Mayi Eloísa Martínez
Foto Archivo

Una noche, la joven escritora venezolana Mayi Eloísa Martínez se despertó de madrugada con una historia dándole vueltas en la cabeza. Sabía lo que quería contar de principio a fin: una historia potente y universal inspirada en muchos momentos de su vida en Venezuela antes de emigrar a Chile en 2014.

Al día siguiente se sentó a escribir. Y en cuestión de horas tenía listo el primer borrador de Apartamento 11, (Ediciones SM, 2019), su primer libro de literatura infantil; una obra con la que ganó el Premio Barco de Vapor (2019), considerada por el Banco del Libro de Venezuela en su selección anual Los mejores libros para niños y jóvenes 2020 y, más recientemente, distinguida con el Premio Fundación Cuatrogatos 2021.

 Mayi Eloisa Martínez
La portada de Apartamento 11 | Foto Cortesía

La historia, cuenta la escritora de 27 años de edad, se centra en unos niños que se deben quedar en un apartamento mientras afuera ocurre un conflicto social relevante. En la ciudad donde viven, cuyo nombre no se menciona, hay manifestaciones callejeras, disturbios y violencia ejercida por las autoridades. Los pequeños se quedan con el papá, quien siempre está viendo las noticias, mientras, la mamá, una periodista, sale a trabajar. En el apartamento comienzan a sentirse las secuelas del conflicto: se va la electricidad, el agua, hay fallas en los servicios básicos. Es entonces cuando estos niños empiezan a enfrentarse a la realidad que los rodea de una manera creativa con solidaridad y mucho humor.

“Para Apartamento 11 me inspiré en muchos momentos de mi vida en Venezuela, pero no es la historia de mi vida, es ficción. Aunque lo que cuento en el libro suene dramático y realista, muchos lo vivimos, muchos lo siguen viviendo y no solo en Venezuela, en la historia los niños logran resolver la situación.  Los hechos que narro no están localizados en una parte en específico, puede ser en cualquier parte del mundo, quizás por eso muchos se han identificado. No habla de Caracas, no se nombra. Pero un lector de Caracas se verá reflejado en sus páginas. Es una historia humana”, comenta Mayi Eloísa Martínez.

Al principio, no estaba segura de postular su historia al Premio Barco de Vapor, convocado anualmente por la Fundación SM con el fin de promover la creación de literatura para niños. Consideraba que su obra, a pesar de que los protagonistas fueran niños, era para todo público. Sin embargo, su confianza en la calidad de la historia la animó a postularse teniendo presente que la única manera de ganar es participando. Desde entonces, ha cosechado los frutos de su esfuerzo: “Ese premio de la editorial SM incluía la publicación del libro. Los demás reconocimientos han sido consecuencia de esa publicación, aunque también he aprendido a perder”, comenta.

Apartamento 11, dice Martínez, es la historia de muchos. “No la escribí pensando en premios. Creo que estos galardones han sido grandes regalos que han obtenido la historia y sus personajes.  Me sentí muy emocionada cuando me enteré de que gané, ha sido impactante para mí. Los premios son un estímulo para seguir escribiendo. Es como si te dijeran por ahí es tu camino”, afirma.

No cree que su libro deje una moraleja, no cree en ellas. “Cada niño lector sacará sus conclusiones, pero pueden ver por las acciones de los niños respuestas relacionadas con el optimismo, la solidaridad y el acompañamiento”.

“Venezuela es mi historia”

Para Mayi Eloísa Martínez, quien realizó una licenciatura en Traducción en Chile, Venezuela siempre está presente, de una u otra forma, en su escritura. Completó un diplomado en Literatura Infantil en la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile y ahora se encuentra realizando un diplomado en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Considera que al país lo lleva siempre en sus palabras. “Venezuela es mi historia”.

Migrar supuso aprender a reinventarse y, sobre todo, agradecer las nuevas oportunidades que Chile le brindó.  En el proceso no ha estado sola, ha tenido un gran apoyo de amigos que son como familia en su nuevo hogar. “Tuve que dejar a mis amigos, aunque dejé mi casa y mis cosas, he aprendido a reinventarme. Creo que Chile me ha dado grandes oportunidades que agradezco. De Venezuela extraño muchísimas cosas, pero sobre todo a la gente.  Extraño mucho también la Universidad Central de Venezuela porque fui muy feliz estudiando dos años de Psicología allí”, comenta.

Mayi Eloísa Martínez
La joven autora emigró en 2014. Al país lo lleva en sus palabras | Foto Cortesía

Ahora, además de escribir y formarse, Martínez trabaja cuidando y enseñando a niños pequeños en un país que le abrió las puertas y las oportunidades de darse a conocer como escritora. “Tengo dos corazones: uno en Chile y otro en Venezuela. Obviamente no olvido mi país y me viene de muchas maneras: en sueños, en imágenes, en palabras”.

Martínez estudió primaria en el colegio Montecarmelo y bachillerato en Centro Educativo de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela. Desde pequeña, su vida ha estado marcada por la presencia de las letras y la literatura. Su mamá, Mireya Tabuas, es periodista. Hizo carrera en El Nacional y también es  autora de literatura infantil. Su padre Néstor Martínez Caballero, quien firma como Néstor Caballero, es un reconocido dramaturgo y su hermano Alejandro es investigador literario y candidato doctoral en Español y Portugués por la Universidad de Princeton, en Estados Unidos.

“En mi casa todo el tiempo la literatura estaba presente. Mi biblioteca en Chacao, donde vivía en Venezuela, es inmensa. Mis padres disfrutaban leer y mi hermano y yo también”, relata.

Desde pequeña asistía a obras de teatro, exposiciones de arte, lanzamientos de películas y de libros. Su pasión por la literatura viene de casa, de una familia con la que comparte su pasión por varios autores.  Actualmente lee La anomalía de Hervé Le Tellier. “Es una novela súper interesante que se parece a la serie Black Mirror. Pero la verdad leo muchas cosas: literatura infantil, poesía, novelas actuales y literatura clásica. Recomiendo a uno de mis autores favoritos: el surafricano JM Coetzee”.

Para Martínez es difícil dar una lista concreta de referentes literarios porque son muchos y de distintas áreas. “Como novelista, por ejemplo, me gusta Coetzee, como poeta Wislawa Szymborska, como escritor de literatura infantil Roal Dahl. Son muchos”, afirma.

Este año, además, obtuvo una beca del Fondo para las Artes de Chile para escribir una novela para niños, proyecto en el cual se encuentra trabajando. “En este libro tocó un tema que para mí es muy importante: la relación de una niña con su abuela. A la mía también le gustaba leer y tejer, yo también tejo”.

Seguir escribiendo

A Mayi Eloísa Martínez no se la puede encasillar en un solo género. Antes de dedicarse a la literatura infantil ya había incursionado en el mundo de la poesía, otro de sus intereses. Participó en varios talleres de poesía y teatro en Venezuela y Chile y, en 2018, fue seleccionada para el taller de poesía de Raúl Zurita en la Universidad Diego Portales.

Los géneros literarios son cada vez más híbridos. Yo escribo poesía y también narrativa desde hace tiempo, hay historias y hay temas que me llegan en forma de narración y otros en forma de poesía”, comenta.

La literatura infantil, dice, no tiene nada que envidiarle a otro tipo de escritura. “La buena literatura infantil y juvenil es también literatura con mayúsculas, porque su elaboración estética nada tiene que envidiar a la literatura ‘adulta’.  Pero no todo el género infantil es bueno, como tampoco lo es toda la literatura que se publica para adultos”, reflexiona.

Mayi Eloísa Martínez
La joven escritora tiene planeado seguir escribiendo | Foto Cortesía

Aunque por los momentos no se ha planteado qué quiere hacer o a qué se va a dedicar en un futuro lejano, Mayi Eloísa Martínez sí sabe que desea seguir escribiendo. “Por los momentos quisiera hacer un máster de Escritura Creativa en Estados Unidos. Creo que necesito vivir esa experiencia. Es mi plan inmediato”, revela.

Y agrega: “Me interesa mucho el libro álbum, la novela, pero también la poesía. Sigo escribiendo mucha poesía. Tengo incluso un libro de poesía que podría catalogarse para niños o no. He escrito cosas que tienen relación con el tema de la migración”.

La escritura es mi voz, mi garganta. Otras personas hablan muy bien, o cantan. Yo solo puedo hacer eso escribiendo”, concluye.


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