cómo se resolvió todo lo relacionado con Ibermedia, el financiamiento y la posproducción del filme?

No se ha resuelto. Venezuela sigue sin pagar su obligación con este programa. Mi proyecto fue seleccionado a finales de 2016 y cuando estaba en posproducción, acá en España, me notificaron que no harían efectiva la ayuda hasta que se pagara la cuota. Entonces decidimos hablar con proveedores para retomar ese trabajo a fin de terminar el filme y dejar en stand by los pagos. Estrenamos, pero quedaron las deudas a la espera de que se resuelva el tema de Ibermedia por el bien de nuestra cinematografía.

—¿Qué deben hacer los realizadores venezolanos para enfrentar estos momentos económicos?

—Los cineastas tenemos un reto para explorar alternativas, buscar financiamientos fuera de Venezuela. Ahora, esto es muy complejo también. Tenemos que luchar por no perder los espacios logrados, porque habíamos sentado las bases para esa industria que no deben ser destruidas. Todo será afectado, no solo habrá menos películas, sino que la calidad mermará. En este mundo globalizado, hay algunos estándares que nos obligan a hacer cine de cierta manera y nos exigen mayores recursos. Al no tenerlos en nuestro país, los cineastas emigrarán o buscarán recursos afuera.

—Ganó el Goya en 2014. ¿Qué tanto considera que aumenta las expectativas con una nueva obra? ¿Ya prepara otra historia?

Ese premio colocó el listón bastante alto. He intentado que no influya en mi estado de ánimo para seguir trabajando, pues puede paralizar. Y sí, preparo varias cosas. Acabo de terminar de escribir la segunda temporada de La reina del sur, una serie de Telemundo para Netflix. Ya se está grabando y saldrá en enero. Formé parte de un equipo de 4 escritores para los 60 capítulos. Hay plataformas interesantes, los hábitos de los espectadores han cambiado y los creadores debemos alinearnos. Si queremos que nuestras historias sean vistas, estas plataformas no son el futuro, son el presente. Por eso también estoy elaborando una serie mía, original. Además, alisto mi tercera película. No me detengo.

—¿Puede dar un adelanto sobre esa serie en la que trabaja luego de La reina del sur?

—(Risas) Te la debo. Solo puedo decir que me entusiasma mucho. No puedo adelantar más nada.

—¿En qué lugar queda el Ferrari actor luego de haber empezado como director?

—Mi rol como actor ha quedado como un poco aparcado en estos últimos años. Pero pienso que un actor nunca se jubila, hay personajes para todas las edades, en algún momento retomaré un proyecto. A raíz de mi incursión como director, han surgido muchas ideas interesantes que me han motivado a seguir detrás de la cámara en la creación de contenido. Quizá más pronto de lo que puedan imaginarse pueda aparecer en una película, digo cinta porque estar en una serie implica mucho tiempo.


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