Un día de estos llegó por la inspiración de pensar en la muerte en momentos de enfermedad. Para Max Römer Pieretti era importante dejar algo escrito a su esposa e hija sobre lo que ha sido su vida y es así como escribió, por primera vez, un libro personal y no académico.

Römer, doctor en Ciencias de la Información y licenciado en Comunicación Social, es un intelectual reconocido por sus escritos y análisis. Ahora quería mostrarse natural, como uno más y por ello, recuerda los momentos más importantes desde su niñez hasta sus 61 años.

«Decidí publicar estos relatos porque quería dejar en libro algo que le dijera a mi mujer e hija quién soy. Me enfermé muy mal en 2018 y empecé a hacer relatos. Lo que lo movió fue una necesidad de estar con los demás. Por ese amor e inspiración que siento por mi hija y mi mujer», asegura en una conversación con El Nacional.

En esa búsqueda por dejarle algo a su familia, entendió que cuando las personas mueren, sus cosas comienzan, de una manera u otra, a ser un estorbo. Fue entonces ese el momento en el que decidió hacer un libro.

«Con los textos empiezan a decir ‘ahí está el fastidio de los escritos’. Pero con el libro no. El libro es el libro y ocupa poco espacio en una biblioteca y se puede releer», resaltó.

Mientras escribía lo que más pensaba era en cómo trascender. Ese, sin duda, fue su principal enfoque. Por eso su insistencia en contar historias que lo llevaron a los momentos que marcaron su vida y en ese ejercicio, pasaron cosas que le llevaron a revivir los recuerdos. Por ejemplo, murió su gran amigo, Raúl. Esa es la razón del capítulo «El balón gastado», en el que narra una anécdota durante un recreo del colegio.

«Corría el segundo grado de primaria y los amigos nos reunimos en patio techado del colegio: Raúl, Marcel, Pedro y yo. Contemplábamos el balón con la emoción del juego, de los pases que nos íbamos a dar, de demostrar las torpezas propias de cada uno, con movimieno a cámara lenta para imaginar que éramos Pelé o Tostao», dice una parte del capítulo que está dedicado a la memoria de Raúl Carreño.

 

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Un día de estos es, además, un testimonio de vida. No solo se trata de una obra literaria, sino que quiso ir más allá sin temor a mostrar una parte íntima de su día a día. «La mayoría o muchos de los escritores hacen historias inventadas por completo, sacadas de su imaginación, pero yo no quise hacer eso. Yo quise dejar un testimonio de mi propia vida. Por eso, incluso, se titula Un día de estos. La intención de llamarlo así es porque de alguna manera todos un día de estos vamos a hacer algo, aunque sea leernos ese libro», resalta.

En ese constante recordar, también asumió que no hay nada de que arrepentirse. Todo pasa por algo. Más bien, insiste, hay que agradecer cada experiencia vivida porque son etapas amables, amargas, bonitas o tristes, pero que hay que valorar. Volver por un momento al cariño a la familia y los amigos.

También habla de la migración. En el capítulo «Cordenadas» el centro es el Atlántico. Ese momento en el que da el paso de salir de Venezuela a Europa debido a la crisis que vivía el país. Un episodio de dolor en su vida, principalmente por cómo lo enfrentó su hija.

Pero no solo trata de la parte difícil de migrar sino que resalta lo que encontró en su nueva ciudad. En esa identidad que recibe en el Real Madrid o en los balcones de la capital española, esas pequeñas cosas que lo adoptaron como madrileño. «Narro lo que fue la migración y esos momentos duros en los que, incluso decidimos, de qué equipo de fútbol ser porque estás en un sitio en el que te preguntas qué eres y de tener esa identidad».

Del proceso de publicación, el momento más importante para él fue cuando le entregaron la primera edición. Volvió a su niñez. La portada es una imagen suya que hizo su madre. Agradece encontrarse con toda esa experiencia junta que confluye en el libro.

«Es emocionante cómo todo confluye en eso que habías pensado y que se había construido en la base de esa necesidad de narrar al otro lo que es la vida de una persona común y corriente como yo».

Un día de estos, Max Römer revive los recuerdos pensando en la muerte

Al final, lo que se vive en Un día de estos es la emoción desprendida. Los lectores podrán encontrar la otra cara de Max Römer Pieretti. Un personaje inesperado, que ya no habla de política ni como exdirector de la Escuela de Comunicación Social UCAB sino que se expresa como un ciudadano más.

«Es decirle a las personas, para las que probablemente fui importante en la opinión pública venezolana, que no soy ese superhéroe que creen que soy sino que un ser humano. Más en esta epóca de redes sociales donde la gente es mucho de aparentar. Yo no he querido hacer nada de eso».

Y tras escribir el libro, revivir añoranzas y hacer un balance de lo vivido, el resumen es que ha tenido una vida feliz. Es parco al mencionar si ha tenido éxito, pero de lo que no tiene dudas es que, a su edad, quiere hacerle un canto a la vida. Un día de estos.


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