Mary Poppins
Foto Archivo

Entre los clásicos infantiles de la historia del cine, una película inolvidable, sin dudas, es Mary Poppins (1964). Pero detrás la historia de la dulce niñera de Disney sucedieron una ola de tragedias desconocidas que incluyeron muertes de adolescentes, suicidios y adicciones que desembocaron en destinos fatales.

Cincuenta y seis años después de su estreno, la película que relataba la historia de una niñera británica interpretada por Julie Andrews que canta y baila para ganarse el corazón de varios jóvenes rebeldes se volvió tan popular que, hace apenas un par de años, el filme tuvo una segunda parte con Emily Blunt como protagonista.

Sin embargo, detrás de las inocentes aventuras de los personajes, el elenco atravesó en distintos momentos una realidad radicalmente opuesta al mundo de fantasía y felicidad que mostraban en la pantalla grande.

Uno de los casos más conocidos fue el de Matthew Garber. Este joven británico interpretó a Michael Banks, uno de los niños al cuidado de Poppins, pero se retiró de la actuación muy pequeño, a los 10 años de edad.

Banks contrajo hepatitis mientras se encontraba en un viaje en la India junto con su familia en 1976. Cuando su padre finalmente logró llevarlo a su casa, la enfermedad ya se había extendido al páncreas y finamente murió de pancreatitis hemorrágica en Londres, a los 21 años de edad.

Entre las especulaciones que aparecieron a raíz de su enfermedad, una que resonaba con fuerza tenía que ver con la posibilidad de que el actor se hubiera contagiado a causa de una adicción a las drogas. Ante esto, su hermano Fergus, que tenía 13 años de edad cuando murió Matthew, negó rotundamente estas afirmaciones y explicó que su hermano contrajo hepatitis por comer carne infectada.

Por su parte, David Tomlinson, quien representó a George Banks, el padre de familia, sufrió una pérdida personal devastadora. Tomlinson se casó por primera vez en septiembre de 1943 con Mary Lindsay Hiddingh, madre de dos hijos -Michael, de 8 años de edad, y John, de 6 años- que había enviudado dos años antes.

En diciembre de ese mismo año, menos de tres meses después de contraer matrimonio, Mary se suicidó junto a sus dos hijos al saltar 15 pisos de un hotel en la ciudad de Nueva York. De esta manera, el actor quedó viudo con solo 26 años.

Otro de los personajes que sufrió una dramática tragedia fue la mismísima Julie Andrews, protagonista de la película. La actriz padeció la pérdida de la característica voz con la que cantaba en la película a causa de una operación fallida.

En 1997 se sometió a una cirugía para eliminar nódulos benignos que se alojaron en sus cuerdas vocales, pero cuando se despertó, su capacidad para cantar había desaparecido. «Fue devastador», contó Andrews a la revista People. «Por un tiempo, estaba en total negación. En ese momento sentía que mi voz era lo que soy», rememoró. Más tarde, la actriz demandó a los dos médicos y su caso se resolvió en el año 2000 por una gran suma de dinero que no fue revelada.

Por último, Dick Van Dyke, que interpretó al deshollinador de la película, Bert, ocultó durante varios días de filmación un profundo secreto. El actor sufría de una fuerte adicción al alcohol y frente a la oportunidad, ingresó en rehabilitación en dos oportunidades, aunque sin poder recuperarse.

«Nos mudamos a un vecindario lleno de familias jóvenes con niños de la misma edad y todos bebían mucho, había grandes fiestas todas las noches. Iba a trabajar con resacas terribles que si bailas es muy difícil de llevar», contó años después. «Estaba en serios problemas. Tenía sentimientos suicidas, fue simplemente terrible», confesó.

«Pero luego, de repente, como una bendición, la bebida comenzó a no tener buen sabor. Me sentía un poco mareado y con un poco de náuseas. Hoy no querría una bebida por nada», relató Van Dyke, quien logró dejar la bebida tras 25 años de intentarlo.


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