Jericó Montilla y Sol Vásquez fueron reconocidas como Mejor Actriz y Mejor Actriz de Reparto, respectivamente | Foto Cortesía Andrés Rodríguez

Los hermanos Luis y Andrés Rodríguez, de 46 años de edad, se sumergen nuevamente en un drama humano e intimista que muestra las dinámicas familiares en su nuevo largometraje Un destello interior (2020), como ya lo hicieron con su ópera prima Brecha en el silencio (2013) e Hijos de la sal (2018).

La historia sigue a Silvia (Jericó Montilla), una madre soltera diagnosticada con un tumor cerebral. Pero nadie lo sabe. Mientras trabaja limpiando oficinas, deja a su hija con una señora de la comunidad hasta que ya no puede pagarle. Pero más allá de su situación económica, le preocupa más el futuro de su pequeña de seis años, Sara (Sol Vásquez). Se enfrenta a la incertidumbre constante de quien se ocupará de ella cuando ya no esté.

Un destello interior fue reconocida con 11 premios en la edición 16 de Festival de Cine Venezolano hace una semana: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guion, Mejor Actriz (Jericó Montilla), Mejor Actriz de Reparto (Sol Vásquez), Mejor Casting, Mejor Montaje, Dirección de Fotografía, Cámara, Música y Sonido. El jurado estuvo conformado por Maite Galán, Beto Benites, Antonio Delli, Luis Bond y Rafael Marziano, quien ganó Mejor Película en la edición pasada con Historias Pequeñas.

Y no es la primera vez que los hermanos Rodríguez son reconocidos por el festival. En 2018, Hijos de la Sal ganó siete premios: Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Actor Principal (Terry Goitía), Mejor Actriz Principal (María Alejandra Jiménez), Mejor Actor de Reparto (José Torres), Mejor Sonido y Mejor Música. También Brecha en el silencio en  2012 obtuvo seis: Ópera Prima, Actriz Principal (Vanessa Di Quattro), Actriz Secundaria (Juliana Cuervos), Dirección de Arte, Sonido y Premio del Público.

Los hermanos Rodríguez también compitieron en la categoría cortometraje, que recién se creó en esta edición con la pieza Ascenso, que se estrenó en Youtube por el confinamiento generado por la pandemia de covid-19. “Es una manera de mostrar tu trabajo, aunque no estoy muy enamorado de esa forma, porque se pierde el contacto vital con el espectador. Preferiría proyectar el corto en una sala y tener un feedback directo con los espectadores, pero esas son las estructuras que existen ahora y simplemente tratamos de fluir con eso, a pesar de que no somos amantes de las redes sociales”, cuenta Andrés Rodríguez.

Los hermanos están satisfechos con el trabajo de Un destello interior. “Uno siempre se siente muy bien de que haya un reconocimiento del trabajo y del equipo que hay detrás, que lo hace con mucho esfuerzo y mística. El hecho de que un festival tan importante, como el de cine venezolano, con tanta seriedad y tradición reconozca tu trabajo, de verdad es una alegría y un compromiso de seguir adelante”, dice el cineasta.

Un destello interior Luis y Andrés Rodríguez
El tercer largometraje de los hermanos Rodríguez se grabó durante 4 semanas | Foto Amazonia Films

El camino de Un destello interior comenzó en 2017. “Tuvimos aproximadamente tres semanas de preproducción, cuatro semanas de rodaje y un tiempo más largo de montaje y postproducción”, indica. Pero no fue fácil. “Filmar fue un reto porque estaba pensada para 6 semanas de rodaje y lo hicimos en menos, para que pudiera ser posible que la película existiera. Es de bajo presupuesto y se hizo artesanalmente, pero siempre hemos creído en ese tipo de cine”, explica.

Jericó Montilla bajó más de 10 kilos para interpretar a Silvia, una mujer deteriorada física y emocionalmente, y que Rodríguez señala “ha perdido la esperanza”. “Fue sumamente intenso”, dice. De Sol Vásquez, el cineasta resalta que es muy intuitiva. “Para el momento del rodaje ella tenía seis años. Empezaba a desarrollar la acción y llegaba un momento en el que iba improvisando y entendía de qué iba todo. Su trabajo es muy, muy sentido”.

La evolución de la dinámica entre ambas, que es la relación madre-hija, es la que le da nombre al filme. “Es esa fuerza vital que está dentro de nosotros y que sale a relucir ante las situaciones más difíciles que nos presenta la vida. Cuando el ser humano se enfrenta a una situación límite, que ya no hay salida, cuando empieza a tener esa desesperanza y parece tocar fondo, descubre que hay una fuerza indestructible, una luz que lo empuja a sobrevivir y a continuar luchando, eso es un destello interior”, dice Andrés.

Actualmente los hermanos Rodríguez están trabajando en el guion de su cuarto largometraje, Dejado atrás, que sigue a un joven cuya familia se va del país y queda al cuidado de su abuela, que es curandera. Una pieza que pretende explorar en la dicotomía entre una realidad difícil y el mundo casi mágico de la abuela.

Algunas críticas

La edición 16 del Festival de cine venezolano se realizó entre el 10 y el 24 de septiembre en la plataforma de Trasnocho Cultural, debido al confinamiento por covid-19. Pese a que se hizo de forma virtual, además de las películas, contó con una muestra universitaria, actividades y conversaciones con directores por Zoom, aún disponibles en el canal de Youtube. “La verdad es que fue difícil porque nunca habíamos hecho un festival virtual y tratamos de hacerlo lo más parecido a lo que se hacía en Mérida”, señala la directora Karina Gómez.

Durante las dos semanas de festival, según datos del Trasnocho Cultural, se vendieron 553 entradas, lo que equivale aproximadamente a llenar cinco veces la Sala Plus 2 del centro cultural de Paseo Las Mercedes, donde se realizó el año pasado. Gómez destaca el cierre del evento, que fue pregrabado y transmitido por Youtube. Durante la emisión de estreno estuvieron unas 160 personas, pero en diferido ha sobrepasado las 1.200.

Luego de finalizado el festival, el crítico de cine Sergio Monsalve dijo en sus redes sociales que “el Festival de cine venezolano concluyó con números bajos, una gala de clausura infantilizada y fuera de contexto, y once premios para una película de unos directores que colaboraron con la Villa del Cine, haciendo documentales progres. Un palmarés exagerado en cualquier lugar”.

Asimismo, cuestionó el veredicto del jurado al decir que “los hermanos Rodríguez ganaron el festival en 2018. Ahora se repite la decisión, pero de manera más discutible, acaparando en un título las preseas, como si fuese viable en el país, como si se tratase de una obra maestra. Un concepto desfasado”.

Karina Gómez, señala que “está muy lejos de la realidad”. “Los hermanos Rodríguez son unos tipos inteligentísimos que hacen un cine maravilloso. Es un festival de cine, esto no es regalarnos premios para darnos el vuelto, su comentario está totalmente fuera de lugar. La realidad es que Sergio tiene problemas porque su película no ha sido aceptada en ningún festival en el exterior y no entró al Festival de cine venezolano. Es pura patada de ahogado. Él ni se autocritica a sí mismo. Entonces yo ni le contesto porque me parece que es innecesario. La verdad es que las películas que han pasado por este festival me enorgullecen. Además, el jurado es autónomo; ellos pueden decir lo que quieran. En 15 años de festival jamás se le ha dado prioridad a nadie. Yo ni hablo con el jurado”, dijo Gómez.

Monsalve anteriormente en otras publicaciones indicó que “censuraron” su película Venezuela en cuarentena, un documental que realizó el año pasado durante el apagón nacional. Ante esto, la organización dijo que para formar parte las categorías tanto documental como cortometraje, que se incorporaron a la oferta este año, el único requisito era haber estado en al menos un festival internacional.

Sobre los comentarios del crítico sobre la vinculación de los cineastas y la Fundación Villa del Cine señaló Andrés Rodríguez: “La Villa del Cine es de todos los venezolanos, es una institución del gobierno, igual que el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac). Muchísimos cineastas de cualquier ideología históricamente han hecho películas con la Villa del Cine y el CNAC, porque son instituciones para los cineastas. Nosotros nunca hemos estado conectados con ningún sector de poder; nos hemos hecho nuestro camino a punta de trabajo. Agradecemos a la Villa porque ellos nunca nos han puesto ni un punto en el guion. Jamás hemos tenido las cosas fáciles para hacer películas”.

Agrega: “Nosotros no vamos a estar escuchando una o dos voces mediocres. Vamos a seguir haciendo nuestro cine, que reclama la verdad del personaje y del contexto que enfrentemos. Con nuestro trabajo y sudor, sin ser amigos de nadie, hemos llegado a donde hemos llegado. Es muy importante recalcar eso. Creo que eso muestra que estamos completamente polarizados, en un desencuentro total. Lo que podría decirles es que vean la película y luego hablamos”.


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