Foto Indiewire

El cineasta Martin Scorsese defendió este lunes la producción del coloso Netflix al asegurar que sin su financiación no podría rodar las historias que quiere, aunque reconoció que la mejor manera de disfrutar del séptimo arte es ir a las salas.

El realizador estadounidense presentó en la XIV Fiesta del Cine de Roma su última cinta, The Irishman. Aseguró durante una rueda de prensa que sin el dinero de la popular plataforma audiovisual no habría sido posible rodarla.

«Nadie nos quería dar el dinero. En un momento llegó Netflix, lo financió por completo y me concedió libertad creativa», recordó cuando le preguntaron sobre la conveniencia de emitir los últimos estrenos por las plataformas de Internet.

El acuerdo consistía en que The Irishman, su última historia de gánsters con Robert De Niro y Al Pacino, se emitiría por Netflix cuatro semanas después de su estreno en las salas.

«Me parece una condición del todo razonable si se tiene en cuenta que algunas de mis películas pasadas permanecieron en cartelera solo dos semanas», indicó.

Considera que el dinero de Netflix le permite hacer obras que de otro modo no podría grabar: «Lo que tú ves en la sala, en la pantalla, en la televisión o en tu iPad o en tu teléfono, antes de todo esto la película tiene que ser hecha», subrayó.

Cine de superhéroes

Scorsese volvió a arremeter contra el cine de superhéroes. Lamentó que quienes deciden qué películas se proyectan en las salas a veces buscan convertirlas en parques recreativos con historias de cómics y una obra como la suya puede ser penalizada.

«Eso no debería convertirse en lo que los jóvenes creen que es el cine», dijo.

Una periodista le preguntó si pensaba rodar alguna historia protagonizada por una mujer, pues, a su juicio, en sus obras maestras predominan siempre los personajes masculinos.

Scorsese, visiblemente irritado, criticó que este tipo de preguntas lleva escuchándolas desde la década de los setenta. Cuestionó: «¿Se supone que debería hacerlo?».

En cualquier caso señaló algunas historias femeninas de su cine. Es el caso de La edad de la inocencia (1993), con Michelle Pfeiffer, o Casino (1995), en la que, dijo, Sharon Stone estuvo genial.

«Tengo 76 años de edad, no tengo tiempo, no sé qué va a pasar», indicó entre las risas de los asistentes.


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