Richard Dean MacGyver
Foto Archivo

No todos los héroes de acción televisivos debían utilizar la fuerza bruta o las armas de fuego para resolver sus problemas. Muy lejos de Mario Barakus, hubo un atípico personaje de la pantalla chica que se sumergía en la aventura a fuerza de ingenio y armado solo con un cortaplumas. Se trata de MacGyver, un carismático agente secreto que protagonizó una de las series más populares de los ochenta, pero que llevó a su protagonista, Richard Dean Anderson, a querer escapar desesperadamente del personaje que lo lanzó al estrellato.

Una nueva clase de aventurero

La televisión de Estados Unidos de los años ochenta fue un semillero de grandes aventuras. Desde Brigada A, pasando por Miami Vice o El gran héroe americano, la pantalla chica producía grandes dosis de acción en títulos que aún hoy permanecen en el corazón de los televidentes. Pero de una u otra manera, los músculos y los tiroteos parecían ir por delante del ingenio, y no había personajes que apelaran demasiado a la inventiva. Eso fue algo que le llamó la atención de Lee David Zlotoff,  guionista que con menos de 30 años ya había escrito episodios de ficciones muy importantes como La canción triste de Hill Street o Remington Steele. Lee pensó en una historia que girara alrededor de un agente cuya principal virtud era la sabiduría al momento de crear herramientas a partir de objetos ordinarios, y que no necesitara manipular armas de fuego. Con esa premisa en mente, se unió al productor John Rich y al actor Henry Winkler, que por esa época gozaba de una gigantesca popularidad por interpretar a Fonzie en Los años felices. Los tres unieron su destino bajo el ala de ese proyecto que aún no tenía nombre.

Mientras le daba forma a la idea, Zlotoff recordó a un hombre que había conocido tiempo atrás, y de quien se había quedado sorprendido por su inteligencia. Esa persona se llamaba John Koivula, un geólogo experto en física y química, y el guionista basó en él a su aventurero. Con la idea de buscar un nombre concreto y sencillo, mientras comía una hamburguesa en una conocida cadena de comida rápida, pensó en que MacGyver podía ser un título con gancho. De ese modo, nacía una nuevo héroe televisivo.

Los anteojos de Dean Anderson

Con el libreto escrito y ABC interesada en el proyecto, el trío de responsables del show comenzó a trabajar en la ficción, y más importante aún, en encontrar al MacGyver ideal. El encargado del casting fue el mencionado Henry Winkler, un profesional conocido por su buen ojo en esa materia (en la serie Barry, interpreta al profesor de actuación del protagonista, y es una broma recurrente la del talento que él tiene para hacer buenos castings). No había demasiadas caras que interesaran a Winkler, hasta que apareció alguien que lo convenció gracias a un pequeño detalle.

Richard Dean Anderson era un joven entusiasta del hockey sobre hielo, deporte al que quería dedicarse profesionalmente hasta que un accidente estropeó esa aspiración. Con el tiempo encontró en la actuación una posible vocación, y decidió poner su energía allí. Su primer papel importante llegó en la longeva telenovela General Hospital, en la que interpretó a uno de los muchos doctores que integraban la historia. Sin mucha más experiencia que esa llegó al casting de MacGyver.

Al momento de recitar el guion delante de Winkler, Dean Anderson necesitó sacarse sus anteojos. La razón fue muy simple, y era que no llegaba a leer las pequeñas letras del libreto. Ese detalle le llamó mucho la atención a Winkler, que vio en esa acción algo muy humilde por parte del actor que, a sus ojos, lo alejó del superhombre de acción que todo lo puede. De esa manera, los problemas de vista de Anderson convencieron a Winkler de estar frente al MacGyver ideal.

Un estilo único

El 29 de septiembre de 1985 llegó a la pantalla de ABC el primer episodio de MacGyver. La recepción por parte del público fue de un entusiasmo moderado, con el rating justo como para mantener el título al aire, pero sin que el canal le depositara demasiada confianza. Sin embargo, muchos profesionales de la industria consideraban que el piloto era un verdadero fiasco, y hasta el propio productor de la serie, John Rich llegó a decir: «Era un capítulo flojo. Consistía en una hora y media de algo muy aburrido». La decepción de hecho fue tan grande, que el director Jerrold Freedom firmó el capítulo bajo el seudónimo Alan Smithee, nombre ficticio que usan los realizadores de Hollywood cuando dirigen un trabajo del que no quieren hacerse cargo. Pero a pesar de eso, MacGyver poco a poco comenzó a ganar una sólida base de seguidores.

Con el correr de los episodios, el personaje desarrolló un estilo propio que lo diferenciaba de cualquier otro aventurero de la televisión. La infinidad de creativos inventos (todos ideados por Koiluva) que le permitían al protagonista salir victoriosos de sus misiones, pronto fueron bautizados por el público como «macgyverismos». De ese modo, el héroe se ganaba un lugar de privilegio en la cultura popular. Y mientras el show aumentaba en popularidad, Dean Anderson comenzaba a sentirse cada vez más molesto con el canal hogar del título.

La bronca contra ABC

Al finalizar la primera temporada, los responsables de ABC estaban escépticos frente a la performance de la ficción en pantalla. MacGyver seguía sin explotar en términos de rating, pero contaba con una base de fans que la seguían con absoluta lealtad. Y lo mismo pasó con la tercera, la cuarta y la quinta temporada, y la cadena no le prestaba atención a ese programa que se había convertido en lo que se denomina un «sleeper hit», un show que sin recibir promoción ni apoyo, alcanza el éxito gracias al boca a boca.

La falta de respaldo molestaba profundamente a muchos de los involucrados en MacGyver, y en una entrevista Dean Anderson expresó su malestar: «Nos tomó muchos años que el canal nos diera algún tipo de reconocimiento». Eso tenía que ver con algo muy concreto, y es que al presidente de ABC, Brandon Stoddard, no le gustaba mucho MacGyver. No fue hasta la llegada de un nuevo director de la señal, Bob Iger, que la ficción ganó un mayor reconocimiento puertas adentro.

Promediando la sexta temporada, emitida a partir de 1990, el show era un éxito mundial. En Estados Unidos era un clásico y en muchos países del mundo los «macgyverismos» formaban parte del diálogo cotidiano. La serie se instaló como un clásico de los ochenta, y su vida en la pantalla chica se prolongaría muchos años más.

El «problema» de no usar armas de fuego

Desde el primer episodio, los responsables de la serie sabían que los experimentos realizados en pantalla podían llegar a ser imitados por aficionados. De esa manera, Koivula vetaba o aprobaba todos los inventos de MacGyver en caso que alguno pudiera realizarse de forma casera con consecuencias graves. De hecho, a finales de los ochenta, dos jóvenes quisieron fabricar una bomba casera, el experimento falló y uno de ellos murió. El sobreviviente aseguró que habían sacado la idea de un episodio de MacGyver, y los productores estuvieron muy cerca de enfrentar un litigio legal. Pero luego se comprobó que ningún capítulo de la ficción explicaba cómo llevar adelante esa fabricación.

El origen del rechazo que MacGyver sentía por las armas tenía que ver con un flashback en el que se mostraba cómo un amigo de su infancia moría accidentalmente al manipular un rifle. Increíblemente, eso le valió al show un conflicto con la Asociación Nacional del Rifle. Muy ofendidos sobre cómo un héroe de acción podía estar en contra de las armas, esa asociación comenzó a boicotear a MacGyver y a pedirle a sus seguidores que dejaran de ver ese programa. Parece un chiste, pero no lo es.

Uno de los secretos mejor guardados por el personaje tenía que ver con su nombre. A lo largo de la serie, MacGyver cambia de tema cada vez que alguien le pregunta cómo se llama, y no fue hasta la séptima temporada que finalmente reconoció que su nombre completo era Angus MacGyver. Claro que esa no había sido la primera opción, porque originalmente él se llamaba Stacey. Eso quedó comprobado en los afiches promocionales que se lanzaron antes de su debut, en los que podía verse claramente que el héroe era presentado de ese modo.

Romances frustrados

MacGyver tenía una particularidad, y era ser un solitario. No había un elenco muy grande alrededor del protagonista, y su único amigo y confidente era Pete Thornton, interpretado por el entrañable Dana Elcar. Más allá de él, no hubo otros personajes secundarios que permanecieran de forma constante a lo largo de la historia. Pero lo que más frustraba a los guionistas era la imposibilidad de establecer un vínculo amoroso para el héroe.

Hay un chiste recurrente en las temporadas iniciales de Los Simpson, y es la fijación de Patty y Selma con MacGyver; ese gag escondía la verdadera obsesión de muchas fans con Richard Dean Anderson, una realidad que frustró los intentos de darle al personaje una pareja estable.

Cuando en dos oportunidades la historia presentó a quienes originalmente iban a ser las novias del protagonista, el intento no llegó a buen puerto luego de que un aluvión de fanáticas que rechazaban de cuajo una novia para el héroe. La situación llegó a un punto de notable tensión cuando una de esas actrices, Brigitta Stenberg (que interpretó a Maria Romburg) recibió infinidad de cartas de mujeres furiosas por verla en escenas románticas con Dean Anderson. Preocupada por la reacción del público, Briggita renunció, y MacGyver sufrió una castidad indeseada a lo largo de sus siete temporadas.

El largo adiós

La séptima temporada marcó el final de MacGyver. Una parte del público había perdido interés en la propuesta, el coprotagonista Dana Elcar sufría de glaucoma y eso le impedía actuar (aunque la producción propuso que su personaje tuviera el mismo cuadro, para así prolongar su estancia en la ficción), y Dean Anderson estaba cansado de las extenuantes jornadas de grabación. «MacGyver duró siete años y yo estuve virtualmente en todos los planos de la serie, lo que no me permitió tener una vida privada», reconoció la estrella poco tiempo después.

De esa manera, el último año de MacGyver llegó en mayo de 1992, en su episodio número 139. En ese momento, el actor reconoció: «La razón por que la que nos fuimos del aire simplemente tuvo que ver con que todos estábamos con ganas de hacer otras cosas. Yo físicamente ya estaba agotado, y no tenía más vida que hacer el programa».

A pesar de no presentar nuevos episodios, las repeticiones de la serie rendían muy bien en materia de rating, y eso propició la puesta en marcha de dos largometrajes televisivos. El primero se tituló Lost Treasure of Atlantis y el segundo fue Trail to Doomsday. La fecha de estreno fue de mayo y noviembre de 1994 respectivamente, y como dato de color cabe destacar que en ese último telefilm MacGyver dispara un arma de fuego por segunda vez (la primera fue en el capítulo piloto). De ese modo, se despidió uno de los personajes más queridos de la televisión, cuyo legado aún perdura, y que incluso derivó en un reboot que va por su quinta temporada. Sin embargo, para quienes vieron los episodios originales, pensar un Angus MacGyver sin Richard Dean Anderson aún resulta imposible.


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