RCTV

Conmovido y emocionado. Con 79 años de edad recién cumplidos, Marcel Granier, presidente y gerente general de Empresas 1BC y presidente de Radio Caracas Televisión, ve con sorpresa la respuesta de los venezolanos, tanto en el país como los que se encuentran en el exterior, a la aplicación que desde el 5 de julio permite a la audiencia volver a disfrutar de los programas de RCTV en una tableta, un teléfono inteligente o un televisor. «Confieso que me sorprende la magnitud de la reacción, del entusiasmo, del cariño. Si hubiese sabido la dimensión real de esto, seguro me hubiera preparado mucho mejor para hacer más ruido, establecer más vías de contacto con la audiencia, con los medios. Ha sido muy gratificante», dice el empresario.

El 28 de diciembre de 2006, el entonces presidente Hugo Chávez anunció que no le renovaría la concesión a RCTV, televisora que desde su pantalla fijó posición en contra del régimen del teniente coronel.

Cinco meses después, el 27 de mayo de 2007, RCTV desaparecía de la pantalla de los venezolanos. A las 11:59 pm, la señal televisiva más longeva del país, la del canal 2, se iba a negro para dar paso a la Televisora Venezolana Social, TVES.

Fue el primer gran golpe del régimen de Hugo Chávez a la libertad de expresión en su afán por ejercer un control absoluto sobre la información y silenciar a los medios que le eran adversos, y al que ha dado continuidad Nicolás Maduro.

La organización no gubernamental Reporteros sin Fronteras, en su informe anual de 2020, revela que Venezuela ocupa el puesto 147 en materia de libertad de prensa, en un ranking que encabeza Noruega y que termina en el puesto 180 con Corea del Norte.

En julio de 2007, Radio Caracas Televisión volvió con el nombre de RCTV Internacional a través de sistemas de televisión por suscripción. Pero, al negarse a transmitir las cadenas del gobierno, el 24 de enero de 2010, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ordenó a las cableoperadoras retirar la señal del que fuera también conocido como el canal de Bárcenas, por su ubicación en el centro de Caracas.

Conatel aseguró que RCTV incumplía con la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión al no transmitir mensajes oficiales. La televisora, por su parte, se defendió: argumentó que, al ser una empresa mixta cuyos programas y contenidos tenían componentes internacionales, con sede en Miami, no tenía por qué someterse a la ley. Fue la desaparición definitiva de RCTV de las pantallas del país y un luto grande para la sociedad venezolana que no olvida uno de los capítulos más duros de la política y el entretenimiento nacional.

No cesó RCTV en su empeño de seguir haciendo televisión, de continuar en el mundo del entretenimiento a pesar de las circunstancias: se convirtió en una empresa productora y distribuidora de contenidos, estableció contacto con su audiencia a través de las redes sociales y, desde hace 3 semanas, su aplicación ya suma más de 250.000 descargas.

Desde hace dos años Marcel Granier no visita el país. Se residenció en México, pero cuando la pandemia empeoró, se marchó a Atlanta con su familia. «Estoy en una zona montañosa, tranquila, incluso con mala recepción», cuenta.

Mira con reserva el rumbo que va tomando la política mexicana luego de la elección de Andrés Manuel López Obrador. «Se siente una cierta deriva populista preocupante. México es un país muy agradable, de gente muy acogedora, con una interesantísima vida cultural. Un país que tiene muchas defensas. Después de la crisis de 1982 fue desarrollando una serie de políticas económicas y sociales que le permitieron evitar una superdependencia del petróleo: tiene muchas fuentes de ingresos, una clase media grande, además de la vecindad con Estados Unidos y una fuerza armada que no ha dado señales de convertirse en un partido político. Creo que miran el ejemplo de Venezuela, son muy conscientes de nuestra situación», destaca Granier.

—Hablemos de las emociones que le genera la aplicación RCTV.

—Me satisface mucho ver la reacción de la gente, que ha sido maravillosa. Habíamos percibido en plataformas como Instagram, Twitter o Youtube un interés en la programación de RCTV, pero pensamos que debíamos tener un contacto más directo con esos seguidores. Y esa es la idea fundamental de esta aplicación que permite a los usuarios escribirnos, hacernos sugerencias, críticas. La acogida ha sido muy buena, con mucho afecto y quería corresponder a ese sentimiento. Creo que se están cumpliendo los objetivos. Hay un deseo de tener más información, diversos puntos de vista, entretenimiento sano. La gente está buscando lo que le dábamos y perdió.

Granier

Cuenta Marcel Granier Haydon que llevaba, con su equipo, más de un año trabajando en la aplicación, analizando el mercado, midiendo las reacciones de su audiencia en otras plataformas y la manera en la que se relacionaban con ella. El desarrollo fue rápido: un equipo de no más de cinco personas trabajaron entre Venezuela y Estados Unidos para actualizar todo el material y consolidar, por ahora, las 5.000 horas de programación que ofrece la app y que incluye telenovelas (Juana la virgen, Mi gorda bella, Mis tres hermanas, entre muchas otras), series (Ciclo de Oro de Rómulo Gallegos, Archivo criminal, Bitácora), películas (La mano, La llorona, El Chupacabra). «Nos tomará tiempo, pero espero llegar a las 30.000 horas de contenido».

—¿Cómo fue el proceso de digitalizar el contenido, de adaptarlo a la aplicación?

—Fue un proceso largo porque teníamos el material archivado en diferentes tipos de tapes. Desde hace mucho tiempo buscábamos la manera de digitalizar el contenido y nos decantamos por una empresa en Atlanta que ya había hecho un trabajo similar con una videoteca muy parecida a la nuestra. Hoy la mayoría de nuestro contenido está en la nube. El costo se hizo muy grande en Estados Unidos y comenzamos a hacerlo en Venezuela de manera intermitente y con proveedores locales. Las telenovelas, lo que más demanda nuestra audiencia, ya están todas digitalizadas. Confieso que no mostramos mucho empeño en guardar material desde siempre. Y en eso debo reconocer el trabajo de Virginia Betancourt, quien debería ser la directora vitalicia de la Biblioteca Nacional. Hizo mucho énfasis en la importancia de preservar el material, aunque al principio discutimos mucho por los costos. Pero hizo una grandísima labor. No tenemos material de la época en la que no había videotape y perdimos mucho en 1978, cuando hubo el incendio en RCTV. Afortunadamente hay empresas como Bolívar Films, con un archivo maravilloso.

—¿La aplicación siempre será gratuita?

—Siempre habrá un contenido gratuito, y en el caso de Venezuela, donde somos conscientes de la situación y las dificultades de la gente, eventualmente, si conseguimos financiamiento, me gustaría incorporar nueva programación, como el caso de la serie Almas en pena que es del año pasado y la transmite Amazon Prime. Por contenido como ese estamos considerando cobrar. Pero no en Venezuela, que nos ha dado todo su afecto, apoyo y respaldo.

—¿Y la cuenta Premium que ofrecerá contenido exclusivo y libre de publicidad?

—Seguimos contemplándola. Es la experiencia que mejor ha funcionado. Aunque tal vez encontremos otras formas de financiamiento.

Marcel Granier aspira a que la operación cubra sus costos. «Espero que el entusiasmo y el talento que podamos atraer nos permita ofrecer nuevas producciones, comercializarlas y crear ingresos que nos permitan financiarnos. Tenemos también mucho material discográfico. Pero yo lo tengo claro: nosotros queremos regresar a la televisión abierta, como lo dice la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El gobierno debe restituirnos derechos y los equipos que nos confiscaron».

Han sido años de obstáculos, de entender la magnitud de lo que pasó, recuerda el abogado y periodista. «Pero el cariño por el país se ha puesto en evidencia. Me conmueve la tenacidad de la gente que lucha, la perseverancia, la dignidad con la que ha defendido sus derechos. Algún día el mundo se dará cuenta de lo que han permitido que ocurra en Venezuela».

—¿Piensa que la comunidad internacional es en parte responsable de lo que ha ocurrido en los últimos 20 años?

—No quiero eludir responsabilidades, todos los venezolanos tenemos la culpa de lo que ha pasado. Pero sí, la comunidad internacional ha sido cómplice, tolerante. Allí está ese personaje nefasto que es José Luis Rodríguez Zapatero. A diferencia de lo que ocurría hace 20 años, hay una conciencia de que la democracia en el mundo está amenazada de muerte por no haberle prestado atención a Venezuela.

—¿Con tanto contenido en plataformas como Netflix, Amazon, en Youtube, aplicaciones, cómo competirá la app de RCTV para posicionarse entre los usuarios?

—No hablo para nada de competir con esos monstruos. Nosotros tenemos alguna presencia en el mercado. Nuestra fortaleza es la relación con los venezolanos dentro y fuera del país; todos encontrarán entretenimiento e información e irán corriendo la voz. Intentaremos presentar la mejor programación, de hacerlo lo mejor posible. Confío en que será así y llegaremos a mucha gente. Revisando data estos últimos días tenemos usuarios desde Alaska hasta la Patagonia. Nos ven poco en Brasil y en el Caribe francoparlante, mucho en España, Portugal y menos en Italia y Francia. Las descargas en Venezuela son muchísimas.

—¿La nostalgia es un negocio?

—A ver, qué difícil. La nostalgia es tristeza, te da una sensación de pérdida. Pero sí, indudablemente hay una demanda de ese contenido del pasado, de mirar lo que fuimos. Yo quiero darle a la gente una oportunidad de reencontrarse con su pasado, con lo que le generó alegría, con la programación que hizo suya, con los artistas que quiso. La nostalgia en una Venezuela tan abatida tiene un papel importante en nuestra vida. Hay que entenderla.

—¿Quiénes hacen vida hoy en el edificio de RCTV?

—Estamos muy disminuidos, los salarios que se pueden pagar son muy malos. Me da mucha pena. Yo espero volver a llenar ese edifico de talento, por eso no he querido alquilarlo. Estoy convencido de que así será. Desde allá trabajaba cuando iba a Caracas. Quiero, además, que regrese la Academia, ese centro de formación de actores que no pagaban absolutamente nada. Hay cosas de Hugo Chávez que no puedo perdonar.

—¿Se ha consolidado RCTV como una productora de contenidos?

—Para nada. Empezamos con mucho entusiasmo, tuvimos muchas solicitudes de México, Colombia y Estados Unidos, pero las productoras y su personal legal les impiden venir a Venezuela por los riesgos que representa. Habíamos comprado los mejores equipos y sistemas de edición. Hemos hecho algunas novelas y la serie Almas en pena. Cada vez se ha hecho más difícil conseguir talento venezolano, que la gente lleve una vida normal, que se pueda trasladar.

—¿Sabe cómo están los equipos de RCTV con los que se quedó el régimen?

—Destruidos. Son unos grandísimos irresponsables y lo digo como amenaza a los directores de Conatel desde 2007 hasta ahora. Los hago responsables administrativa y penalmente de todos nuestros equipos. Convirtieron las instalaciones en una ruina.

El 22 de junio de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una sentencia, mediante la cual declaró responsable internacionalmente a Venezuela por la violación de ciertos derechos, como consecuencia del cierre de Radio Caracas Televisión el 27 de mayo de 2007.

La Corte-IDH ordenó restablecer la concesión a RCTV así como devolver los equipos confiscados, resolución que el gobierno no acató. «Recuerdo que en ese juicio celebrado en Costa Rica la delegación venezolana era dirigida por cubanos», dice Granier del proceso legal que ganó, pero cuya sentencia el gobierno desconoció.

«Después fui al Centro Carter. Su presidente, Jimmy Carter, se había comprometido entre 2002 y 2004  a que se respetarían los derechos de los medios de comunicación, que no habría represalia. Un personaje falso, responsable de mucho de lo que ocurrió en el país. Su presencia en Cuba hizo mucho daño. La gente del Centro Carter no prestó mucha atención, emitieron declaraciones ambiguas. Al salir la sentencia se preocuparon un poco, me pidieron copia y ofrecieron mediar en una reunión con Nicolás Maduro, que hasta el sol de hoy…», continúa Granier.

—¿Hay otras instancias a las qué acudir?

—En el caso de RCTV todo se agotó, hay una sentencia definitiva. Pero no se ha resuelto el caso de RCTV Internacional, ni el de 92.9 FM ni el de RCR. Está la opción del Ciadi, un tribunal internacional de arbitraje, pero Venezuela se salió, como hicieron de todos los tratados. Pero todo cuesta mucho dinero y es complicado. Aunque claro que pelearemos esto.

—¿Cree Marcel Granier que el régimen de Nicolás Maduro está débil?

—Sí, porque no cumple con la gente. El gobierno está expuesto a que ocurra una explosión social debido al descontento y la frustración de los venezolanos. Está débil porque es una coalición de maleantes, que a la vez es muy fuerte, en la que conviven narcotraficantes, militares, corruptos, cubanos, chinos e iraníes, donde ninguno se atreve a dar un paso drástico por temor a las represalias. Pero algún día se romperá esa unión. Está débil, pero es una dictadura muy fuerte, muy bien organizada, que tiene un control absoluto del hambre de los venezolanos.

—¿Será Venezuela un país libre?

—Sí, no tengo duda de eso, de verdad que no. Siento que la vocación del hombre es ser libre, es una de las máximas aspiraciones del ser humano. Los venezolanos nos dimos cuenta de que la libertad es vulnerable, débil. Pensamos que la libertad que conquistamos había sido para siempre y no la supimos defender. Pero allí está la gente luchando.

—¿Volverá RCTV a ese país libre?

—Así será. Tengo a esta edad dos grandes preocupaciones en mi vida: mi familia y el regreso de RCTV. Son mis preocupaciones fundamentales.


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